60.

1.1K 56 0
                                    

— ¿Por qué diablos no me amas como haces con Omar?

— ¿De qué estás hablando? —Preguntó ella alzando la voz. 

Él respiró hondo y negó sonriendo. —Es increíble cómo puedes ser feliz con todo el mundo, excepto conmigo. ¿Por qué? 

—Eso no es cierto —dijo ella, frunciendo el ceño.

—Él te hace el regalo más insignificante y tú pareces rebozar de felicidad, sin embargo cuando te compro un regalo costoso solo me das las gracias, no te emocionas. 

— ¿De qué hablas? —Preguntó ella, sin entender nada.

—Te compré un maldito jeep Ford, y tiene meses ahí, estacionado, ni siquiera le has prestado atención.

Ella abrió los ojos, al comprender lo que él decía, por supuesto que había visto el jeep rojo, tenía incluso una moña color plata, nunca imaginó que era su regalo de cumpleaños, Dios. ¿Por qué no se lo había imaginado? Encontrar autos y casas eran cosas de Justin. ¿Por qué nunca lo sospechó? 

—No sé qué hacer para que me ames, no sé qué hacer para mantenerte a mi lado, para que me veas como un héroe... No importa lo que te regale, siempre algo de bajo costo será más significativo para ti. 

Ella trató de tocarlo, pero él retrocedió, su mirada triste le estaba taladrando el alma. Lo vio respirar hondo y mirarla fijamente. —Siempre he tratado de darte lo mejor, te he regalado los mejores autos, te he comprado un bonito apartamento, te he dado la oportunidad de estar en el trabajo, tienes una maldita cuenta bancaria superior a la de medio mundo, y aun así... Aun así... no te importa. No importa lo que haga nunca me tomarás en cuenta, Nirvana. 

Ella sintió que las lágrimas se apilaban en sus ojos, él se veía tan triste, y ella realmente quería aliviar su dolor, porque maldita sea, lo amaba. Pero todo con él era diferente, ella siempre había sido partidaria a apreciar los regalos, no tanto por el valor económico, sino por la intención, y sabía muy bien que Omar tenía la mejor intención del mundo cuando le hacía un regalo. 

Pero con Justin... Que él le regalara un auto, diez yates, un avión, lo que sea... Siempre pensaba que le costaba el mínimo esfuerzo, ese era su mundo, su rico mundo. Pero aparentemente estaba equivocada ¿Qué si sus regalos caros también eran bien intencionados? ¿Qué si él realmente se había esforzado para comprarle un auto? ¿Qué si había tardado horas escogiendo el mejor auto? Nunca lo había visto de esa manera, y en ese momento se sintió como una egoísta. 

Siempre supo que Justin lo tenía todo. ¿Pero qué diablos esperaba que le regalara? Aunque él lo quisiera no le daría un par de zapatos, él tenía dinero suficiente para comprar la tienda completa. ¿Para qué hacer un regalo pequeño cuando podía hacer uno grande? Él ni siquiera sabía en donde conseguir un regalo a bajo costo. No lo podía culpar por desenvolverse e s medio. En su adinerado medio. 

—Sé que me dejarás —dijo él encogiéndose de hombros—. no tengo con qué retenerte a mi lado, Omar y todo el mundo es mejor que yo, siempre termino convirtiéndome en un monstruo para obligarte a tenerte junto a mi... —él respiró hondo—. Pero no te puedo obligar a amarme. No puedo, y me duele... Quiero que me ames como yo lo hago. Traté de poner distancia entre nosotros, y no sabes cómo me dolió estar cada maldito segundo sin ti... Pensé que sería mejor que descansaras un poco, necesitaba controlarme porque... Porque sabía que no estaba haciendo las cosas bien contigo. 

—Pensé que distanciarme te haría extrañarme, pero... tú no lo hiciste. Tú te sentiste bien. Sé que no te merezco... pero he hecho lo mejor para ti, lo mejor para que... Lo siento, necesito irme —dijo caminando hasta la puerta. 

Ella lo tomó por el brazo. — ¿A dónde vas? —Le preguntó tristemente.

Él la observó tristemente. —Iré a cualquier bar, nirvana. Necesito olvidarme de toda esta mierda. 

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora