✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]

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MAR'I.

Recibí una llamada de Terry, Thomas está con él y eso me dejó un poco tranquila, pero le abrió paso a mi enojo. Cuando Damian me dijo que debo dejar que tenga un tiempo para que reflexione estuve de acuerdo, solo que no duró ni una hora para saltar por la ventana y huir de casa.

No me importa si Bruce o Damian creen que Thomas necesita un tiempo, no voy a dejarlo solo en una ciudad donde las personas mueren por respirar.

—¿A dónde vas? —Damian me mira mientras llevo a Korina conmigo en brazos.

—A buscar a mi hijo —respondo, dejando a mi niña en su silla dentro del auto.

—Son las cuatro de la mañana, amor. Deberías calmarte, él está sano y salvo con McGinnis... —calla apenas le doy una mirada. Está enfundado en su traje pulcro y fino con su cabello oscuro húmedo mientras retuerce sus dedos con nerviosismo.— No es que no me importe lo que le pase, es que él necesita su tiempo para pensar.

—Y ya lo tuvo —rechisto, terminando de ajustarle el cinturón a Korina y volteando a verlo—. Necesita aprender a comunicarse con nosotros, si lo dejamos hacer lo que él quiera podría acabar peor que como está ahora—digo preocupada.

—¿Y planeas llevar a Kori al campo de guerra? —bromea, pero borra su sonrisa cuando lo miro.

—Iré a buscar a Thomas y llevaré a Kori a dar una vuelta —respondo, subiéndome al auto.

—¿No quieres dejarla con mi padre?

—No, Bruce necesita descansar y yo puedo cuidar a mi hija —respondo, abrochándome el cinturón. Él se acerca y apoya los brazos en el borde de la ventana para inclinarse hacia mí.

—¿Estás enojada conmigo?

—No, estoy enojada conmigo misma.

—Habibi (Mi amor). —Ahueca mi mejilla con su mano y voltea mi rostro para presionar su frente contra la mía.— Hadha lays khata'aku. Ladaa Tumas siraeat dakhiliatan wakan haluha mas'alat waqt faqat (Esto no es tu culpa.   Thomas tiene conflictos internos y era sólo cuestión de tiempo resolverlos).

—'Ana walidatiha, wakan yanbaghi 'an 'araa dhalik qadima (Soy su madre y debería haberlo visto venir) —respondo, acariciando su mejilla antes de alejarme.

—En ese caso también debí hacer algo más por él. Soy su padre y dejé que se fuera de casa hacia una ciudad infernal. —resopla.— No quiero que pienses que esto es tu culpa. —Toma mi mentón e inclina mi cabeza para que lo vea.— Soy el mal padre aquí, tú eres la buena, deja de estarte ofendiendo y mejor insúltame a mí.

Sonrío y lo beso, sintiendo sus labios fríos abrazar los míos hasta volverse cálidos. Cuando nos separamos sonríe y me deja otro beso mientras jugueteo con su cabello húmedo. Adoro su cuando me mira así, mostrándome su lado más dulce y sincero.

—¿Estoy bendecida? —sonrío, acariciando sus labios con los míos. Él suelta un resoplido divertido, enviando una ola de energía por todo mi cuerpo en cuanto su aliento frío y mentolado choca contra mi barbilla.

—Yo diría que maldecida. —ríe, haciendo que golpee su hombro.— Cuídate, mi amor, trae a nuestro hijo a casa.

—Y tú —lo agarro de la corbata en cuanto intenta alejarse y le doy un último beso— no te esmeres tanto en el trabajo, necesito a mi esposo por las noches.

Ríe, retrocediendo y dejando que encienda el auto.

—Ya veremos esta noche.

Comienzo a conducir fuera de la mansión, oyendo a Kori chupar su nuevo juguete y sacudirlo de vez en cuando. Sonrío y enciendo la radio, noté que le gusta la música, ella sonríe y agita su juguete con fervor. Damian se lo regaló hace unos días y desde entonces no lo suelta.