Capítulo 44.2

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Viéndola algo agobiada con tanta información, Alyssa volvió a cogerla de la mano y la sacó de ese aséptico y blanquísimo laboratorio para llevarla a su sitio favorito de nuevo. A caminar por la hierba húmeda, descalza, para mostrarle unos hermosos rosales junto a la barandilla exterior del décimo nivel.

— Estas son un regalo de un genetista que tuvimos aquí estudiando, que decidió emplear sus conocimientos en mejorar las especies que teníamos y creó esta maravilla para nosotros —dijo mostrándole, con una caricia, un delicado pétalo de un hermoso rosal de rosas negras que destacaba junto al resto de rosas rosas, amarillas, blancas y rojas—. No es lo único que ha desarrollado, pero sin duda, es lo más hermoso.

— Es increíble ver de lo que sois capaces —comentó asombrada y sonriendo.

— Si todo va bien, puede que en poco tiempo tengáis todo esto si venís aquí.

— Eso será complicado, aunque sería lo mejor en mi opinión. No lo digo porque se os desprecie, sino porque veo difícil hacer que tanta gente cambie su forma de vida y se adecúe a la vuestra. Pero se puede buscar un acercamiento. Desde luego sería una gran muestra de buena fe ayudarnos con las investigaciones genéticas. Aunque me da la sensación de que tu padre quiere que tengamos problemas en ese aspecto. Me ha quedado muy claro que buscan una unión con nosotros, así que quizá prefieran no ayudarnos en ese punto para que nos veamos obligados a mezclarnos, por supervivencia.

— No te confundas, mi padre está encantado con vuestros avances y reza porque tengáis éxito —dijo Alyssa, aunque decidió explicarse mejor al ver su cara de incredulidad—. Verás, es cierto que desea esa unión, pero es mejor que no vengáis acarreando esos problemas genéticos que tenéis aún. Cuanto más sanos estéis, mejor para nosotros. La próxima generación de descendientes que tengáis será perfecta para nuestros hijos e hijas. Se introducirá en la cadena una nueva línea sanguínea que limpiará la nuestra con la mezcla. Igual que hacemos con la sangre Antigua, pero siendo muchos de golpe. Y crearemos, de esa forma, una única línea y una única población más fuerte que camine junta y disfrute de toda la tecnología que hemos desarrollado entre todos. Ese es el objetivo del Rey. Si queréis ayuda os la prestaremos porque nos interesa hacerlo, sobre todo en este punto concreto.

— Me sorprende, la verdad. Incluso pensar que era lo que buscaba tu padre ya me sorprende, puesto que tu hermano me ha dejado entrever ciertos sentimientos de animadversión hacia nosotros debido a algunos desplantes del pasado —intentó explicar Siena con el mayor tacto posible.

— Sí, es cierto. La única blanquita que le ha caído bien a Gabriel en su vida ha sido Azumara —contestó riendo.

— ¿Blanquita? —preguntó alzando las cejas.

— Perdona —contestó poniéndose roja de pronto de la vergüenza—. Es la forma en la que nos referimos a veces a vosotros. Vuestra piel es tan clara que os comenzamos a llamar blanquitos. Pero no de forma despectiva. Ten en cuenta que nosotros descendemos de gente con la piel casi tan blanca como la vuestra y las muestras de semen que utilizamos con las portadoras son de gente también de piel clara. Sin embargo, por los siglos de exposición al sol, hemos ido oscureciendo la piel igualmente. Somos como un blanquito del pasado que ha tomado el sol y se ha puesto moreno.

— Así que blanquitos... —dijo ella riéndose al verla tan azorada sin saber cómo disculparse o explicarse. Estaba claro que era un término despectivo más que cariñoso, pero prefirió no darle importancia sabiendo el pasado tan problemático que compartían y que querían cambiar— Si vosotros me llamáis blanquita ¿quiere decir que puedo llamaros morenitos?

— Me parece justo —contestó riendo más tranquila al ver que no se lo había tomado mal.

— Echaré de menos este sitio —dijo ella pensativa cuando se sentaron en la hierba en medio de la explanada, mirando el agua a lo lejos y el haz de luz que caía sobre la pared de la cueva. Nunca se cansaba de mirarlo.

La Profecía Incumplida I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora