Keelan estaba fuera de control salió de su casa convertido en un demonio y manejó hasta la casa de playa, excediendo casi todos los límites de velocidad que indicaban las señales en el camino.
En cuanto llegó, pudo ver que Angelique estaba esperando afuera, en la fachada de la casa.
Desde la distancia en la que se encontraba, podía ver lo tensa que estaba... Tensa y preocupada.
—Pues más le vale que esté preocupada, porque si algo le pasó a Anastasia no me temblará la mano... —gruñó enojado Keelan, dándole un golpe al volante de la ira que sentía.
Para su sorpresa, de pronto vio aparecer a Kal detrás de Angelique y sintió una incomodidad que no le gustó.
¿Qué demonios hacía su hermano ahí?
¿Acaso Angelique le había llamado para usarlo como escudo contra él?
¡Esa mujer no sabía que estaba queriendo jugar con fuego!
Keelan era un verdadero monstruo cuando se lo proponía... ¡Y si eso no se solucionaba ella se iba a enterar de cuán monstruo podía llegar a ser!
Si quería escudarse con su hermano, se iba a enterar de que a él poco o nada le interesaba la presencia del principal heredero de la fortuna Vasileiou... Si no encontraba a su esposa esa mujer iba a pagar con creces el no haber hecho bien el trabajo de proteger a Anastasia.
Bajó del auto de un salto y cerró la puerta con fuerza, haciéndola cerrar en un golpe seco.
Vio a Angelique estremecerse ante su acción y sintió cierta satisfacción.
La verdad era que, por las buenas era bueno.
Por las malas... Disfrutaba haciendo sufrir a las personas. Le gustaba tener el control y su mejor herramienta para ello era la intimidación.
Keelan caminó a paso firme hacia ellos, subiendo la escalinata.
La vio palidecer y le pareció que estaba haciendo un drama porque que su hermano se encontraba presente.
Podía engañar a Kal, pero no a él. La conocía bien, ella era la misma mujer a la que había visto mantenerse firme sin pestañear en situaciones de revueltas y manifestaciones contra la empresa. Incluso sabía empuñar armas blancas y disparar como un francotirador.
Él no se comía el cuento de chiquilla inocente... A menos que se hablara de Anastasia, por supuesto.
Ella sí que parecía salida de un cuento de hadas, pensó divertido al recordar cómo la ilusa de su esposa había creído que podía decidir sobre su vida luego de casarse con él.
¡Incluso creyó que iba a ser libre, irse lejos de él!, agregó totalmente entretenido.
Recordar lo que estaba viviendo le hizo olvidar por un segundo las ocurrencias de Anastasia.
—¡¿Dónde demonios está mi esposa?! —gruñó Keelan, su voz sonó idéntica a un rugido animal.
Vio a su hermano dar un paso al frente. Tenía el ceño fruncido y parecía controlado... Pero Keelan sabía que el temperamento de Kal no era de fiar.
—Keelan, tú sabes que... —comenzó a decir el mayor, pero su hermano menor levantó una mano con mucha seriedad silenciándolo con ese simple gesto.
—No te metas, Kal. Estoy hablando con ella y ella es quien va a darme la respuesta... Ni siquiera sé qué demonios estás haciendo aquí, pero a mí si te quedas o te vas me da igual, ¡Yo lo que necesito es que aparezca Anastasia ya mismo! —gritó al final, haciendo que el mayor cerrara la boca mordiéndose la lengua.
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ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)
RomantizmAna nunca ha sido el primer lugar... Pero, después de tanto tiempo sumida en una vida solitaria, por fin la vida le da la oportunidad de hacer algo diferente. Ella finalmente podrá ser alguien en la sociedad griega y, al mismo tiempo, salvará a su...