✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]

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MAR'I.

—¿Qué quiere? —me detengo en el patio delantero de la mansión y volteo a ver al hombre que me siguió fuera del edificio.

—Cuida el tono, niña —se detiene a una distancia prudente y me observa con la espalda recta, el mentón en alto y las manos entrelazadas detrás de él—. Solo quería hablar.

Noto que Nyssa también sale del edificio pero se detiene frente a la entrada, sin bajar los escalones, mientras nos observa.

—Cierto —asiento lentamente con la cabeza, cruzándome de brazos sin quitar la mirada de él, aún cuando la mirada de todos los tipos a nuestro alrededor estaban sobre mí—. Debería ser más respetuosa con el hombre que intento asesinar a mi padre incontables veces.

Él sonríe levemente pero sin borrar esa mirada altanera de sus ojos.

—Solo fueron setenta y ocho veces.

Yo copio su gesto pero con los brazos cruzados y ladeo suavemente la cabeza a un lado.

—Y la mitad de veces debió patearte el trasero —asiento, viendo su sonrisa borrarse—. Diría que más de la mitad.

Ambos soltamos risas para nada divertidas y que evidenciaban lo tenso que estaba el ambiente a nuestro alrededor.

—Fueron pocas veces y me tomó desprevenido.

—Muchos dicen eso —vuelvo a asentir, y veo a Nyssa apretar los labios a espaldas de su padre.

Las manos de Ra's dejan de estar detrás de su espalda para dejarlas a los lados de su curpo.

—Quiero hablar sobre el niño.

—Damian.

Él solo asiente.

—¿Hace cuánto tienen esta... "relación"?

—¿Pretende que le diga cosas privadas?

—Solo quiero saber si no planeas romperle el corazón al pobre niño —arqueo una ceja al escucharlo decir aquello—. Es muy sensible, casi como el cristal. Te sorprenderías lo mucho que puede llegar a fragmentarse por una simple... ocurrencia de una amante.

Dejo caer los brazos a los lados de mi cuerpo.

—¿Qué quiere decir con eso?

Él una esquina de sus labios más que la otra y vuelve a observarme con altanería.

—He vivido más de seiscientos años —suelta, dando unos pasos hacia mí y se detiene para volver a entrelazar las manos detrás de él—. Así que si vas a seducirlo, al menos asegúrate de tener un hijo con él.

La energía en mi interior chispea junto con la rabia creciendo, mis manos tiemblan, pero aún así alzo el mentón y trato de mantener la compostura.

—Señor, su nieto no es un objeto —alzo la voz y me aseguro de no apartar la mirada de la suya—. Si quiere un descendiente hágalo uno usted mismo —doy un paso al frente y terminó por decir:—. Pero como intente usarlo para sus beneficios, me aseguraré de que conozca el frío y solitario universo. No tiene una idea de las aberraciones que hay ahí. Supongo que se llevarían bien, ¿no?

Él sonríe y por primera vez veo sus ojos brillar, solo que brillaban con egoísmo, rencor y diversión, una mezcla muy cínica.

—Leí tu expediente —comienza—. No el falso que creo tu padre para entregarle al gobierno, el real —asiente sin despegar su mirada de la mía—. No llevas la S en el pecho pero sé lo que eres.

—Está equivocado.

—¿Lo estoy? Permíteme recitar las palabras que leí y me dirás si son falsas o no —hace una mueca que me tensa las manos y dice:—. "Súper fuerza, súper velocidad, súper resistencia, vuelo, absorción de energía, proyección ultravioleta, asimilación lingüística, con la capacidad de quemar la materia." Tu madre era Starfire, ¿cierto? —mi boca forma una línea casi recta y las manos se cierran en puños—. Con el intelecto, las artes marciales y la flexibilidad de tu padre unidos a los poderes de tu madre. Eres una evolución, Mar'i Grayson.