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THOMAS.

—¿Cuál es la situación?

Padre le habla al tipo de traje rojo y símbolo de rayo azul, mientras que yo observo el panorama con impresión. Todo luce destruido y desolado, ¿cómo carajos sucedió todo esto en un par de horas?

—Nos dividimos en grupos: Superman, Nightstar y Miss Martian pelean con esa cosa, los Flecha evacuan la ciudad y los Shazam junto a Conner intentan que ningún —calla cuando una cosa parecida a un demonio gelatinoso sale desde atrás de unas ruinas y corre directamente a mí, pero padre se cruza en su camino y le corta el cuello con una espada—, lo que sea que sean esas cosas.

Me acerco a padre para ver como se acuclilla sobre la cosa, que comienza a derretirse asquerosamente.

—¿Qué crees que sean? —pregunto, observando como saca una pequeña muestra y la guarda en un recipiente de metal.

—Una invocación, eso es seguro. —afirma, levantándose sin quitarle la mirada de encima al líquido esparcido en el suelo.

—¿Una invocación? —lo miro confundido.

—Son mágicos, Robin.

Ah, genial. "Magia" era todo lo que faltaba.

—Oye, mallitas, ¿dónde está mi madre? —volteo a ver al tipo de traje rojo.

—¿Me lo dices a mí? —él me mira confundido y por la mirada que me da mi padre evito soltar un insulto—. ¿Por qué lo trajiste? —esta vez mira a mi padre.

—Era eso o dejarlo con mi madre.

—¿Y preferiste el posible apocalipsis a dejarlo con su abuela? —se cruza de brazos.

Padre se queda callado.

—Problemas familiares. —respondo, acercándome a él.— Ahora responde.

—Que lindo te salió —suelta sarcásticamente hacia mi padre—. Se siente como un Déjà Vu.

—¿Dónde está mi madre? —repito, dando otro paso hacia él pero padre me agarra del brazo para evitar que me siga acercando.

—Niño, tu madre está allá —señala el lado contrario de donde caen rayos amarillos—. Intenta llevar al sujeto a la Zona Fantasma.

—¿Qué es la Zona Fantasma?

—Iré a ayudarla. —interrumpe padre.

—No es necesario, sería mejor sí nos ayudas a descubrir una manera de deshacernos de esas cosas —dice él.

Aprovecho el momento de distracción para saltar dentro del vehículo y cerrarlo apretando ese botón azul que lo vi presionar antes.

—¡Robin!

Tiro de la palanca y arranco el vehículo con tanta facilidad que parece un auto de juguete. Pero la velocidad y el volante es lo más complicado de manejar en esta cosa. Esquivo un camión de carga volteado, aplasto y atropello a esas bestias babosas. Uno de ellos se trepa en el techo y otro tapa mi visión en la parte delantera, enciendo las luces y tomo una colina acelerando al máximo.

Entonces busco ese botón, le quito la cubierta y lo presiono. Cuando el vehículo está a punto de caer contra el asfalto, algo lo impulsa hacia arriba y los laterales se modifican para hacerlo planear por el aire.

Las bestias sobre el techo golpean el metal intentan abrirlo. Enfoco la mirada en un enorme círculo sobre el mar, como una especie de remolino morado y oscuro, frente a él veo una figura enorme con un casco de cuernos, pero es la figura femenina que sostiene del cuello lo que me hiela la sangre.

✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora