El hombre bajó como si nada de la camioneta, como si no fuera al menos cuatro veces más alta que el auto en el que ellos iban.
Eros Tholos la miró con seriedad a través del vidrio y asintió en su dirección, a modo de saludo.
Ella lo miró fijamente y correspondió con un asentimiento.
Anastasia sintió cierto alivio al ver que estaba sano y salvo.
Estaba agradecida por lo que había hecho por ella y su familia.
A pesar de que había sido tosco desde el principio, ella se dio cuenta de que tampoco se lo había puesto fácil al hombre.
De pronto le dieron ganas de reír.
¿Serían ese tipo de enfrentamientos el pan de cada día de ese hombre?
Acababan de salir de una guerra y lo menos que parecía era un hombre que venía saliendo de una balacera.
El tipo se acercó a su esposo y a Bemus Vasileiou.
Asombrada, vio como Bemus Vasileiou y Eros Tholos se hacían cortes ligeros sobre las muñecas derechas.
Cuando la sangre emanó, carmesí marcando sus pieles; ellos abrieron los puños y con la mano extendida hacia abajo, hicieron que la sangre corriera hacia sus dedos, goteando sobre las hojas secas y la tierra.
Ana frunció el ceño, viéndolos repetir unas palabras al unísono y luego estrechar sus manos ensangrentadas.
Uniendo su sangre con ese gesto y sellando el pacto que acababan de hacer.
Ana estaba muy asombrada. Ése pacto lucía verdaderamente solemne.
¿De verdad el Monstruo iba a cobrar el favor en algún momento?, se preguntó.
Sin más, ambos hombres asintieron, a forma de despedida y cada quien regresó a su auto.
El primer auto en acelerar y alejarse; fue la camioneta del Monstruo, y luego, en dirección contraria, la camioneta de los Vasileiou comenzó a desplazarse.
Keelan entró en el auto y manejó detrás de la camioneta.
Anastasia sintió que en ese momento la realidad la golpeó con fuerza.
Su esposo había ido por ella, pero seguía enojada con él.
—Estoy preocupado por ese pacto... El Monstruo dijo que vino desde muy lejos por nosotros... ¿Para qué iba a darse tantas molestias por hacernos un favor? —le contó su esposo, sintiendo que algo no encajaba con lo que se rumoraba del Monstruo.
Ella se mantuvo en silencio.
Pero llegó a la conclusión de que, lo más seguro, era que ese favor que les había hecho; más adelante les costara caro.
Su esposo tomó un desvío, alejándose del camino que iba marcando la camioneta que Kal conducía.
—Tenemos que hablar, amor. —soltó Keelan, intentando iniciar una conversación con Ana.
Ella lo ignoró.
—Amor, yo jamás te fui infiel. Sé que fui un imbécil al principio, pero te juro que me pasaré el resto de nuestras vidas haciéndote feliz, amor... Ana, por favor. —pidió Keelan intentando recibir respuesta de su esposa.
Se moría por darle un beso y abrazarla, necesitaba cercanía con ella luego de tanto tiempo separados... Pero temió por la reacción de su esposa. Era obvio que seguía furiosa con él.
Anastasia estaba decidida a alejarse de Keelan.
En cuánto la fachada de su casa apareció ante sus ojos, ella sintió nostalgia.
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ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)
Roman d'amourAna nunca ha sido el primer lugar... Pero, después de tanto tiempo sumida en una vida solitaria, por fin la vida le da la oportunidad de hacer algo diferente. Ella finalmente podrá ser alguien en la sociedad griega y, al mismo tiempo, salvará a su...