— ¿Cómo es la vuestra? ―preguntó curiosa aún de rodillas sobre la cama.
— Nuestra corona sigue un estilo tipo medievo y la base es, obviamente, redonda y gruesa, de la que parten cuatro cruces, una por cada punto cardinal. También está hecha en oro macizo, aunque no es tan delicada como la vuestra, sin duda. Tiene un rubí incrustado que queda justo en el frontal y una esmeralda en el centro de cada cruz. Nosotros no solemos usarla tampoco, en nuestro caso por su peso. Llevarla mucho rato implicaría terminar con el cuello hecho un desastre ―bromeó Uriel, si bien era muy cierta su afirmación. Vio cómo ella reía ante esa imagen y cómo le escuchaba atenta. Posiblemente era bueno aquel intercambio cultural sin planificar y proveniente de la mayor traición que había sufrido. Aún no sabía cómo se lo explicaría a Alyssa, pero le dolería más que a él.
— Comprensible ―dijo cuanto paró de reír. Se recostó sobre la cama quedando boca abajo con la cabeza apoyada en las palmas de las manos, mirándole con interés. Parecería una niña curiosa si no fuese por su desnudez―. Cuéntame más.
— En cuanto a la coronación ya sabes que hay sustanciales diferencias ―continuó riendo. No parecía haber malicia en su interés, solo mera curiosidad por una cultura que no conocía, como pasaba a la inversa―. Nosotros tenemos que pasar varias pruebas, no solo físicas, como soléis decir. Debemos tener algo en la cabeza porque no se dirige un reino solo con músculos; también hace falta que el gobernante sea inteligente y dirija a todos hacia mejores tiempos, mucho más prioritario según mi opinión. Creemos que nadie tiene el derecho al trono, se lo debe ganar. Eso hace que todos tengamos una oportunidad y fomenta una sociedad donde prima la meritocracia. O, al menos, eso pretendemos.
— Favorece más que lo logren los hombres con ese sistema ―apuntó ella, demostrando que estaba atenta a lo que contaba―. Me parece que las mujeres tienen pocas opciones.
— Te equivocas. Como te he dicho queremos un sistema igualitario y eso incluye las pruebas al trono. Una mujer puede saber lo mismo sobre estrategia que yo, depende de cuánto estudie. Puede conocer lo mismo de historia que yo o sobre ciencia. Puede tener una puntería o una agilidad igual que la mía. En combate físico tuve la suerte de competir con tu hermana cuando estuvo con nosotros. Es muy rápida, sabe de estrategia, conoce la técnica y me puso, con todo eso, en serios problemas. Posiblemente habría perdido ante ella si no fuese porque conozco una disciplina que ella ni había oído nombrar.
— ¿Te refieres al yudo? Tengo entendido que le dislocaste el hombro. Muy poco caballeroso por tu parte ―apuntó ella riendo.
— No fue mi intención. La sujeté más fuerte para que no se me escapara y se dislocó. Como te he dicho, Siena me lo puso muy difícil y aun así me tuve que esmerar para que no se librase de mi agarre. Si una mujer del Sol entrenase como ella y se formase en el resto de materias, tendría las mismas posibilidades que yo de ganar el trono. Ya ocurrió en el pasado, de hecho. Hemos tenido varias Reinas y han sido igual de buenas que cualquiera de los Reyes. Recuerdo que la Reina Mara, la última dirigente mujer que tuvimos, nació y creció en El Santuario, rodeada de monjes, agricultores, ganaderos y cazadores. Fue la mejor tiradora que hemos tenido nunca, sabía de teología más que nadie de los que se presentaron. Los sacerdotes, entre los que se encontraban científicos, médicos e historiadores, la formaron para competir porque ella quería intentarlo. Sorprendió a todos cuando se presentó y superó a todos los hombres con poco esfuerzo. Gobernó con sabiduría y a ella le debemos grandes avances en nuestra civilización ―explicó Uriel con ilusión. Sabía mucho de su propia historia y contársela a ella, a alguien que no conocía nada sobre ella, le encantaba―. Por todo esto te digo que no depende de ser hombre o mujer, la única condición para presentarse es ser hijo del Sol. Una vez que ganas, ya te coronan.
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La Profecía Incumplida I
Science-FictionPrimer libro de la trilogía "La Profecía Incumplida". Dos civilizaciones supervivientes luchando por evitar que la especie humana se extinga. Dos reinos obligados a entenderse para sobrevivir, tan diferentes como la noche y el día eternos en el que...