✓ METANOIA | DAMIAN WAYNE [2]

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ATENCIÓN: ALERTA SPOILER DE "SIBILINO".

MAR'I [+18].

Dejé caer la caja sobre el colchón y suspiré decepcionada. Papá y Damian se pusieron de acuerdo para pagar un penthouse, y cuando digo "de acuerdo" me refiero a que discutieron por cuatro horas quien iba a "ayudarme" a pagarlo. No estaba decepcionada por el nuevo ¿departamento? ¿hotel?, aún no sé como llamarlo, de hecho todo aquí es tan bonito y elegante que me hace sentir pequeña, pero me siento mal al recordar todas las cosas que perdí en ese departamento.

«Bueno, bienvenida al mundo de los héroes, Mar'i.»

Escucho a Damian entrar a la habitación, y no necesito voltear para saber que terminó de subir las cajas.

—Mira, encontré a Algodón. —dice, llamando mi atención al instante. Me apresuré a agarrarlo entre mis brazos para inspeccionarlo, pero todo en él lucía bien e intacto—. Estaba durmiendo en la casa de tu vecina.

—Gracias a X'hal —murmuro.

Y yo creyendo que le pasó algo. Lo acaricio un poco antes de dejarlo descansar en el colchón.

—Tsk. No jodas. —Lo escucho decir detrás de mí y volteo a verlo, sigo su mirada hasta el cuadro empolvado que está junto al mueble con el televisor.— ¿Cómo pudo sobrevivir esa cosa?

—Oh, papá lo encontró en el departamento y lo trajo —me encogí de hombros, sentándome en la cama y tratando de no reírme por su expresión.

Sé que en su mente debe estar insultando a mi padre por traer ese cuadro.

—¿Cómo es posible que sobreviviera y la habitación no? —me mira completamente confundido.

—Misterios que nunca serán revelados —digo, sabiendo que esa cosa se la compró papá a un amigo mago, John Constantine—. Al menos algo sobrevivió de esa habitación.

Gira a verme y desliza la vista hacia mis manos entrelazadas sobre mi regazo. Hace una pequeña mueca con sus labios y lo interpreto como exasperación, sé que él debe estar enojado con lo que pasó, de hecho también lo estoy pero alguien aquí debería mantener la cabeza fría por el otro.

Camina hacia mí y se sienta a mi lado, dejando su mano sobre las mías.

—Lo encontraré, lo prometo.

—No quiero que te arriesgues por una situación en la que ni siquiera deberíamos estar —me aferro a su mano, entrelazándola con la mía—. El problema debe ser de Grant, no nuestro.

—Lo sé, también odio meterme en un problema familiar. —Acaricia el dorso de mi mano con el pulgar.— Demasiados con los que ya tengo.

Su mirada se aísla por un momento en el que observa nuestras manos entrelazadas, bajo la mirada para notar lo que realmente está viendo. Nuestras manos son opuestas, una lisa y tersa mientras que la otra áspera y llena de cicatrices. Desearía tener la habilidad de traspasarle mi don de curación y regeneración, quisiera que no tuviera que recordar su pasado cada vez que ve esas cicatrices.

—¿Sabes? —Acaricio su mano con la mía y llamo su atención colocando la otra sobre su hombro para inclinarme a susurrarle al oído:— Deberíamos celebrar.

—¿Sí, y por qué? —sonríe, atrapando mi muslo con su mano.

—Tenemos un nuevo hogar, ¿no es suficiente para ti?

Voltea su cabeza hacia mí, siento sus dedos enterrarse en mis piernas y su mirada choca con mis labios en cuanto suelto un suspiro.

—Puedes celebrar por ello, yo celebraré porque te tengo. —sonríe, antes de juntar sus labios con los míos.