CAPÍTULO 65

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—¿Qué? —preguntó Keelan, saliendo de su propia burbuja de placer.

—Creo que alguien nos vio. —susurró Anastasia, al tiempo que su esposo salió de su interior; arrancándole un gemido a ella y dejándola con una sensación de vacío.

Él terminó de despertar con las palabras de Ana, miró hacia donde ella miraba y no notó nada extraño... Pero le creía que había visto algo.

—Entremos a la habitación. —indicó su esposo al tiempo que le ayudaba a regresar su ropa interior a su lugar. Que por cierto, ni siquiera recordaba cómo había logrado entrar en ella sin quitarle las bragas.

Lo peor era que después de semejante asalto, aún seguía teniendo ganas de más.

Sentía que su esposa lo estaba transformando en un monstruo.

Abrochó su pantalón y luego cargó a Anastasia en brazos, llevándola al interior de la habitación que Alexei les había asignado.

—Keelan, yo... —comenzó a decir Anastasia, pero él no la dejó terminar.

La interrumpió besándola con fuerza.

Anastasia había desatado la bestia y ahora sólo le quedaba aceptar de buen agrado lo que él quisiera hacerle. Ella sólo pudo suspirar, sintiéndose totalmente participativa en el asunto.

Al día siguiente, amanecieron totalmente enredados.

Eran un nudo humano de brazos y piernas.

Cuando Anastasia despertó, pensó en que ni siquiera recordaba cómo habían llegado la cama.

Ella gimió, sintiendo dolores musculares por todo el cuerpo.

Se sentía como si hubiese corrido una maratón la noche anterior... Lo cual no estaba muy lejos de la realidad.

¿Quién diría que su esposo iba a sorprenderla de semejante manera?

Él realmente había sido una bestia la noche anterior y ella había disfrutado cada segundo de ese descontrol.

Suspiró de placer e intentó sentarse sobre el colchón de la cama, pero algo no la dejó moverse.

Miró hacia abajo y se dio cuenta de que su esposo la tenía rodeada con el brazo, sosteniéndola contra su pecho.

—Necesito ir al baño. —susurró, al tiempo que intentaba quitar el brazo de su esposo de su cintura, pero fue imposible.

Keelan soltó un gruñido malhumorado.

—Quédate en la cama. —pidió a su esposa.

—¡Luego de que vaya al baño, con gusto me quedo contigo! —murmuró ella sintiendo que ya no podía aguantar más y él la dejo ir rápidamente.

Para cuando Anastasia regresó a la cama, Keelan estaba sentado esperándola.

Tenía ese aspecto de despeinado tan sexy que ella sintió como su cuerpo pedía por él otra vez.

—No me mires así, anoche prometí que no volvería saltar sobre ti esa manera hasta que nazca el bebé y voy a cumplir mi palabra. —dijo Keelan rápidamente.

Anastasia soltó una carcajada.

—Sí, por supuesto. Vas a cumplirla, tal y como la cumpliste la vez pasada... Que, por cierto, me parece que prometiste eso mismo. —se burló ella a la vez que se acostaba en la cama a su lado.

Su esposo no perdió tiempo y rápidamente la abrazó.

Anastasia aprovechó eso para sentarse sobre el estómago de su esposo y abrazarlo desde esa posición, quedando tendida en su pecho.

ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora