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  Todos se quedaron en la sala de espera, hablando de cualquier cosa, Sarah estaba en los brazos de su padre, Lucía estaba sentada en las piernas de Adam, y ella estaba recostada del hombro de Jake.

No fue sino a las cinco de la mañana, cuando por fin pudieron ir a la habitación, todos sus hijos pasaron primero a verlo, luego Lucía, y finalmente, luego de Sarah, fue su turno. Él se veía bastante estable, aunque parecía cansado.

El marcapasos que le habían implantado servía para mantener la frecuencia cardiaca adecuada. —Nirvana... —dijo él lentamente con una sonrisa.

—Nos diste un susto de muerte —dijo ella con los brazos cruzados.

Él cerró los ojos un momento, y ella pudo ver angustia en ellos. —Quiero hablarte... Si algo me pasa...

—No hables así —lo interrumpió ella.

—Escúchame, por favor. Es importante.

Ella se paró del asiento, y se le acercó. — ¿Qué quieres decirme?

Él suspiró. —Si algo llegara a pasarme... Quiero pedirte perdón, sé que las cosas han sido difíciles para ti desde el primer momento, sé cómo fue el inicio de su relación, lamento todo lo que te hicimos, conozco a mi hijo, sé lo cruel que puede llegar a ser... Aprendió del mejor.

Ella cerró los ojos un momento. A veces se olvidaba de que el hombre que amaba la había comprado, violado, y la había tratado como una basura. —Está bien —dijo lentamente.

—Gracias por a pesar de todo, premiarnos con esa niña hermosa que no nos merecíamos. Ahora voy a abusar de mi condición de enfermo, queriendo que me hagas otro favor. Un gran favor que te suplico que cumplas.

Ella asintió.

—Si muero... Quiero que renuncies a tu trabajo.

Nirvana frunció el ceño. — ¿Qué? —Preguntó sin entender.

Él asintió. —Confío plenamente en que Justin se hará cargo de todo, sé que es un hombre fuerte... Pero conozco sus debilidades también, y sé que él puede caer a un abismo y que le puede resultar difícil salir de ahí... Y tú no estarás ahí para él.

—No entiendo... —empezó a decir ella.

—Nirvana, tú eres la competencia, él se hundirá en el trabajo...

—Lo entiendo —dijo ella interrumpiéndolo—. Lo haré —dijo finalmente.

—No lo dejes caer, Nirvana —dijo en un susurro—. No dejes que se hunda.

Ella asintió, y justo cuando pensaba decirle algo, vio a Justin entrar con la niña en brazos.

Cuando llegó a casa, se dio un baño y fue directo a la cama. Estaba tan agotada, física y emocionalmente, no había dormido nada, Chris estaba trabajando, así que no tenía excusa para quedarse despierta. Justo iba a apagar la luz de la habitación, cuando vio a Sarah entrar a la habitación, con su pijama color rosa y el peluche de Dinosaurio que su padre le había regalado cuando era apenas un bebé.

—Mami —dijo lentamente. — ¿Puedo dormir contigo? —Preguntó mirándola.

Nirvana sonrió. La niña nunca le había pedido eso, ni siquiera entraba a su habitación, ya que nunca estaba por mucho tiempo en algún lugar en el que también estuviera Christopher. —Por supuesto, mi amor —le dijo tomándola de la mano.

La niña se metió debajo de las sábanas y se acurrucó contra ella. —Papi estaba muy triste, si abuelo se muere va a llorar.... —La niña respiró hondo—. Yo también voy a llorar.

Nirvana le dio un beso en el pelo y la abrasó con fuerza. —Tu abuelo se pondrá bien —le aseguró antes de quedarse profundamente dormida.

Cuando nirvana abrió los ojos, sintió los brazos de Chris envolverla, notó que era de día. ¡Cuánto había dormido! Sarah aún seguía a su lado, acurrucada contra su pecho. Sonrió y besó su mejilla. — Te amo —le susurró.   


Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora