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DAMIAN.

Nos apresuramos a bajar de la antena, Mar'i prefirió lanzarse desde lo más alto, se había ofrecido a bajarme pero me negué, así que solo bajé por las escaleras hasta dejarme caer unos metros antes del suelo y aterrizar a su lado.

—Fue una noche —volteó a verme con las manos en la cintura mientras parecía buscar la palabra perfecta para describirlo:— única.

—No quería que acabara así. —digo, observándola con detenimiento desde mi lugar.

—No, no te preocupes, entiendo —asiente con una sonrisa.

Algunos mechones de su cabello seguían encendidos y sus mejillas sonrojadas me decían que aún seguía hirviendo por lo sucedido hace unos minutos atrás.

Eso me hace sonreír.

—El idioma —hablé, llamando su atención—, el que hablaste hace unos minutos, ¿cuál era?

Ella muerde su labio inferior y sonríe antes de responder:

—Tamaraniano, el idioma materno de mi madre.

—Había olvidado que tu madre era una alienígena —digo, metiendo las manos dentro de los balsillos de mi abrigo.

Mar'i solo se limita a sonreír levemente y le da un vistazo a nuestro al rededor.

—Sí —la escucho murmurar, y noto dolor en su tono, no solo su voz también la forma en que me había esquivado la mirada responder—. Lo que me convierte en alienígena también —sonríe de lado antes de volver a verme—. Ahora puedes decir que casi te acuestas con un alíen.

Noto que intenta desviar el tema de su madre así que le doy el placer de esquivarlo y sonreír un poco mientras la observo sin poder apartar la mirada de ella.

—Ya tendré la oportunidad de decir que me acosté con una.

Sus ojos se abren de par en par y la puedo sentir estremecerse por más que esté a casi tres metros de distancia.

—Eres muy directo —la escucho murmurar mientras mira a otro lado pensativa y luego vuelve a conectar nuestras miradas—. ¿Das por hecho que estarás con una?

Mi sonrisa se curva hacia un lado al verla arquear una ceja, de una manera casi retadora.

Pero mi sonrisa se desvanece en un instante, siento un escalofríos recorrer mi cuerpo y como si un par de agujas se clavaran en mi cuerpo. Rápidamente dirijo mi mirada hacia uno de los edificios abandonados que nos rodeaban.

Puedo jurarlo, hay alguien observando.

—Adelántate. —miro a Mar'i dándole una leve sonrisa, sintiendo la mirada penetrante de alguien sobre mí—. Conduce hasta la mansión. —le quito el seguro al auto y me acerco al baúl para sacar un bolso negro, luego me acerco a ella y le tiendo las llaves.— Dile a Pennyworth que iré hacia el bar, que me comunicaré con él apenas prenda el transmisor.

Ella me mira en silencio, preocupada, pero agarra las llaves mientras yo lanzo el bolso al suelo y comienzo a sacarme el abrigo, abrir el bolso, y sacar el traje para empezar a ponérmelo.

—Hay alguien, ¿cierto? —me dice, siguiendo en su posición y actuando normal, sin voltear a ver el edificio abandonado.

—Sí. —respondo, colocándome la parte superior sobre la remera negra que traía debajo.— Creo que no atacó porque te vio saltar de lo más alto, y no quiso enfrentarse a un meta-humano.

Ella sonrió de lado pero aún lucía preocupada.

—Puedo ayudarte si quieres.

—No, no quiero que te metas en esto.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora