CAPÍTULO 25

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Suspiró y, mientras su abuelo le mostraba los pormenores de su problema con la empresa, Keelan (de forma distraída) entró en la aplicación que le mostraba lo que grababan las cámaras de seguridad que se encontraban en la casa.

Estaba ansioso por lo que pasó la noche anterior, se sentía confundido y por mucho que se lo negara a sí mismo, su acción era un reflejo de lo que su subconsciente quería.

La tenía presente, seguía pensando mucho en ella y sin pensarlo mucho, al final terminó viendo lo que las cámaras grababan.

—Entonces, al final el tipo me tendrá tomado de la barba, si se entera del error que cometimos nosotros. —indico su abuelo, terminando de explicarle la situación en la que se encontraba y él levantó la mirada de la pantalla, para que su abuelo no notara que no estaba prestándole atención.

—¿Por qué no intentas ir y hablarle de frente sobre el error? Podrías ofrecerle una suma considerable y quizá más acciones o ...—comenzó a decir y el abuelo le miró con cara de pocos amigos.

—¿No escuchaste la parte de "bailando con la mafia"?—preguntó su abuelo como si fuera idiota.

Keelan abrió la boca, pensando en responderle a su abuelo alguna frase improvisada, pero justo en ese momento le dio un vistazo rápido a la pantalla del ordenador y se quedó de piedra.

Entrecerró los ojos cuando unas personas aparecieron en su campo de visión.

Su abuelo comenzó a hablar de nuevo y él aprovechó para seguir viendo lo que grababa la cámara.

Asentía de vez en cuando, haciéndole creer que estaba atención cuando en realidad estaba ocupado fijando en el monitor la pantalla de la cámara que grababa del patio hacia la playa, sólo esa grabación le importaba por el momento.

Su asombro pasó a ser ira cuando se dio cuenta de que Anastasia estaba de nuevo reunida con el hombre de la playa y sus dos hijos.

Vio cómo se iban hacia uno de los lados de la playa, alejándose de la casa y casi se le escapó un gruñido.

Su irritación aumentó a niveles desproporcionados, mientras el abuelo seguía hablando acerca de cómo podía hacer para solucionar su situación.

¿Quién se cree ese tipo?, se preguntó, tan molesto que estaba respirando profundamente para evitar decirle a su abuelo que saliera de la oficina en ese mismo instante.

Se mantuvo viendo lo que hacían, silencioso.

Su abuelo terminó de contarle todo a Keelan y él se enfocó en darle una respuesta a su abuelo.

—Abuelo, ¿Por qué no quieres simplemente ir y hablar con Kal?—preguntó de una vez por todas Keelan. Sea como sea, la actitud de su abuelo tenía que incluir algún problema con Kal. Siempre que esos dos se peleaban, terminaban metiéndolo a él en medio, y al final él terminaba haciendo de puente entre los dos.

Eran un par de tercos que no podían humanamente comunicarse entre sí.

—Porque tu hermano es un cabeza hueca... Un bruto que no me considera. Siempre quiere hacer su santa voluntad sin escucharme... —murmuró su abuelo como un niño malcriado.

—Eso suena más a ti que a mi hermano, abuelo. Kal no ha hecho otra cosa que cumplir con tus expectativas desde la infancia. —murmuró Keelan, siendo totalmente sincero con su abuelo.

El viejo lo miró enfurruñado, decidido a no aceptar la realidad. Bemus Vasileiou tenía sus razones para no aceptar a esa chica en la vida de su nieto y nadie le haría cambiar de opinión. Keelan de pronto, se perdió en sus pensamientos durante unos segundos.

ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora