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  —Sabes de qué quiero hablarte. ¿Verdad? —Preguntó Lucía.

Nirvana asintió, a su pesar.

—Necesito tu ayuda.

—No veo para qué — respondió sinceramente.

Lucía empezó a caminar con ella por la casa. — Le estamos haciendo una fiesta sorpresa, Jake vendrá al país.

Ella se sorprendió, el otro hermano de justin no había vuelto desde que se fue a estudiar al extranjero, él era hermano más bueno de los tres, le había enseñado a conducir, y siempre sospechó que Lucía estaba enamorada de él, por eso se sorprendió mucho cuando Lucía y Adam se casaron, Adam era una horrible persona, irresponsable, desconsiderado, arrogante, y de un momento a otro cambió.

—Justin no sabe nada de esto, queremos que sea sorpresa.

Nirvana sintió. — Entiendo todo eso, pero ¿Qué tiene que ver conmigo? — Preguntó sin entender.

—Él no vendrá, necesito que lo hagas venir aquí.

— ¿Qué te hace pensar que al pedírselo yo vendrá? — Preguntó con el ceño fruncido.

Lucía la observó con una ceja arqueada. — Sabes que si se lo pides, él lo hará. Solo tienes que llamarlo. Ahora.

Nirvana tragó forzado. — ¿Qué le voy a decir, Lucía? — Preguntó.

Ella rodó los ojos. — Puedes decirle la verdad, que lo amas, que lo extrañas, que lo adoras, que venga... Tu sabes... Esas cosas — dijo ella riendo.

Nirvana rodó los ojos. —No es gracioso —dijo sacando su teléfono y marcando su número. Respiró hondo. Él tomó la llamada al primer tono, para su mala suerte. — ¿Nirvana? — Preguntó.

Ella no solía llamarlo. De hecho desde que se separaron no lo había hecho. Siempre usaba el teléfono de la niña para comunicarse con él, y solo lo hacía en caso de ser necesario. — Justin — dijo ella mirando hacia arriba—. ¿Estarás ocupado todo el día?

— Si — respondió él rápidamente—. Tengo mucho trabajo que hacer. ¿Pasa algo con Sarah?

— No... Solo quería saber si... Podrías... — respiró hondo.

Lucía la observó con ojos suplicantes, la iba a matar por eso. — Se trata de mi — dijo con los ojos cerrados, mordiéndose el labio.

— ¿Qué pasa contigo?

— Te necesito, Justin. Te necesito aquí. Ahora.

— ¿Estás bien? — preguntó él, preocupado.

— No — mintió ella—. No lo estoy, necesito que vengas aquí, de verdad, amor. Estoy en casa de tu padre, me siento más segura aquí.

— No te muevas de ahí. Estaré allá en unas horas. ¿Bien?

— Gracias — dijo ella colgando el teléfono y abriendo los ojos.

Lucía saltó de emoción. — ¡Sabía que lo lograrías! — Exclamó sonriendo—. Gracias, por esto. Te debo un mundo.

Ella ni siquiera podía respirar. Miró al piso y pensó que caería en cualquier momento. — No es tan malo, Vane — dijo Lucía al verla.

—No lo entiendes — dijo Nirvana, alejándose de ella—. Esto es difícil para mí.

Cuando Jake entró a la casa, ella no pudo evitar abrasarlo con fuerza, él la alzó en brazos. Por supuesto que él sabía de su separación con Justin, pero eso no hizo que dejaran de ser los amigos que habían sido antes de él irse del país.

— Él es un estúpido al dejarte ir. Un maldito imbécil — le susurró.

Ella sonrió. —Todo está bien, en serio — Le aseguró.

— El hombre con el que sales es muy afortunado — dijo él con una sonrisa sincera. Él era totalmente diferente a sus dos hermanos, era el hermano menor, pero solo por un año. A decir verdad, todos ellos se llevaban un año de diferencia, Justin cumplía 31 años ese día, Adam tenía 29, y Jake 28.

—Dime que te quedarás — dijo Nirvana sonriendo.
Él se encogió de hombros. —Pensé que al graduarme de la escuela de derecho, tendría que asumir mi papel en la empresa, pero veo que Adam y Justin tienen todo controlado.

— No tienes que trabajar en la empresa para poder quedarte, puedes quedarte de todas formas.

—Lo sé —dijo él respirando hondo—. Supongo que en los próximos días decidiré qué haré. Él se quedó observando a Sarah. — ¿Esa pequeña pelirroja es mi sobrina? — Preguntó sonriendo.

Nirvana asintió, tomó a la niña de la mano y la llevó hasta él. — Este es jake — dijo señalándolo—. Es tu tío.

La niña se quedó en el mismo lugar. —Es hermano de papi, y de Adam — siguió diciendo, para ver si la niña comprendía.

Jake la alzó en sus brazos. La niña parecía incomoda, hasta que él le enseñó todos los dulces que le había comprado.

Cuando la noche cayó, Nirvana pensó que talvez no había sido tan convincente como pensó, ya que Justin no había llegado a casa. Lucía la miraba de vez en cuando, y eso la ponía más nerviosa. Todo estaba listo para recibirlo, excepto que él no estaba.

Cuando sonó el timbre y ella aguantó la respiración, después de verlo entrar y a todos gritar ¡Sorpresa! Pudo respirar de nuevo. Él se veía lindo con su traje, siempre estaba perfectamente arreglado, al parecer había tenido un buen viaje.

Frunció el ceño al ver a la rubia que entraba detrás de él. Coral.  


Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora