No quería ahondar mucho en sus sentimientos, pero Keelan sabía que algo extraño estaba sucediéndole. Se sentía responsable de lo que pasara con su esposa, además también se sentía culpable de haberle encargado su protección a una persona como Angelique; que obviamente era una farsa en cuanto lo de su profesión.
No entendía qué demonios sucedía.
Si al principio le había brindado un perfil de guardaespaldas adecuado (al menos el tiempo que trabajó con él protegiéndolo)
¿Cómo es que simplemente dejaba que Anastasia desapareciera bajo sus narices?
No sabía si estaba siendo paranoico, pero había algo que no terminaba de encajar en esa historia. Había algo que no le cuadraba a Keelan.
La situación le parecía una reverenda locura.
Entró al edificio y rápidamente ubicó el espacio de recepción, estaba junto al área de emergencias.
Se aclaró la garganta antes de hablar.
—Buenos días, soy Keelan Vasileiou y me gustaría saber si mi esposa se encuentra aquí. —dijo rápidamente a la enfermera que se encontraba en la recepción.
—Bienvenido, Sr. Vasileiou... ¿Me podría indicar cuál es el nombre de su esposa? —le atendió la enfermera de forma amable.
Si se hubiese encontrado en otra situación, de seguro que eso le habría calmado los humos... Pero como no era otra situación, Keelan seguía lleno de frustración.
—Anastasia... Es Anastasia Vasileiou. —indicó él, atropellando sus palabras con la rapidez que las soltó.
—¿Podría deletrear el apellido?—pidió y él lo hizo rápidamente. La recepcionista negó con la cabeza. —Perdone, pero hace poco recibimos a una paciente que se encontraba inconsciente. También se llama Anastasia, sólo que ella llegó con su esposo... Y fue registrada con otro apellido. —informó la enfermera y él frunció el ceño.
Estuvo a punto de refutar indicando que debía buscar a su esposa, pero de pronto se le ocurrió que, como fue el boxeador quien sacó a su esposa del agua, era posible que el malnacido la hubiese registrado como suya.
¡Como su propia esposa!
—Es mi esposa. Anastasia es mi esposa. —repitió Keelan, intentando no alterarse delante de la recepcionista. La mujer lo miró como si entendiera que claramente él se estaba contenido de no explotar en ese momento.
Lucía un poco intimidada.
—¿Podría terminar de hacer el registro, por favor, Sr. Vasileiou? —pidió ella y le mostró una planilla en blanco. Rápidamente él asintió, al tiempo que la enfermera sacaba un bolígrafo y anotaba. —¿Me podría dar el nombre completo de su esposa? —pidió.
Keelan asintió.
—Anastasia Nix Makris, con su apellido de soltera... Ahora Anastasia Vasileiou. —respondió sin titubear. La enfermera asintió, considerando su seguridad al responder como un punto a su favor.
—¿Cuántos años tiene?—continuó.
—Tiene...Veinticinco.—respondió, recordando una de sus tantas conversaciones con su abuelo. Las preguntas continuaron y Keelan respondió todas las preguntas con confianza. Una vez que terminó de llenar la planilla, la enfermera le indicó a otra enfermera que le llevara a la habitación en la que se encontraba su esposa y él se comenzó a sentir extraño.
Keelan estaba seguro de que la mujer dentro de la habitación sí era su esposa.
Estaba bien, feliz por eso...Pero la forma en la que se sentía por eso le hizo sentir confundido.
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ESPOSA SUSTITUTA (Saga Vasileiou I)
RomanceAna nunca ha sido el primer lugar... Pero, después de tanto tiempo sumida en una vida solitaria, por fin la vida le da la oportunidad de hacer algo diferente. Ella finalmente podrá ser alguien en la sociedad griega y, al mismo tiempo, salvará a su...