65.

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Ella se inclinó hacia delante y rozó sus labios con los de él, Justin la alzó en sus brazos, y ella rodeó su cintura con sus piernas para no caerse. — ¿Quieres que te demuestre cuanto te extrañé, Nirvana? Y no me refiero al Justin bueno que estás esperando, hablo del Justin malo que te extrañó cada día, no el que te haría el amor, sino el que te pondría de rodillas y te penetraría hasta que suplicaras que parara. ¿Quieres probar cuál Justin te extrañó más? 

Ella cerró los ojos. En ese momento sonó el timbre, haciéndola volver a la realidad. Se bajó de sus brazos. —Adam es rápido —dijo él, antes de salir de la habitación. 

Nirvana cerró los ojos y respiró hondo. Tenía que tener su cabeza centrada en lo que realmente quería. No se podía dejar embobar por sus palabras. Abrió los ojos nuevamente y botó el aire de golpe. 

Realmente quiso salir de la habitación, pero estaba demasiado abatida para hacerlo, se sentó en la cama y miró al frente. Escuchaba a Justin discutir con su hermano. Adam le gritaba que él no tenía la culpa de nada, que quería arreglar la situación y al final Justin le propuso quedarse en casa.

Luego de unos minutos Nirvana vio a Justin entrar con una sonrisa en la habitación, ella se acostó en su lado dela cama y llevó la manta hasta su cuello. Él se acostó a su lado y se apoyó en un codo. Reinó un incómodo silencio entre ellos. Aún sin mirarlo sabía que tenía sus ojos puestos en ella, y eso la estaba haciendo sentir muy incómoda. 

Sarah emitió un pequeño gruñido y antes de que ella pudiera reaccionar, vio a Justin pararse de la cama, tomarla en sus brazos y acurrucarla en su pecho. La niña rápidamente se calmó. Él se metió debajo de las sabanas y se quedó observándola unos segundos. — ¿Tienes algún familiar que sea pelirrojo? —Preguntó él con el ceño fruncido.

Nirvana lo observó, y luego fijó los ojos en Sarah. —No que yo sepa.

— ¿Tu madre? —Preguntó él.

—No la recuerdo. No sé cómo era —respondió sinceramente—. ¿Y tú? 

Él negó. —Nadie de mi familia tiene el pelo rojo— dijo lentamente.

Silencio.

— ¿Alguien en la familia de Omar...?

— ¡Dios! —Exclamó ella sentándose en la cama—. ¿Piensas que Sarah no es tu hija? —Preguntó con el ceño fruncido. 

Justin soltó una carcajada. —Solo fue una broma —dijo acunando la pequeña cabeza de su hija en su hombro—. Por supuesto que es mía. Ustedes son mías. 

Nirvana no evitó mirar en su dirección, se mordió el labio. —Justin... —susurró y se sintió estúpida al hacerlo. En serio ¿Qué diablos le iba a decir? Miró hacia abajo. — ¿Crees que Adam le haga daño a Lucía? —Preguntó tratando de desviar la conversación.

—Por supuesto que no. él la ama, nunca le haría daño.

Eso la hizo tristemente pensar en que supuestamente justin la amaba, y sí le hacía daño. Negó tristemente. —Lo siento —lo escuchó decir—. Por todo, preciosa. Por hacerte infeliz desde que te conocí. 

Ella sonrió, tomó a la bebé en sus brazos y la depositó en la cuna, necesitaba algo de espacio, principalmente porque sus lágrimas estaban a punto de salir. Se quedó unos segundos mirando a la niña dormir. 

— ¿Nirvana? —Escuchó que Justin preguntaba detrás de ella. Empezó a sollozar al sentir su mano en su hombro y luego su caliente cuerpo envolverla desde atrás. —No sabes lo mucho que quiero hacerte feliz, me encantaría ver una sonrisa sincera y despreocupada en tus labios de nuevo saber que yo fui el que la puso ahí.

—Odio cuando estamos peleados —dijo ella, girándose para observarlo.

Él besó sus párpados mojados. —He estado pensando en algo... ¿Qué te parece ir a Noruega?

Eso la hizo sentir miserable. — ¿En serio, Justin? ¿Noruega? ¿Crees que nuestros problemas se resolverán yendo a Noruega? —Preguntó bruscamente.

—Amor, míralo de esta manera, conocerás a Noruega, Sarah verá la nieve por primera vez, iremos a esquiar... Y servirá para que Lucía y Adam se reconcilien. 

— ¿Qué? —Preguntó ella sin entender.

—Ellos irán con nosotros. Además te tengo una sorpresa. Algo que tengo hace un tiempo y no te he mostrado. 

Nirvana negó lentamente. —No quiero ir a Noruega —dijo sinceramente.

Él ahuecó su rostro en ambas manos y la besó tiernamente. —Te prometo que me voy a desconectar del trabajo y te dedicaré toda una semana, a ti y a la niña. 

— ¿Vamos a hablar de lo que realmente nos está afectando? —Preguntó Nirvana mirándolo directamente a los ojos.

—Lo prometo. Necesito desconectarme de todo y estar contigo muchos días, me hace falta. Además me he perdido de todos los progresos de mi bebé, ya sabe caminar y ni si quiera estuve aquí para verla hacerlo. Ya puede decir "pa" y "ma", quiero estar más tiempo con ella. 

Nirvana asintió. —Vamos a Noruega —dijo con una pequeña sonrisa

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora