Un par de minutos después, se encontraban caminando por las calles de Mykonos.
Iban tomados de la mano, sonriendo como un par de enamorados en su primera cita.
Eran una imagen bonita de ver, ellos disfrutando de los paisajes y las tiendas, con ese brillo en los ojos que solamente daba el amor.
Se detenían en casi todas las tiendas y observaban las cosas, maravillados.
Comentaban que no podían creer el talento que había en la isla y la forma en que los lugareños creaban adornos espectaculares con las conchas de mar, madera y algunos otros materiales.
—Lo juro, este lugar es increíble. —indicó Anastasia sacando a Keelan de su ensoñación.
—Me hace feliz que te guste. Quiere decir que acerté en la elección del destino para nuestra luna de miel. —dijo él sonriente.
—¡Ja! ¿Quién lo diría? Cuando te conocí, lo último que me imaginé es que pudieras estar contento de haber escogido un buen destino para nuestra luna de miel. —dijo Anastasia y Keelan la miró un poco dolido.
—Tampoco soy un monstruo... Yo nunca te traté mal. —se defendió.
—No, en realidad no me trataste mal... Al principio me trataste horrible, ¿o necesitas que te recuerde el tiempo que estuve sola en la casa? ¡Porque literalmente me abandonaste allá! —dijo Ana con sinceridad.
Keelan soltó un suspiro.
—Sabes que al principio yo estaba un poco enojado contigo... —admitió y se rascó la cabeza, incómodo.
—Lo sé y entiendo, porque al final todo se vio como si yo hubiese preparado una trampa en tu contra... Pero no fue así. —dijo Ana en un tono de voz suave. —Sobre nuestra primera vez... —intentó explicar y Keelan la silenció, poniendo sus dedos sobre sus labios.
—Me gustaría dejarlo en que fue el destino y no pensar más en el pasado. —pidió él y ella asintió.
—Está bien. —estuvo de acuerdo.
—¡Mira, es una de las tiendas a las que quería que fuéramos! Estoy seguro de qué te vas a enamorar de la ropa que está ahí... —dijo su esposo, contento de haber encontrado la tienda que estaba buscando.
Entraron y Keelan comenzó a escoger ropa a diestra y siniestra.
—Éste se verá bien con tus ojos. —indicó al tiempo que escogía un conjunto de color blanco para ella.
—¿Con mis ojos? —preguntó Anastasia divertida.
—Sí, eso y que tiene un escote muy delicioso. —dijo él, indicando la forma en que la parte de arriba del conjunto seguramente dejaría mucho la vista.
—¿No que te molestaba que usara este tipo de ropa? —preguntó ella sonriendo, le parecía que su esposo era una cajita de sorpresas.
—En público me molesta, pero en privado... Ya es otra historia. —respondió, haciendo bailar sus cejas al tiempo que Anastasia soltó una carcajada.
No culpaba a su esposo por ser celoso, pues ella también era muy celosa.
Keelan seguía enfocado en su trabajo de encontrarle más conjuntos y vestidos a su esposa mientras Anastasia escogió un par y caminó hacia el vestidor.
De pronto ella sintió como él la rodeaba por la cintura y la hacía girar en sus brazos. Sorprendida, chocó con el pecho de su esposo y jadeó, un segundo antes de que él la besara con suavidad.
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ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)
RomanceAna nunca ha sido el primer lugar... Pero, después de tanto tiempo sumida en una vida solitaria, por fin la vida le da la oportunidad de hacer algo diferente. Ella finalmente podrá ser alguien en la sociedad griega y, al mismo tiempo, salvará a su...