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DAMIAN.

Al abrir los ojos me encuentro de frente con el techo de tela sobre la cama, cortinas casi transparentes que me rodeaban y la luz del sol pegando sobre mi cuerpo haciéndome voltear el rostro para acostumbrarme, la cabeza me da vueltas y siento una presión inmensa en ella, como si estuvieran martillándome el cráneo. Escucho voces distorsionadas a lo lejos y gritos que me hacen apretar los párpados con dolor, seguido de ello unos pasos se acercan a la habitación. El sonido de esos tacones chocando contra el mármol me lo sé de memoria.

La última vez que vi a mi madre fue cuando tenía catorce años, porque ella quiso conocer a mi novia y darle el buen ojo. En otra palabras, la quiso conocer solo para saber si era "digna" de salir con su hijo. Sabía que no era por eso, tanto ella como Ra's querían saber quién era la posible candidata para seguir con la descendencia Al Ghul, porque solo era eso para ellos: una caja que se abriría para traerles una nueva generación de asesinos.

No fue una buena madre, pero tampoco tuve una buena familia, de ambos lados tenía una gran desgracia como legado; por un lado estaba padre con sus problemas propios que no le permitían acercarse a las personas o darles el cariño que merecían, todo por culpa de la muerte de sus padres, por otro lado tenía a mi familia materna que gran parte de ella me querían muerto y enterrado diez metros bajo el suelo, mientras que la otra parte me quiere usar para sus beneficios. Esta era mi familia: el caos, la discordia y la tragedia llamada por una palabra que debería significar unión y amor.

Entonces recuerdo los dedos de Mar'i recorriendo mi piel y sus labios besando los míos, su sonrisa aparece en mi mente como un luminoso recuerdo. Una punzada en la cabeza me hace llevarme las manos al rostro y apretar los dientes con dolor, volvía a abrir los ojos y giré la cabeza sobre la almohada hacia ambos lados buscándola.

Creí que estaría aquí.

¿Solo fue una ilusión?

Alguien corre las cortinas de mi cama y paso el brazo sobre el rostro ante los rayos de luz que me golpean hasta cegarme la vista.

—Hijo.

Alejo el brazo de mi rostro y entrecierro los ojos tratando de acostumbrarme a la luz, frente a mí está Talia Al Ghul con sus ojos verdes recorriéndome la cara y sus manos sosteniendo una bandeja con comida.

—Madre. —siseo, viéndola casi con remordimiento.

Ella curva sus labios ligeramente hacia arriba y yo solo me limito a intentar sentarme en la cama con las fuerzas que apenas tenía.

—Te traje el desayuno —dice, dejándome la bandeja sobre el regazo en cuanto apoyo la espalda contra el respaldo de la cama.

Bajo la mirada hacia la comida y me doy cuenta que más que un desayuno era un almuerzo, habían huevos revueltos, ensalada, jugo de naranja, pero lo que me descolocó por completo fue los trozos de carne horneada que estaban sobre el plato.

—Sigo siendo vegetariano, madre.

—¿En serio? —hizo una mueca con sus labios en forma de disgusto y mi mirada es respuesta suficiente—. Pero debes fortalecerte, Damian. La carne va a ayudarte...

Le devuelvo la bandeja y ella la toma automáticamente antes de que yo la suelte en el aire.

—Te lo agradezco, pero no voy a comer. —no la miro y solo procedo a sacarme las vendas del cuerpo.— Si esperas algo dímelo ahora, no quiero que disfraces tus órdenes con gestos de madre bondadosa porque no te queda.

—Cuida tus palabras, Damian —me regaña y vuelve a dejar la bandeja sobre mi regazo con fuerza demás, haciendo que un poco del jugo se derramara sobre la ensalada—. Intento cuidar de ti, así que acepta esto.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora