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DAMIAN.

Era la primera vez en muchos años que despertaba tarde, la suavidad y calidez debajo de mí me había hundido en un sueño profundo y relajante. Al abrir los ojos me di cuenta que tenía el pecho sobre la espalda de Mar'i y mi mano entrelazada con la suya, me apoyé sobre la otra para levantarme un poco y verla dormir tan tranquila, con su cabello oscuro con reflejos rojizos esparcidos por la almohada y las sábanas blancas cubriendo su cuerpo desnudo. Se veía como una maldita diosa griega.

Volví a acercarme a ella para empezar a dejar besos por su espalda hasta llegar a su cuello, sintiendo su piel estremecerse y escuchándola soltar suspiros.

—Tienes que levantarte. —susurro contra su oreja y la escucho quejarse, sacándome una sonrisa.— Se hará tarde y tienes que comer algo antes de que tu padre llegue.

Suelta un suspiro y me alejo, ella gira sobre el colchón y me observa con una sonrisa.

—No quiero —susurra, y me acerco para besarla, sin soltar su mano.

—¿Quieres que te traiga la comida? —murmuro, enterrando mi rostro en su cuello y ella ríe suavemente.

—Me haces cosquillas —su otra mano alcanza mi rostro para alejarme de su cuello—. Solo quiero estar un poco más contigo.

—Bien, iré a buscarte algo para comer mientras te das una ducha. —asiento, dejando un beso sobre su frente antes de salir de la cama y deslizar mi mano lejos de la de ella.

—No te esfuerces —me dice mientras se despereza y las sábanas caen de su hermoso cuerpo.

—No me esfuerzo. —sonrío, colocándome la ropa de anoche antes de salir de la habitación.

Cierro la puerta detrás de mí y veo a Titus salir de la habitación de Mar'i lo que me confunde unos segundos antes de soltar un resoplido divertido.

Camino por el pasillo hasta bajar las escaleras e ir a la cocina para empezar a hacer un desayuno que sería más un almuerzo considerando el horario. Mar'i tenía unas pocas horas antes de que Grayson llegara para llevársela a Metrópolis.

Cuando termino de servir dos vasos con jugo de naranja, mi padre hace su tan innecesaria entrada a la cocina con un periódico y se detiene al verme mientras yo lo ignoro.

Le doy una mirada de reojo que me basta para darme cuenta que anoche tuvo una pelea con algún criminal.

—¿Estás haciendo el desayuno a las diez de la mañana? —interroga, seguramente tan confundido por el hecho de que lo esté haciendo en vez de Pennyworth y que me haya despertado tan tarde.

—¿Algún problema? —ni siquiera lo miro, sigo acomodando las cosas sobre la bandeja.

—¿No eras vegetariano? —vuelve a interrogar, apoyándose contra la mesa y mirando el sándwich que acababa de hacer.

—Las personas cambian. —es todo lo que digo, agarrando la bandeja y empezando a salir de la cocina.

—Sí, pero... —no lo dejo seguir con su estúpido interrogatorio y salgo de la cocina.

De camino hacia las escaleras me cruzo con Pennyworth, quien se detiene y voltea a verme sorprendido.

—Pudo haberme dicho que iba a desayunar, maestro Damian.

—Puedo prepararme el desayuno. —suelto, y sigo con mi camino.— Gracias, Pennyworth.

—¿Gracias? —lo escucho murmurar confundido.

No le di importancia y subí las escaleras para ir hacia mi habitación, Titus me siguió detrás y se lanzó sobre la alfombra para masticar un peluche que Mar'i le había regalado.

Escuché la regadera del baño cerrarse y dejé el desayuno sobre la mesa, girándome a la vez que ella salía con su bata para dormir mientras se secaba el cabello con una toalla.

—Dije que no te esfuerces —se acerca a mí y el olor a durazno invade mi olfato cuando pasa su mano por mi hombro—. Gracias —sonríe, dejando un corto beso sobre mis labios.

—Come y después me reprochas lo que quieras. —digo, antes de alejarme para agarrar ropa del armario.

—Tú también ven a desayunar después, gruñón —la escucho decir antes de meterme al baño.

Cierro la puerta y sonrío, comenzando a quitarme la ropa para darme una ducha y quitarme todo el sudor causado por su culpa. Algo que me gustaría repetir.






(...)






—¿Necesitas ayuda? —me apoyo contra el umbral de su habitación mientras ella cierra una maleta.

—No, creo que es todo —suelta un suspiro y pone las manos en su cintura viendo el bolso y las dos maletas—. Creí que había traído más cosas.

—Puedes llevarte a la alfombra si quieres. —ella voltea a verme como advertencia y le doy una sonrisa curvada, amando cuando se enojaba conmigo.— Titus también estaría feliz de ser secuestrado.

Ella resopla divertida y voltea para verme.

—El masticón solo quiere morder mis cosas.

—Está acostumbrado a morder huesos, es raro que le guste morder peluches.

—Pues dile eso a mi oso —saca del bolso un oso de peluche degollado.

Suelto una risa y me acerco para agarrar el peluche.

—Puedo cocerlo si quieres.

—No importa, dáselo, creo que le gustará más a él que a mí —vuelve a cerrar el bolso.

—¿Y por qué no te gusta? Pensé que todos los peluches eran bonitos para ti.

—Ese no —ella voltea a verme y se da cuenta que alcé una ceja curioso—. Me lo dio mi ex.

Vuelvo a ver el peluche y ahora siento satisfacción al verlo degollado.

—Tienes razón, a Titus le gustará tener un nuevo juguete. —asiento, bajando el peluche.

Ella sonríe y se cruza de brazos.

—¿Por qué siento que terminará peor de lo que ya está?

—No lo sé, deben ser instintos de alíen o algo así. —me encojo de hombros.

Vuelve a reír y niega con su cabeza, su sonrisa se convierte en una mueca y se queda observando un punto en la habitación por unos segundos antes de volver a verme.

—No quiero dejarte en momentos como este —habla, acercándose a mí—. Lo que le pasó a Titus anoche...

—No volverá a pasar. —aseguro, tomando su rostro entre mis manos.— Fui descuidado, sabía que vendrían por mí y no lo protegí, pero ahora estará junto a Pennyworth siempre que yo no este.

—No me preocupa solo él —toma mis manos y las acaricia—. Si algo llega a suceder, no tardes en avisarme.

—Lo haré. —asiento.— Pero tú también deberás avisarme si algo sucede. —ella asiente antes de acercarse a dejar un beso sobre mi labios, y después de unos segundos me alejo para agregar:— Aunque se trate de tu ex.

Ella suelta una risa.

—Él y yo no hablamos hace demasiado tiempo, no tienes que preocuparte por eso —sonríe, y deposita un beso en mi mejilla antes de alejarse—. No estamos en buenos términos.

Me cruzo de brazos viéndola agarrar el bolso y me acerco para agarrar las maletas, aún sabiendo que ella las podía bajar todas sin problema.

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Estoy entre que río y me preocupo. Acá Mar'i y Damian están muy tiernos y románticos mientras que en la otra historia Lucy y Jason se están acuchillando AJSJAJS

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora