53

1.3K 138 38
                                    

MAR'I.

Para cuando era domingo, un día después, las cosas estaban más tensas en casa. La noche anterior papá había discutido con Bruce y luego con Damian, una nube espesa de malhumor rodeó todo el jet así que decidí volver a América por mi propia cuenta.

Pero cuando tenía que empezar a empacar para llevar mis cosas a mi nuevo departamento, papá me ayudaba en silencio y con un enojo bastante notable. O de otra forma no cerraría las cajas como si les estuviera poniendo un chaleco de fuerza, estaba peleando con una cinta y un pedazo de cartón, por X'hal.

Suspiro y termino de apilar la última caja sobre las otras.

—¿Pasa algo? —volteo a verlo, solo que él sigue poniendo más cinta a algo que es totalmente innecesario.

—¿Tendría que pasar algo?

—Por la manera en la que parece que vas a enviar esa caja al manicomio creo que sí —asiento, y me acerco para quitarle la cinta—. ¿Volviste a pelear con Bruce?

Me mira uno segundos, después asiente, agarra la caja y se la lleva par apilarla junto a las demás. Era realmente cómico la manera en la que esa caja salía del patrón de las demás, como si un camión hubiera pasado sobre ella mientras que las otras estaban impecables y pulcras.

»Solo deberían hablar...

—No tengo nada que hablar con él —sentencia, dejando caer la caja sobre las demás—. No me gusta esto de que salgas con su hijo —ruedo los ojos y me acerco a agarrar una pila de tres cajas entre mis brazos, dejando de paso la cinta sobre la mesa—. Solo es un amorío pasajero.

Dejo caer las cajas al suelo, por suerte no había nada frágil porque de esas se iba a ocupar él de llevarlas, o de otra forma estaría lamentándome más tarde.

—Amorío pasajero o no, no veo por qué debería meterlo en tu pelea con Bruce —volteo a verlo enojada.

—¡Porque es su hijo! —extiende los brazos a los lados con impaciencia.

—Y yo la tuya —alzo la voz—. Sé que lo haces más por mi última relación, y lo entiendo, tú saliste herido también, pero Damian no haría algo así y lo sabes porque tú fuiste uno de sus maestros —lo señalo y él duda ante mis palabras—. Deberías tener más confianza en los demás —hago una mueca y bajo la mano—, o al menos en mí.

Vuelvo a agarrar las cajas y le doy la espalda para empezar a caminar hacia el pasillo que da a la salida.

—Sabes que no es por ti, es por él —dice siguiéndome con desesperación, sostiene mi hombro y me detengo para verlo—. Confío en ti, no hay nadie más en quien confíe además de ti.

—Ese es el problema, papá.

—No —niega rápidamente—. El problema es este. ¡Míranos! —nos señala, suspira y pasa una mano por su rostro—. Desde que él se metió en tu vida no hemos dejado de discutir, Mar'i. ¿Por qué crees que es?

Lo analizo unos instantes y observo su mirada llena de angustia.

—Porque mi padre es egoísta y pretende que mi vida termine siendo como él quiere, solo que no me di cuenta de eso antes —susurro, sintiéndome tan mal como él debió sentirse.

Su mano se desliza de mi hombro y cae a su lado, sus ojos flanqueando sobre mi rostro y se cristalizan mostrando su dolor interno.

—Solo quiero protegerte —murmura.

Mis ojos arden y las lágrimas comienzan a acumularse en ellos, siento una presión muy fuerte en el pecho al ver su rostro y escuchar sus palabras. Porque sabía que en su mundo yo era su todo y él era su nada, y no quería eso para él, con la mitad me bastaba.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora