El sonido del piano llena el aire, envolviéndome en un remolino de emociones mientras doy el primer paso. Siento el brazo de mi padre firme bajo mi mano, un ancla que me mantiene en pie mientras intento controlar la marea de pensamientos que atraviesa mi mente. El vestido roza mis piernas con suavidad, y los pétalos bajo mis pies se sienten como pequeñas caricias que me guían hacia adelante.
Levanto la vista, buscando a Carlos entre la multitud. Allí está, al final del camino, esperándome. Su mirada se cruza con la mía, y por un instante, todo lo demás desaparece. Es como si el tiempo se detuviera, como si este momento solo fuera nuestro. La ansiedad y la emoción en sus ojos reflejan todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos superado para llegar aquí.
Cada paso que doy se siente eterno y fugaz al mismo tiempo. Mi corazón late con fuerza, y una mezcla de nerviosismo y felicidad se agita en mi pecho.
Sonrío al verlo, incapaz de contener la oleada de emoción que se apodera de mí. Mi corazón parece querer escapar de mi pecho, latiendo con tanta fuerza que casi puedo oírlo por encima de la música. Las personas a nuestro alrededor nos miran con cariño, como si compartieran este momento con nosotros, como si entendieran lo que significa.
Carlos también sonríe. Es esa sonrisa que tantas veces he visto, pero hoy tiene algo diferente: está llena de amor puro, de vulnerabilidad. Sus ojos se humedecen, y siento que podría llorar yo también. Su padre, de pie a su lado, le da un apretón en el hombro, como si estuviera diciéndole sin palabras que está orgulloso de él, que todo estará bien.
El pasillo se siente interminable y, al mismo tiempo, deseo que este momento dure para siempre. Cada paso me acerca a él, y con cada paso siento que dejo atrás el pasado, los miedos, las heridas. Este es nuestro día, nuestra historia, y al final del camino está Carlos, esperándome con los ojos llenos de amor.
Cuando finalmente llego a su lado, su voz, suave y cargada de emoción, rompe el momento.
—Estás hermosa —dice, y su sonrisa, amplia y sincera, ilumina su rostro, llegando hasta sus ojos. Es una de esas sonrisas que te desarman, que te hacen sentir que todo estará bien.
Mi pecho se llena de calor, y siento cómo las lágrimas amenazan con desbordarse. Su mirada me sostiene, como si me hablara directamente al alma.
—Mi vida —añade, con un susurro apenas audible, pero lo suficiente para que su significado cale hondo.
Sonrío, incapaz de contener las emociones que me atraviesan. Por un momento, el mundo desaparece y solo existimos él y yo, dos almas que se han encontrado, listas para empezar un nuevo capítulo juntas.
El sonido de la música se desvanece lentamente mientras el fiscal se adelanta, colocándose frente a nosotros con una postura solemne y una expresión serena. Su voz, clara y firme, rompe el silencio que se ha asentado en la sala, llenando el aire con una formalidad cargada de emoción.
—Queridos amigos y familiares, hoy nos reunimos aquí para celebrar la unión de Lucía y Carlos, dos almas que han encontrado en el otro su refugio, su hogar.
La sala permanece en un silencio expectante, y siento la calidez de Carlos junto a mí, como si su sola presencia me diera fuerzas. El fiscal continúa, hablando de amor, compromiso y la fortaleza necesaria para construir una vida juntos. Sus palabras resuenan en mi interior, recordándome todo lo que hemos atravesado para llegar hasta aquí.
—Lucía y Carlos, al mirarse hoy a los ojos, prometen honrarse, respetarse y amarse en los días buenos y en los días difíciles, en la alegría y en la tristeza, en la abundancia y en la escasez.
Carlos aprieta suavemente mi mano, y cuando nuestras miradas se encuentran, sé que estas palabras no son solo promesas, sino verdades que ya vivimos.
—Ahora, los votos —dice el fiscal, y el aire parece llenarse de una electricidad especial mientras esperamos el momento de declarar lo que sentimos el uno por el otro, ante todos y ante nosotros mismos.
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Quiero que me mires- Carlos Sainz
FanfictionLucía Garrido, la nueva relaciones públicas de Carlos Sainz, entra con entusiasmo en el glamuroso escenario del Gran Premio de Mónaco, listo para sumergirse en el vertiginoso mundo de la Fórmula 1. Su admiración por Carlos es palpable, pero la eufor...