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DICK. (10 HORAS ANTES)

Presioné el acelerador tras pasar el cartel de bienvenida a Gotham City. Después de casi dos horas de viaje en la motocicleta había entrado a mi destino. No bajé la velocidad hasta pasar la ciudad y tomar un atajo hacia la mansión iluminada al otro lado del extenso bosque. Recorrí un camino de tierra hasta adentrarme en la cueva que conectaba directamente con la de la mansión y no me detuve hasta llegar a ella.

Se sentía como en los viejos tiempos, pero no era momento para sentir nostalgia. Bajé de la moto dejando las luces encendidas, me quité la chaqueta que traía sobre el traje rojo y negro, después subí el asiento y saqué las armas para acomodarlas en mi espalda, desabroché el casco para dejarlo en el manubrio, ajusté el antifaz y terminé por bajar el asiento creando un fuerte eco en toda la cueva. Comencé mi recorrido hasta llegar frente a dos grandes puertas de plomo que separaba esta cueva de la otra, me acerqué a un extremo de la pared y presioné las teclas sobre el aparato, suponiendo que después de años la única contraseña que no cambiaría sería esta. Y no me equivoqué. Las puertas se desplegaron hacia los lados, arrastrándose sobre el suelo de tierra y enviando un chirrido estruendoso a ambos lados de la cueva, lo ignoré y seguí adelante hasta encontrarme de pleno con aquél lugar que no abandonaba mis sueños.

—¡Bruce! —lo llamé, pasando de largo el armamento a mi costado y caminando hacia donde siempre estaba metido, las computadoras—. ¡Bruce!

—Maestro Dick.

Veo a Alfred levantarse del asiento frente a las computadoras y voltear a verme con sorpresa.

—¿Dónde está Bruce? —no deparo en el hecho que ni siquiera lo saludé, solamente quiero encontrar a Bruce y advertirle sobre su hijo.

—Está patrullando —explica, recorriendo mi vestimenta con clara sorpresa y confusión—. Creí que estaría en Metrópolis.

—Lo estaba —me acerqué a él—. Pasó algo, voy a necesitar el jet, Alfred.

—Claro. ¿Qué sucedió? —se alejó para buscar las llaves y traerlas en sus manos.

—Secuestraron a Damian —agarro las llaves y me apresuro a caminar hacia la enorme estructura que es tapada por un nailon oscuro, mientras él me sigue—. Venía a decirle a Bruce.

—¿Qué? —se ve preocupado por unos momentos y después suspira con enojo—. Talia.

—Nadie más haría que secuestraran a su hijo —bufo.

—Debo avisarle al amo Bruce —se detuvo, y después fue de regreso hasta las computadoras para comenzar a llamarlo.

—Sí, haz eso. Yo iré a buscarlos.

—¿A buscarlos?

—Mar'i fue a buscarlo, no voy a dejarla sola en la boca del lobo —arranco el nailon y volteo el rostro para evitar que el polvo caiga sobre mis ojos, frente a mí esta el jet de tonos oscuros y que perfectamente podría pertenecer al ejército o a las fuerzas especiales, sino fuera porque tenía el sello de Batman en el—. Descuida, dile a Bruce que también traeré a Damian...

En la pantalla más grande aparece el rostro de Batman en el batimóvil y me detengo en cuanto los dos nos vemos.

—¿Nightwing? —dice tan sorprendido como Alfred lo estuvo tiempo antes.

No respondo solo espero a que Alfred se apresure a decir:

—Surgieron problemas.

—¿Cuáles?

—Talia se lo llevó —noto los ojos de su máscara estrecharse y ese gesto se perfectamente lo que significa: está enojado.

—¿Hace cuánto? ¿Cómo?

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora