✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]

22

MAR'I.

A mitad de la madrugada, mientras dormía plácidamente sobre la cama y con Titus casi aplastándome las piernas, escuché una puerta cerrarse a lo lejos. Abrí los ojos pero no me moví, sabía que Damian había regresado y lo más probable era que estuviera viendo la fotografía. Me dije que debía volver a dormir y descansar para más tarde despertarme sin ningún problema.

Entonces me acordé y no pude. Recordé que la funda del cuchillo la había dejado en la mesa de mi habitación, así que debía llevárselo para que tuviera todas las evidencias y solucionara su problema.

Mi mente me carcomería si no se lo llevaba en ese momento, solo suspiré y deslicé mis piernas lejos de Titus, quien se removió y siguió durmiendo tranquilamente.

Envidio su sueño pesado y la manera en la que parece que nada puede despertarlo mientras duerme.

Me levanto de la cama y camino hasta el perchero para agarrar y colocarme la bata, pasé junto a la mesa, agarré el objeto y salí de la habitación dándole una última mirada a ese masticón que dormía tan tranquilo.

—Al menos uno dormirá bien —suspiré, antes de salir de la habitación y cerrar la puerta con cuidado.

Caminé por el pasillo anudando mi bata y arrogándome el cabello hasta llegar frente a su puerta, esta vez estaba tan cerrada como la había dejado antes. Doy dos golpes suaves a la madera y espero a que responda.

Me sentía estúpidamente nerviosa, mi mano apretó el objeto de metal con un poco más de la fuerza necesaria e inhalé tratando de calmarme.

Pareces una niña, cálmate.

Escuché su voz al otro lado y luego sus pasos acercándose a la puerta.

Mi corazón no estaba ayudando a calmarme.

El cerrojo dio un leve click y sus pasos se alejaron mientras lo oí soltar:

—Pasa.

Bien, Mar'i, este es el plan: entras, le das el objeto, te despides y vuelves a dormir tranquilamente en tu habitación.

Sí, es simple.

Tomé la manija y abrí la puerta, sintiéndome más tranquila al tener un plan el cual seguir.

Cruzo el umbral solo para detenerme unos pasos después de cerrar la puerta para observarlo sentarse en el sillón junto a la ventana, su cabello estaba notablemente húmedo, la ropa de antes fue suplantada por una remera negra de mangas cortas y un chándal gris que se veía mucho más cómodo, todo en él lucía más tranquilo pero había algo más a su alrededor. En sus manos sostenía un libro de tapa oscura que no logré identificar pero parecía bastante concentrado en él.

—¿Qué necesitas? —se mantuvo observando las páginas del libro, pero no fue el hecho que ni siquiera me mirara lo que me hizo sentirme confundida, sino su tono severo y aislado.

—Vine porque... —apégate al plan, Mar'i. El plan—. ¿Estás bien?

¡Carajo, ni siquiera puedo seguir un simple plan!

—Sí, ¿a que viniste?

Este chico...

Denme paciencia, por favor.

—Hace unas horas salía de bañarme y me encontré con la puerta de tu habitación abierta —eso pareció despertar su atención, ya que se quedó inmóvil observando la página sin mover la vista—. Titus estaba ladrando así que me acerqué para ver. Damian, la ventana de tu habitación estaba abierta, Titus tenía sangre en la boca —sus ojos volaron con preocupación hacia mí—, descuida no era de él. Pero tenía esto entre sus dientes —le pasé la vara de metal que le había sacado tiempo atrás al masticón.