Mónaco 1.1

872 28 0
                                    

Llego a casa después de correr una maratón por las calles de Madrid, lanzo las llaves y me desplomo en el sofá. Cierro los ojos y respiro profundo al sentirme un poco agitada. No quiero revisar mi bandeja de entrada del correo. Miro mi teléfono y veo que efectivamente he recibido un correo. Estoy muy nerviosa, nunca he sido relaciones públicas y menos creo que lo pueda ser de Carlos Sainz, mi piloto favorito. ¿En qué estaba pensando cuando me postulé? He estado en tantas entrevistas con Ferrari que ya no sé qué pensar. Quizás aquel correo es para decirme que no he sido considerada. Me levanto y busco mi ordenador para sentirme aún peor si la noticia es mala. Si no consigo este trabajo tendré que aceptar la oferta de trabajo de mi ex novio.

-Vamos a ver -tartamudeo nerviosa.

Me muerdo las uñas. Ferrari busca una relaciones públicas en medio de lo que se aproxima el Gran Premio de Mónaco. El correo que recibo está en copia para Judith Leclerc, Jefa de relaciones públicas y esposa del guapísimo Charles Leclerc.

De: Karen Broce

Para: Lucía Garrido

Asunto: Felicidades

Buen día, Lucía.

Espero te encuentres muy bien.

Has sido seleccionada para el puesto.

¡Felicidades! Abajo adjunto detalles para llegar a Mónaco.

Saludos,

Me llevo las manos a la boca y pego un grito de felicidad que se escucha por todo el edificio. ¡Soy parte de Ferrari! Llamo a papá y ambos gritamos de la emoción. Dejo el portátil en el sofá y me pongo a bailar de un lado al otro. Quiero contarle a todo el mundo. Tomo mi teléfono y llamo a Atenea, mi mejor amiga.

- Amiga -digo- ¿Ya has hecho las maletas?

- A ver tía, relájate, apenas es martes.

- Es que me voy mañana -chillo.

- ¿Y yo?

- ¡Soy la nueva relaciones públicas de Carlos!

-Joder -grita- ¡Nos vamos a Mónaco!

Hablo con Atenea unos minutos porque tengo que empacar para mañana. Tengo las instrucciones en PDF, pero me pone de pelos conocer a Judith Leclerc, quien será mi jefa inmediata. Estoy tan emocionada de conocer a Carlos que decido quitarlo de mi fondo de pantalla. No quiero parecer una loca fan enamorada.

Temprano, llego a Mónaco el miércoles y las calles ya son una verdadera locura de un lado al otro. Me han recogido en el aeropuerto. Nunca había estado en Mónaco; impresiona la cantidad de gente que ha venido este año para el Gran Premio. El auto se detiene en el Hotel Hermitage. Intento disimular y comportarme como una profesional.

- La señora Leclerc la espera en el restaurante, le indicará su habitación. Puede dejar las maletas aquí; se las subiremos.

-Vale, gracias.

El chico amablemente asiente. Tomo mi bolso y camino con cautela hacia adentro; una chica me sonríe, mostrando sus blancos y perfectos dientes.

-La señora Leclerc la espera, por aquí.

Al entrar al salón, me quedo anonadada con lo estético y bello que es. Es un restaurante iluminado con un estilo clásico y moderno al mismo tiempo. Está vacío, pero hay algunas personas disfrutando.

- Por aquí -dice la chica.

Aquella chica me lleva donde está Judith, al verme ella sonríe amablemente y me brinda su delgada y delicada mano. Sus ojos son de un color avellana, y su cabello es castaño con corte estilo mariposa, casi cayéndole sobre su cintura.

Judith Leclerc -dice con encanto- ¿Lucía, verdad?

Sí -digo, estrechando su mano- Un placer, Judith.

Siempre he sentido mucha admiración por Judith. De hecho, su historia es bastante conocida, aunque haya cosas que nunca entendí sobre su amistad con Carlos. Ahora es la señora esposa de Leclerc, cosa que todas alguna vez quisiéramos ser.

-Espero hayas tenido un buen viaje -dice- La ciudad es una locura.

-Sí -sonrío- Es mi primera vez en Mónaco.

-¿De verdad?

-Así es.

-Te va a encantar.

Una señora de unos cuarenta años llega y saluda a Judith.

-Ella es Ana, recursos humanos. Firmarás tu contrato y si tienes alguna pregunta siempre habla con ella. ¿Entendido?

Después de firmar mi contrato, Ana se despide y Judith ordena algo para comer.

-¿Me puedes hablar un poco de ti? -pregunta curiosa- Puede ser un reto para ti.

-Lo sé, bueno, soy hija de un español y una madre chilena, pero nací en España. Siempre quise ser parte de Ferrari, y por supuesto, tengo mucha admiración por Carlos.

Sonríe asintiendo, mira su teléfono y bebe un poco de agua. Judith es bellísima; casi no ha cambiado mucho.

-Debes estar muy pendiente de Carlos -dice -En este mundo debemos tener cuidado con lo que dicen sobre los pilotos.

-Estoy segura de eso.

-Siempre, antes de carreras o después, hacen entrevistas. Siempre debes estar a su lado grabando todo.

-Sí, en muchas ocasiones vi a Patricia haciéndolo.

-Patricia -dice haciendo un mal gesto.

-¿Sucedió algo?

-¿Amor?

Me giro para ver quién habla y me ruborizo al ver a Charles detrás de mí, le sonríe a su esposa junto al pequeño Charles de 3 años.

-Disculpa, pensé que estabas libre -dice -Tú debes de ser Lucía.

-Sí, mucho gusto Charles.

Él sonríe y el pequeño también, Judith lo toma en sus brazos.

-Bien, tenemos poco tiempo, pero en la noche cenaremos juntos para que conozcas a Carlos.

Saca su tarjeta y me la entrega. Charles toma al bebé y se lo lleva fuera del restaurante.

-Descansa un poco.

Asiento, me entrega mi llave y al salir me indican a dónde debo ir. Mientras me adentro en el elevador. Cierro los ojos. Ya estoy aquí, solo falta conocerlo a el. 

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora