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MAR'I.

Después de infórmale a Alfred lo que me pidió Damian que le dijera, subí al segundo piso para tomar un poco de ropa, una toalla y algunos productos para ir a darme una ducha, luego de todo lo que hicimos sentía que había sudado demasiado.

Entré al baño pensando en que unas horas regresaría a Metrópolis con papá, dejaría atrás a Gotham y no sabía cómo sentirme al respecto. Me quité la ropa y abrí la ducha sin importarme cómo estuviera la temperatura del agua antes de entrar, tampoco era necesario.

Mientras agarraba el jabón y lo frotaba por mi cuerpo, las imágenes de los labios de Damian dejando cortos besos sobre mi piel comenzaron a calentar cada parte de mi cuerpo.

Habíamos cruzado una línea, una muy sensible.

No conocía demasiado sobre él, pero deseaba conocerlo, que ambos supiéramos lo que le gustaba al otro, disfrutar y repetir las veces que queramos lo que sucedió hoy.

Atrapé mi labio inferior entre mis dientes al sentir mi interior mojarse y suplicar por sus dedos, más que eso, lo necesitaba a él.

Lian me hubiera dado un cachetazo si supiera lo pervertida que me estaba volviendo, seguramente me diría algo como "La niña buena ahora es una conejita en celo." o se reiría y me diría que estaba loca por gustar del hijo de Bruce Wayne.

Recorrí mi monte de venus como él lo había hecho tiempo atrás y arrastré mis dedos entre mis pliegues, diciéndome que solo iba a lavarme. No haría nada sucio, yo no era así.

Bueno, las imágenes de él no me ayudaban a ser menos pervertida.

Me tapé el rostro y dejé que el agua cayera sobre mí, tratando en vano que apagara el fuego en mi interior.

¡Concéntrate, Mar'i!

Terminé de lavarme y salí de la ducha para pasarme una crema por el cuerpo, aunque era más una excusa para eliminar su olor de mí, algo imposible considerando mi sensible olfato.

Enrollé una toalla a mi cuerpo y comencé a peinarme, tratando de concentrarme en que debería terminar de empacar para poder dormir todo el tiempo restante. Así que me puse el pijama corto y arriba una bata de seda, después agarré mis cosas para regresar a la habitación sin darme cuenta que estaba tan absorbente en mi mente.

Caminé de regreso a mi había, cruzando por el pasillo y pasé frente a la habitación de Damian pero un ruido proveniente de allí me detuvo, estaba segura que la puerta no estaba abierta antes. Apreté la toalla contra mi y liberé mi otra mano para acercarme a la puerta, preparándome para lanzar un starbolt si era necesario.

Pero una vez que empujé la puerta con una pierna, el único peligro que encontré al otro lado fue al enorme perro negro masticar una vara de metal como si fuera un hueso.

—Titus, me asustaste —lo regañé, todo indicaba que había abierto la puerta con sus patas y entrado a la habitación de su dueño para buscar algo para masticar. Me di media vuelta para seguir mi camino pero un ladrido me hizo regresar la vista a él, me miraba y luego volteaba la mirada hacia la ventana detrás de él, la cual estaba abierta por alguna razón—. Ya veo. Quieres que la cierre —asiento y dejo mis cosas sobre un mueble junto a la puerta para después ir hacia la ventana abierta.

Me detuve unos segundos al escuchar un sonido de pisadas en el jardín delantero, miré hacia los arbustos y juré haber visto a alguien, como una especie de hombre sombra, pero nada más que un conejo salió de atrás. Solté un suspiro y bajé la ventana, no sin antes notar que la traba estaba floja.

Otro ladrido por parte de Titus me hace voltear hacia él, me observa con detenimiento como si tratara de decirme algo, pero yo no logro entender qué quiere decirme.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora