71

385 80 24
                                    

8 MESES DESPUÉS.

MAR'I.

—No sabía cuál traer, así que compré todos —dijo papá, sonriendo como si hubiera conseguido un logro importante. Observo impactada las tres cajas con ropa para bebé.

—Gracias, papá —sonrío agradecida, pero la sorpresa sigue sin desaparecer de mi rostro—. Que suerte que Bruce no envío regalos.

—Ah, de hecho dejé las diez cajas que envío en casa —se encoje de hombros, sin darle importancia. Caminando a mi cama para agarrar un pequeño body para bebé de color azul—. Este color le irá bien.

—Papá.

—Incluso trae orejitas de gatito, te gustan los gatitos —dice, mostrándome el pequeño gorrito.

Aw, es tan tierno —me acerco a agarrarlo para tocar la tela—. Aún así, fue maleducado de tu parte abandonar los regalos de Bruce para su nieto.

Mi nieto, él puede irse a...

—¡Papá!

—Dormir, iba a decir "dormir" —corrige rápidamente.

Le doy una mirada de advertencia y acaricio mi estómago, ahora grande. Comienzo a mirar las pequeñas ropas sin poder evitar soltar suspiros de ternura cada vez que agarraba una. Habían para ambos sexos, no me animé a meterme a una cápsula para saber el sexo de mi bebé, sabía que eso no acabaría bien y preferí esperar a tenerlo en mis brazos, pero papá no pudo esperar con sus regalos.

—Es un zapatito —le muestro el par que tengo en mi mano, sonriendo como una tonta.

Él ríe, se sienta en la cama y me pide permiso antes de pasar su mano por mi barriga. Estoy tan maravillada con las prendas que casi paso por alto el calor que irradió del pequeño, ahora no tan pequeño núcleo.

—Siempre hace eso cuando lo toco —sonríe—. Creo que es su forma de saludarme.

—Debe haber escuchado que le trajiste regalos —bromeo, atrayendo su mirada acusatoria hacia mí. Río y sigo observando la ropa.

—Sé que tú puedes entenderme —le habla a mi barriga.

Papá comenzó a traer regalos hace dos meses, cuando mi barriga fue incapaz de ocultarse debajo de los vestidos holgados. Ya solo faltaba una semana, una sola y el bebé estaría aquí. El miedo me carcome, las esperanzas de que Damian pueda abrir los ojos antes de que nazca nuestro bebé son casi nulas. Solía ir cada día a contarle lo que sucedía en la Tierra, como su padre decidió abandonar el manto de Batman, la forma en la que nuestro bebé crecía tan fuerte y saludable, como papá comenzó a negarse a dejarme sola cuando el tiempo de dar a luz se acortó. Nunca había respuesta.

El primer mes fue extraño, los diagnósticos daban la mayoría de sus células por muertas, como si hubiera estado a punto de morir. ¿Cómo podría pasar eso por un golpe en la cabeza?

Los siguientes meses vimos progresos significativos, el gas que inhalaba pudo reconstruir sus células y hacer que su piel ya no fuera tan blanca, aunque seguía algo pálido y supuse que era por la falta de los rayos del sol. Su cuerpo seguía con la misma complexión gracias a las inyecciones dentro de la cápsula, le administraban los nutrientes y líquidos necesarios para mantener sus músculos y huesos intactos.

—Iré a visitar a Damian —le aviso, acariciando su hombro antes de darme la vuelta.

—Procura activar tu brazalete si te pasa algo.

—Sí, ya lo sé —sonrío, saliendo de la habitación, pero no sin antes decirle:— Te amo, papá.

—También te amo, Starshine.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora