✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]

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MAR'I. [+18]

—Quiero hacerlo —rocé sus labios, suspirando en cuanto sus dedos se enredaron en mi cabello para acercarme aún más.

—¿Tan ansiosa estás? —sus labios se curvan levemente hacia arriba mientras yo apoyo mis manos en sus hombros, sentándome sobre su regazo.

—En unas horas me iré, no tendremos mucho tiempo para nosotros —susurro, sintiéndome una completa pervertida pero no era del todo mi culpa—. Además, los tamaraneanos somos muy... —le doy una mirada para que comprenda lo que quería decir sin tener que decirlo, y de solo ver su sorna supe que él me entendió— cuando nos emparejamos.

Mi cabello se incendie, me acomodo sobre él mientras pasa sus manos sobre mi cintura y me guía hacia una posición más cómoda para ambos, acariciando mi cuerpo sobre la suave tela de la bata y jugando con el cinturón.

—¿Entonces quieres que alivie tus necesidades? —aprieta mi cintura.

—Solo si quieres. También puedo aliviarme sola.

Una de sus cejas se alza y unos segundos después acerca sus labios a los míos para dejar un corto beso.

—Lo haré yo. —me da una palmada en el trasero que me pone rígida al instante, entrecierro los ojos en su dirección como clara amenaza y él suelta una risa.— Tranquila, gatita.

—No me provoques.

Su mirada se iluminó con diversión mientras masajeaba mi glúteo que había golpeado tiempo antes. No me había dolido, sería ilógico que me doliera, pero estaba más que claro que lo había hecho con intenciones de molestarme.

—Solo intentaba aliviar tus necesidades. —se burló, y juro que estuve lanzando chispas de mis ojos al escucharlo.

—Sabes a lo que me refería.

—No, no lo sé.

X'hal, dame paciencia.

—Damian.

—¿Sí?

—Quiero hacerlo.

—¿Qué cosa?

Voy a matarlo.

—No voy a decir eso que quieres que diga —lo fulmino.

—¿Eres capaz de hacerlo pero no de decirlo? —vuelve a burlarse.

Sí, lo voy a matar.

—Quiero —suspiré antes de soltarlo— tener sexo contigo, ahora.

Su sonrisa creció antes de darme un rápido beso.

—Lo que ordene, princesa. —sus manos fueron al nudo de mi bata y lo desataron con suma lentitud, torturándome con el roce de su mano sobre mi cintura, guió sus manos a los bordes y comenzó a deslizarla hasta quitármela, dejándome con mi pijama, y se acercó para dejar un casto beso en mi cuello, me tomó por debajo de los muslos y se levantó del sillón.

—No es necesario que me cargues.

—Está bien, quiero llevarte a la cama. —sonrió, mientras yo pasaba mis brazos por detrás de su cuello y lo observaba con ternura, él realmente era muy lindo cuando quería.— Solo evita usar tu fuerza sobrehumana y podré cargarte las veces que quieras.

Acaricié su cabello con mis dedos, sintiendo la humedad bajo mi piel.

—Creo que tomaré las riendas sobre el asunto —hablo, llamando su atención en cuanto se detuvo junto a su cama—. No me ayudas a mantenerme en control, así que será más fácil si yo estoy arriba.