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LA HUÉSPED


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MAR'I.

Miré el cielo por la ventana. Era muy opaco y las nubes tapaban el hermoso sol de la madrugada, haciendo que extrañe mucho el brillo de Metrópolis, donde los edificios y las calles brillaban por la luz, sin mencionar lo caluroso que era. Era un lugar que quedaba conmigo.

En cambio, Gotham era la ciudad de mis pesadillas. No me malinterpreten, me gusta la lluvia pero mi piel exigía por el sol y tarde o termprano caería en una depresión si no volvía a tomar los dulce rayos del sol.

—Es como ver una foto antigua —murmuro, viendo la ciudad.

—Te acostumbras —dice papá desde el asiento del piloto.

Lo miro unos segundos y vuelvo a ver la carretera, la misma en la que estuve anoche después de mi vuelo nocturno. Solo quise salir a ver cómo sería la ciudad en la que me quedaría por un tiempo.

—¿Por qué nos alejamos de la ciudad? —pregunto curiosa. Ya habíamos pasado de largo los edificios y las casas, seguíamos por la carretera rodeada de árboles.

—A Bruce le gusta el espacio.

—Mucho espacio por lo que veo —digo, viendo el enorme bosque y viendo que al final, en una colina, se encontraba una mansión antigua.

Papá suelta una risa.

—Bruce es raro, ya sé, muy raro —sentencia y yo sonrió, no sabiendo si eso debía aliviarme o preocuparme—, pero es bueno en lo que hace y estarás bien aquí, no tienes que preocuparte por nada.

—Pude haber venido cada tanto, no quedarme aquí.

—Ya sé, pero es mejor así, Mar'i —asiente con su cabeza—. Él tiene muchas cosas para enseñarte y está feliz de que una mujer viva en esa casa después de tanto tiempo.

—Creí que él había entrenado a Bárbara y a Stephanie —lo miro confundida.

—Sí, pero ninguna se había quedado en su casa —explica—. Verás, Bruce es un tanto solitario y no le gusta que personas irrumpan en su hogar de la nada.

—¿Y aún así aceptó entrenarme?

Veo como hace una mueca que intenta ser una sonrisa.

—Digamos que soy persuasivo.

Reprimo una sonrisa.

—¿Le suplicaste?

—Claro que no... —arqueé una ceja—. Está bien, sí, un poquito. Pero él me lo debe —explica, soltando un bufido—. Me arruinó bastantes años de mi vida como para no aceptar una cosa que le pido.

—Vaya, que rencoroso —sonrío—. ¿No eras tú el que decía que no debía ser rencorosa?

—Pero porque tú tienes poderes que dependen de tus emociones y sentimientos —se excusa—. Además, lo de Bruce es tema cerrado y aparte.

—¿Por qué lo detestas?

—No lo detesto... —vuelvo a arquear una ceja—. Está bien, sí, un poquito —bufa—. Estoy agradecido con él pero suele ser muy... —suspira—. Solo suele pensar en él y en sus ideales, ignorando que puede hacerle daño a otros.

—¿Por eso te fuiste?

—Por eso me alejé de él.

No vuelvo a tocar el tema. Subo el volumen de la radio y escuchamos canciones pop mientras nos dirigimos a la mansión. Envío algunos mensajes de texto donde le explico a Lian, mi mejor amiga, que tal vez no tenga mucho tiempo para responderle a partir de ahora.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora