69.

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Nirvana miró al techo y no evitó sonreír como idiota. Lo amaba, lo amaba muchísimo pensó tocándose los labios. Sinceramente odiaba que él consiguiera tomarla tan fácil. Al menos debería tratar de poner resistencia. 

Después de abrigarse tomó a Sarah, la cual estaba sentada en la cuna mirándola con ojos triste. Rápidamente la puso en el suelo y sonrió al ver como Justin la observaba dar lentos pasos hasta él. —Ven aquí, princesa —le dijo alzándola en sus brazos y llenándola de besos. 

Nirvana sintió ese estúpido deseo de llorar de felicidad, era la primera vez que él la veía caminar hasta él. — ¿Quiere algo de comer? —Le preguntó la azafata.

—Claro —respondió sonriendo. 

Realmente no estaba acostumbrada al clima tan frío de Noruega, aún abrigada hasta los dientes sentía el frío carcomerle la piel. Incluso Sarah estaba incomoda, lo podía notar en la forma en que la abrasaba fuerte, buscando su calor. 

Era de noche cuando aterrizaron, Nirvana no se sorprendió al ver un Audi negro esperando por ellos, Justin siempre pensaba en todo. Lucía y Adam se adaptaban muy bien, ya que estaban entrelazados en el asiento trasero del auto.

Nirvana estaba al lado de ellos, acurrucada con la niña. De repente sintió una mano metiéndose en su bolsillo y no evitó sonreír al ver que Sarah había descubierto los chocolates que ella había comprado. —Comételos —la animó nirvana entrándole un pedazo en la boca.

Alzó la vista y se sorprendió ante la hermosa casa de madera de dos niveles que estaba frente a ella. Había otras parecidas pero estaban alejadas. Ella salió del auto con la niña en brazos, la niña miraba todo asombrada, nunca había visto la nieve en su vida. 

Justin aparcó y luego de unos segundos se unió a ellos, un señor mayor salió de la casa y habló con Justin, bajó las maletas de todos, y luego le pasó dos juegos de llaves. —Velkommen til Norge —dijo el señor con una sonrisa.

Justin respondió algo que ella no entendió. — ¿Qué dijo? —Preguntó nirvana acercándosele—. Bienvenido a Noruega —respondió él. 

— ¿Desde cuándo sabes Noruego? —Le preguntó Lucía asombrada.

Él se encogió de hombros. —He viajado mucho.

Nirvana entró en la casa, miró todo a su alrededor, a su derecha había una pared gigante de cristal, desde donde se podían ver las montañas, todo el primer piso estaba llenos de muebles cómodos, incluso había una chimenea encendida, ella entró a la cocina, era grande y muy bonita. 

Vio a Justin y a Adam tomar las maletas y subir al segundo nivel, ella los siguió y notó que había cuatro habitaciones, cada una con jacuzzi. Se escuchó un grito ahogado de parte de Sarah, todos bajaron rápidamente. 

— ¡¿Qué le hiciste?! —Le gritó Justin a lucía, al verla sosteniendo a la niña.

— ¿Qué? La niña se cayó —respondió lucía frunciendo el ceño y entregándosela a Justin—. Es mi sobrina. ¿Cómo puedes creer que le haría daño? —Preguntó cruzándose de brazos.

Nirvana se metió en medio de ellos para aliviar la atención. —Bien, solo fue una caída —dijo sonriendo—. Vamos a la cocina para preparar algo de cenar.

Pero al entrar en ella se dio cuenta de que en la meseta había una gran bandeja cubierta, la destapó y vio las Tostadas de salmón. Frunció el ceño y antes de poder preguntar algo, Justin habló.

—Jorge y su esposa cuidan la casa, les pedí que dejaran suficiente comida pre cocida en el refrigerador para hacer las cosas más fáciles. 

Nirvana asintió, abriendo el refrigerador, sacando la jarra de jugo de naranja y poniéndola en la isleta de la cocina, junto con varios vasos de cristal. Todos se sentaron. — ¿Planes para mañana? —Preguntó ella dándole de comer a Sarah.

—Esquiar —respondieron ambos hombres al unísono. 

Luego de cenar, todos subieron a sus respectivas habitaciones, Nirvana se encargó de organizar la ropa en el armario. Notó que había una cuna, eso la hizo sonreír. — ¿Llevarás una cuna a todas las partes que vayamos? —Preguntó sentándose al estilo mariposa en la cama. —Si es necesario —respondió Justin apoyando un codo en la cama y atrayendo a Sarah contra su cuerpo. La niña parecía complacida. ¿Y quién no lo estaría en los brazos de él? 

— ¿Qué pasará cando Sarah ya no necesite dormir en cunas?

Él sonrió. —Entonces mandaré a poner camas pequeñas y cuando ya no quepa en las pequeñas camas, mandaré a decorar una habitación para ella. 

Eso la hizo sonreír. —Amas mucho a la niña ¿Verdad?

Él asintió. —La adoro —dijo acariciando su pelo rojo—. Nunca había querido tener niños antes, ni siquiera me gustaba tenerlos cerca, pero ahora... Ahora que veo a Sarah entre mis brazos me pregunto. ¿En qué diablos pensaba cuando dije que odiaba a los bebés? 

Nirvana se mordió el labio, nunca se cansaría de decir que él se veía malditamente adorable ejerciendo el papel de papá. — ¿Cómo conseguiste esta propiedad? —Preguntó acostándose a su lado 

—Papá la compró hace mucho tiempo. Una o dos veces al año, Adam, jake y yo veníamos aquí con amigos y amigas, le decíamos a papá que necesitábamos estudiar para la temporada de exámenes en la escuela... Claramente hacíamos de todo menos estudiar. 

Nirvana alzó la vista hacia él. — ¿Qué quieres decir? ¿Hacían orgías y esas cosas?

Justin sonrió. —Eso y otras cosas muy locas.

—No me lo cuentes, por favor —dijo Nirvana mirándolo con asombro. 

Él se encogió de hombros. —Apenas tenía 19. 

—Eso no te justifica —dijo Nirvana negando con la cabeza—. Tengo 20 y no he hecho esas cosas.

—Gracias a Dios —dijo Justin—. Me volvería loco si participaras en orgías y ese tipo de cosas.

Luego de un silencio incomodo, ambos rieron a carcajadas. Nirvana llevó ambas manos a su rostro sonrojado. Abrió sus dedos para poder ver a Justin. — ¿Quieres que participemos en una orgía? —Preguntó ella.

Él negó. —Antes cuando los demás me importaban una mierda...

Nirvana lo miró con ojos acusadores. Justin rectificó: —Hay ciertas personas ahora que me importan mucho, y realmente soy muy posesivo contigo, así que nada de sexo con otras personas ni esas cosas ¿Bien? 

—Bien —respondió Nirvana aliviada—. No me gustan esas cosas.

Justin sonrió. —Relájate, tu cara está a punto de reventar.

Nirvana sonrió y puso una almohada en su cara. —¡Dejemos de hablar de orgías! —Exclamó.

—Está bien —dijo justn.

Ella se paró de la cama y se quitó la ropa, solo quedando en interiores, Justin había llevado a Sarah a la cuna y estaba sentado en la cama, observándola. Justo cuando ella pensaba buscar una bata, la puerta se abrió, haciéndola chillar y meterse en la cama detrás de la espalda de justin. 

—Oh, lo siento. Hermano —dijo Adam excusándose.

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora