11

2.1K 208 4
                                    

UNA CHICA MUY HERMOSA.

⠀⠀
⠀⠀
⠀⠀
MAR'I.

Después de que Damian se fuera, volteé hacia la ciudad, aquella que me generaba tantas preguntas y curiosidad. Podía escuchar las sirenas de las patrullas, las llantas de los vehículos derrapando y algún que otro grito. Era la ciudad de la violencia.

Miré hacia atrás, donde se podía ver a lo lejos la enorme mansión Wayne. ¿Cuánto les tomaría llegar hasta la ciudad?

Más gritos. Las sirenas resonaban en el fondo de mi mente. Debía ser una persecución y a este paso dudaba de que Batman llegara a ellos, después de todo no debía ser el único crímen sucediendo en este momento.

Volví a ver la ciudad y me mordí el labio inferior, tratando de hacerme entrar en razón y no llevarle la contraria a Bruce.

Pero los gritos de las personas no ayudaban. Por puro impulso me fui elevando lentamente del suelo, le di otra mirada a la mansión, esta vez la veía mejor desde lo alto.

Debo empezar a tomar mis propias decisiones.

Y esta es la primera.

Presiono uno de los brazaletes de metal que tenía debajo de las mangas de mi remera. Me rodea un aura morada y el traje remplaza a la ropa de casa. Doy un impulso hacia delante y me deslizo por el aire a una velocidad mayor a la de un avión.

Sigo el sonido de las sirenas, pasando sobre las calles de Gotham dejando solo una ola de ventarrón que agitó los pocos árboles, las cortinas de las ventanas de los hogares o asustando a las pocas personas que caminaban por las calles de la ciudad.

Código 10 —llegó a mi la voz de una mujer que supuse que iba en una de las patrullas de la persecución—. Persecución por Wall Street.

—10-71. Te sigo, Gordon —responde un hombre desde otro vehículo.

Avanzo más rápido y logro divisar las patrullas, a varios metros por delante veo a un vehículo gris ir a una velocidad desenfrenada y moviéndose de un lado a otro, cruzando a la carretera contraria y volviendo a la anterior. Un hombre saca su cuerpo por la ventanilla de atrás y apunta con sus manos a las patrullas, comienza a disparar en dirección a la oficial más cerca.

¡Disparos, hay disparos! ¡Necesito apoyo! —exclama la mujer.

En camino. —responde otro por el radio.

¿Qué carajos es eso? —exclama el oficial de la segunda patrulla, y sé que ya se dieron cuenta de mi llegada.

Paso sobre las patrullas, el hombre que saca su cuerpo por la ventanilla del vehículo de enfrente y estaba disparando a las patrullas se queda unos segundos sorprendido, después uno de sus acompañantes le grita que dispare y esta vez soy yo el blanco.

Esquivo los disparos y vuelo más rápido hasta saltar sobre el techo del vehículo, deslizarme sobre el capó y agarrarme de él hundiendo mis dedos en el metal, bajo los pies y piso con fuerza la calle, me arrastra un poco hacia atrás, las llantas chillan y se queman con la fricción, y el vehículo se detiene. Permanezco mirando hacia la pintura del auto con el cabello oscuro tapando y ensombreciendo mi rostro.

Escucho las respiraciones agitadas de los tres hombres que ocupaban el vehículo, también como las patrullas se detienen y algún que otro habitante mira en esta dirección.

—¿Qué carajos? —suelta uno de los que están en los asientos de adelante.

Los policías bajan de las patrullas mientras los delincuentes siguen impactados por la situación, deben estar asustados.

—¡Hey, manos arriba! —exclama la oficial, levantando su arma y apuntando a los delincuentes que estaban dentro del vehículo.

Alzo la mirada y me alejo del auto, este se eleva a la altura normal en cuanto suelto mi peso de él. Los oficiales estaban esposando a dos de los delincuentes mientras que el otro alzaba sus manos aún conmocionado. Miré hacia las calles de enfrente y vi llegar a tres patrullas más.

Observé a mi alrededor, dándome cuenta que una multitud de gente estaba mirándome con sorpresa e intriga. Algunos graban con sus celulares, eso me pone alerta, me elevo en el aire lentamente. Los otros oficiales caminan hacia mí con el mismo gesto que inunda a las personas que me observan a mi alrededor.

—¡Oye! —la oficial mujer camina hacia mí con rapidez, dejándole el delincuente a su compañero, pero yo ya estaba varios metros arriba—. ¿Quién eres? —preguntó alerta, con una mano en la funda de su arma.

Sabía que en realidad no quería saber quién era, quería saber si estaba de su lado. Si era alguien en quien podía confiar.

—Soy una guardiana enviada desde más allá de las estrellas —digo, viéndola desde el aire con mis ojos verdes brillantes y chispeantes—. No debe preocuparse por mí.

Es todo lo que respondo antes de alejarme de allí a la misma velocidad en la que llegué. Dirigiéndome hacia la mansión Wayne. Pero esta vez con una sonrisa. Al fin había podido usar mis poderes y ayudar a alguien, volví a ser yo por estos minutos en los que volaba. ¿Así se sentía tomar tus propias decisiones?

Me sentía libre. Feliz. Emocionada. 

Aterricé en el balcón de mi habitación, bajo una ola de energía que se llevo mi traje y volví a mi ropa de casa. Mi cabello dejó de brillar entre llamas violetas y mis ojos regresaron a la normalidad, incluso mi piel bronceada dejó atrás el brillo que reflejaba el poder en mi interior corriendo debajo de ella.

Solté un suspiro y sonreí, me adentré a mi habitación con más alegría de la habitual y me dejé caer sobre la cama viendo el techo con mi enorme sonrisa. En momentos como estos me hubiese gustado estar con Lian o Mili para contarles lo sucedido. 

Después de todo sería la única y última vez en la que actuaría como heroína en Gotham City, y nadie me volvería a recordar.

O eso pensé.

O eso pensé

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora