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DAMIAN. [+18]

Las cosas no salieron como planeé. Creí que sería una noche tranquila, donde solo acompañaría a Mar'i a la feria y volveríamos a casa después de entretenernos un poco.

No pensé que sería otro tipo de entrenamiento.

Claro que veía a Mar'i como una mujer, ella es hermosa, la mujer más hermosa que haya visto, me quedaría viéndola y escuchándola por el resto de mi vida, ese sería un placer único e inigualable.

Pero, en serio, ¿qué carajos estaba pasando ahora?

—Tócame —suspiró, alejando su boca de la mía.

Cuando dije que quería ir a otro lado, me refería a ir al muelle o ver una película hasta tarde, incluso observar la ciudad desde un edificio. No estar haciendo esto sobre la cima de la antena más alta de Gotham.

Mi mano ejecutó su orden, metiéndose por debajo de su camisa y acariciando su tierna y tibia piel con mis dedos congelados, hacia demasiado frío en este lugar pero su cuerpo aliviaba al mío con solo sus toques en mi cuello y mi pecho.

—Mar'i —alejé mis labios de los suyos y observé sus ojos, estos estaban fundados en un verde fogoso que era estrellado por pequeños brillos que parecían estrellas en un espacio verdoso—. No creo que sea justo.

Ella se detuvo y me miró unos instantes en silencio.

—¿No quieres hacerlo?

Sonó preocupada y hasta asustada, no sabía si por ella o por mí.

Ah... Ya entendí.

—No, no, no es eso —tomé su rostro con mis manos y busqué su mirada para tranquilizarla—. Quiero hacerlo contigo, pero...

—¿Tienes miedo? —sus manos cubrieron las mías—. Si quieres solo te doy placer a ti y ya, no es necesario que yo reciba placer directamente si eso es lo que te asusta...

—No, no, Mar'i. No tengo miedo de ti, ni nada por el estilo —junté mi frente con la suya y le regalé una sonrisa que pareció relajarla—. No debes dar sin recibir, recuerda eso. Quiero que me digas qué es lo que quieres tú.

—¿Yo? —se vio confundida y asentí buscando que respondiera con honestidad—. Yo... te quiero a ti. —su mano se alejó de la mía y sostuvo mi rostro con ternura.— Quiero hacerlo contigo, y olvidarme de los demás solo por un momento, ser tan egoísta como pueda y dejarme guiar por mi corazón, no por mi mente.

No tuve que esperar nada más, ambos lo queríamos y no estaríamos satisfechos hasta obtenerlo. Junté nuestros labios y no tardamos en profundizar el beso, jugando con nuestras lenguas y sintiendo que el frío se esfumaba solo para ser rodeados por el calor de nuestros cuerpos.

Se alejó y sus manos fueron directamente a mi remera y la alzaron, no puse resistencia en ello, solo dejé que siguiera con lo suyo mientras admiraba como sus ojos brillaban de una manera tan mágica.

Sus ojos eran las estrellas que quería ver cada noche.

—Tienes demasiadas cicatrices —sus dedos detallaron cada herida cicatrizada con suma sutileza y lentitud—. Debieron dolerte demasiado —se detuvo sobre la más grande, la que estaba sobre mi corazón.

No iba a decirle en un momento como este que me habían arrancado el corazón en medio de una competencia. Eso apagaría cada latido de lujuria.

—Larga historia, pero sí, dolieron —asentí, tomando su mano y dejando un beso sobre el dorso—. Estás caliente.

Sorpresivamente su cabello se encendió por mechones y su expresión pareció avergonzada, haciéndome sonreír.

—Eres demasiado directo.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora