16.

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Ella no pudo contenerse y empezó a llorar nuevamente. Lo escuchó maldecir y apretar su agarre en ella. —Perdóname, perdóname princesa, te amo a ti, independientemente si me hubieras dado a una niña o no. Te amo a ti. Eres lo más importante para mí. 

Ella no respondió, solo se quedó ahí, sintiéndose cómoda entre sus brazos, sintiéndose segura. —Feliz año nuevo —le dijo ella, con la voz entrecortada.

—Igual cielo. 

Nirvana hizo una mueca cuando sintió que él la alzaba en sus brazos y caminaba con ella, entrando a la habitación. La depositó en la cama suavemente y dejó que se acomodara para luego él apoyar su cabeza en el hueco de su cuello y dejar descansar su brazo por encima de la cintura de ella. —Estaba enojado, quiero decir… Por Dios, casi morías…

—Estás exagerando —respondió nirvana, acariciando su mano. —Iba a estar bien.

—Nadie podía asegurar eso, ni siquiera tú. De solo pensar que estabas lejos, sola y dando a luz a la niña… No sé, me volví loco, no quería que te pasara nada malo… Luego te vi ahí y sentía tanta rabia contigo y conmigo mismo por dejar que todo esto sucediera de la forma en la que se supone no debía pasar que… Perdí el control… Lo admito… Pero tú lo eres todo para mí. 

Ella sonrió mientras cerraba los ojos, estaba cansada y empezó a notar esos estragos a medida que bostezaba. La voz de Justin se fue alejando más y más y lo último que escuchó fue el susurro de un “Te amo” antes de quedarse dormida. 

Ni siquiera supo cuántas horas había dormido, solo que cuando finalmente pudo abrir los ojos notó que Justin la abrasaba y la mantenía sujeta en sus brazos, miró hacia el otro lado y sonrió al ver a su pequeña niña, mirándola, se inclinó y le dio un pequeño beso. Era hermosa y era de ella. Tomó sus pequeñas manitas y las besó. —Te amo —le dijo en un susurro. Porque aunque no lo había demostrado anteriormente, era la verdad. 

Tenía que admitirlo, Justin se veía hermoso haciendo el papel de padre, aunque a veces no le saliera tan bien. Nirvana preparaba el desayuno y trataba de ver algo en el plasma que había en la cocina, pero no se pudo concentrar, ya que la niña lloraba descontroladamente. — ¿Está todo bien? —preguntó entrando a la habitación.

Él le dio una mirada de pánico, y ella sonrió. Terminó de hacer el desayuno y tomó al bebé en brazos, la niña lloraba mucho, y era entendible que los desesperara pero siempre había una salida, ella empezó a acariciar su pequeña cabecita mientras caminaba con ella en brazos y luego de unos minutos logró que se calmara. 

En los días posteriores, ambos se la ingeniaron para atender al bebé, empezando por Justin, el cual tomó una semana de descanso y se la pasaba encerrado en el estudio, tecleando casi todo el día en la laptop; y ella… Ella, bueno, ella hacía algunas llamadas y autorizaba algunas cosas. 

Cuando ella estaba atendiendo algunas llamadas, Justin solía tener la niña en sus brazos, y viceversa, pero la situación era bastante tediosa, y aunque necesitaban una solución, no aceptaría renunciar al trabajo. Eso era todo lo que la mantenía ocupada, no podía simplemente quedarse en casa todo el día. Finalmente había encontrado algo en lo que era útil y no lo echaría por la borda. 

—Necesitamos una niñera —dijo Justin, tirándose en la cama.

—No, no la necesitamos —respondió acomodando a la bebé en la cuna que habían llevado a la habitación. 

—Por amor a Dios, ni siquiera puedo trabajar una hora sin alguna interrupción, además tengo que volver a viajar, no concluí el trabajo porque tuve que venir por el parto. 

— ¿Cuándo tienes que irte? —Le preguntó recostándose en la cama y mirándolo.

—La próxima semana. 

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora