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2 AÑOS DESPUÉS.

THOMAS.

Los trazos sobre la hoja calman los disturbios en mi mente. Dibujar mis pesadillas se había vuelto un hábito y mamá dice que está bien mientras eso me ayude a tranquilizarme.

—¿Qué es eso? —Delia se acerca a mí por la espalda y se apoya en mi mesa para ver el dibujo con detenimiento.

—No lo sé —respondo, pintando el óvalo de un rojo tan fuerte como la sangre.

—Parece una cara —inclina la cabeza con curiosidad.

El tío Jason y la tía Lucy se mudaron a Gotham hace unos meses para "darles una mejor vida" a Delia y Deidre, las gemelas. Pero desde que llegaron no me dejan en paz, me siguen como dos garrapatas irritantes.

—Tal vez sea una cara —Deidre irrumpe desde el otro lado, apoyándose de la misma manera sobre mi pupitre.

Estas niñas son insoportables.

—Thomas puede que nos mienta —dice Delia.

—¿Por qué nos mentirías, Thomas? —habla Deidre, casi a la par de su hermana.

Siento la vena de mi frente punzar tan fuerte que si mamá estuviera aquí me diría que no pusiera expresión aterradora.

Inhalo y exhalo como ella me dijo que hiciera, luego tapo el dibujo con mi mano.— No les mentí, no sé que es, solo son cosas que aparecen en mis sueños.

Arrastro la libreta lejos de ellas pero Delia toma mi mano y la miro asqueado.

—¡Podríamos ayudarte dándote un abrazo! Mamá dice que los abrazos eliminan los males —explica, ahuecando mi mano entre las suyas.

—No, gracias.

—¡Abrazo! —dice Deidre, antes de que las dos garrapatas me atraparan en una especie de sándwich irritante. Suspiro enojado.

Las detesto.

Debo ser un caballero y no decirles lo que pienso, tal y como lo pienso, eso fue lo que dijo mamá pero a este punto dudo demasiado que pueda seguir aguantándome los insultos.

Es como si ellas supieran que no las soporto y se pegaran más solo para buscarme hasta el punto de que explote. Son diabólicas.

No es hasta Gimnasia que puedo respirar libremente de ellas. Mientras ellas fueron elegidas para jugar en grupo al fútbol, yo formo parte del grupo hará atletismo. Pero por más que estemos en grupos distintos, no evita que griten y agiten sus manos como desquiciadas desde el campo de fútbol para llamar mi atención.

Diría que no las conozco solo que a este punto no creo que nadie me crea, así que solo las ignoro.

Observo al primer grupo comenzar a correr por la pista y analizo los movimientos. Algunos son lentos, otros rápidos y uno en específico que se niega a correr por más que el entrenador le grite que hará veinte flexiones. ¿No está siendo muy rudo? Tenemos siete años, no cuarenta como él.

Siento algo golpear mi cabeza y cuando bajo la mirada una lata de refresco vacía rueda hasta mis zapatillas. Escucho algunas risas detrás y es cuando siendo mi espalda algo mojada, la camiseta blanca debe estar manchada con algo del refresco que arrojaron.

Veo a esos tres idiotas reír desde el banco donde hay algunos sentados esperando nuestro turno. Jake Galavan (el hijo del alcalde), Hilary Stewart (la hija del secretario del alcalde) y Michael Harris (otro de los hijos de un político, creo que es de un Ministro), los tres forman parte del club "hagamos la vida escolar de Thomas Wayne-Grayson un infierno".

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora