CAPÍTULO 52

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El sentimiento de que la actitud de Keelan era extraña seguía latente para ella.

Lo vio hablar con el capitán y no pudo evitar notar su insistencia en reforzar la seguridad para el momento en que llegáramos al próximo muelle.

Anastasia frunció el ceño ante la actitud de su esposo y bajó sola al camarote principal.

Necesitaba quitarse de encima el sudor, pues de camino al barco sintió un bajonazo extraño y comenzó a sudar como si hubiese estado haciendo mucho ejercicio.

Tomó su toalla y entró al baño con la mente convertida en un basurero de pensamientos. Algunos eran positivos, acerca de lo vivido con su esposo durante el paseo. Y otros negativos, sobre lo que había sucedido y la reacción de Keelan.

Estaba muy feliz de la forma en la que él la había tratado, el detalle del anillo le había encantado, pensó acariciando el aro de oro.

Se sentía en las nubes en cuanto a su relación.

Veía los cambios en la actitud de su esposo, eran pequeños avances que le aseguraban que iba a obtener la victoria.

Sólo necesitaba continuar acercándose a él.

Ella confiaba en que con esfuerzo iba a llegar a su corazón.

Pero, por otro lado, su mente no dejaba de repetir una y otra vez el suceso de la tienda.

Ella no podía quitarse de la mente eso, los segundos en los que pudo ver que efectivamente alguien salía de la tienda, esa persona aprovechó la distracción del hombre de seguridad y el joyero para salir de la tienda sin que le vieran, sólo que ella sí le vio.

Estaba segura.

Lo más lógico era pensar en que era algún ladronzuelo que estaba pensando en robarle lo que cargase, sólo que; en primer lugar no cargaba nada de valor, y en segundo lugar no hubiese perdido tanto tiempo sólo viéndola mientras ella veía las cositas de la tienda.

Algo en el comportamiento del enmascarado le hizo pensar en que no se ajustaba a otro simple ratero.

—Tampoco puedo asumir que hay conexión entre él y Keelan. Sería algo muy estúpido... —murmuró ella aplicándose shampoo en el cuero cabelludo, sin saber que justo en ese instante, una figura alta entraba al camarote principal.

El polizón no podía creer su suerte mientras lograba entrar a la habitación en la que se encontraba su objetivo.

Su compañero había sido la distracción perfecta para entretener al Vasileiou mientras él lograba infiltrarse en el yate. Todo se estaba dando a pedir de boca, su jefe no se lo creería.

Mientras el agua corría en el baño, él revisaba las cosas.

No habían muchas cosas personales, lo que le hizo pensar que, o eran una pareja muy sencilla, o había sido un viaje apresurado.

Considerando el hecho de que ya tenían casi un mes planeando el secuestro, estaba seguro de que fue algo apresurado porque suponían (Keelan o la familia de ella) los planes que tenían para Anastasia.

Eso casi le arranca una sonrisa.

Quería verla y descubrir si era tan parecida a las otras dos, como decían... Siempre había trabajado con el jefe y jamás en la vida había mencionado a Anastasia.

Estaba seguro de que habían razones puntuales para buscarla. Nunca se había interesado en ella y ahora los enviaba en una cacería, de ya para ya.

No, algo tenía que estar sucediendo y él iba a averiguarlo.

ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora