Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.

133.

  De repente se escucharon gritos, Nirvana se levantó del banco, vio a Sarah correr hasta donde ella y prácticamente abalanzarse a sus brazos. —Abuelo...— decía llorando.

Jake corrió hacia adentro de la casa, ella hizo lo mismo.

Todo adentro estaba hecho un desastre, no pasó ni dos minutos cuando una ambulancia estaba trasladando al padre de Justin al hospital, nadie sabía nada, solo decían que se había desmayado.

Justin se fue con él, y todos los demás tardaron al menos diez minutos en llegar, el tráfico estaba fatal. Todos corrieron cuando llegaron al hospital, era una locura.

La mayoría tomó asiento, pero Nirvana no pudo hacer lo mismo, ellos la estaban poniendo nerviosa, solo decían que él iba a morir, y eso la entristecía, porque le había tomado mucho cariño en los últimos años, él también era parte de su familia.

No podía irse y dejarlos a todos. No el día del cumpleaños de su hizo mayor, ni el día en que finalmente todos estaban reunidos. No era justo.
Vio a Justin salir de la sala de emergencias, parecía derrotado, el pelo le caía en la frente y su camisa estaba arrugada. Él la miró y caminó hasta ella.

Nirvana no se contuvo y lo abrasó con fuerza. — Fue un paro cardíaco, dicen que le pondrán un marcapasos.

Ella se despegó de él y acarició su mejilla. —Todo va a estar bien —le dijo mirándolo.

Pero había miedo en sus ojos, terror. —Estoy aquí, contigo —dijo ella ofreciéndole una sonrisa a medias y dándole un suave beso en los labios.

Él la apretó contra sus brazos y ella se acurrucó en su pecho. Por unos minutos se quedaron unidos, sin decir más nada, no importara lo que pasara, ella estaría ahí para él. Siempre.

Al alejarse, Nirvana notó la sorpresa en el rostro de todos. Y eso la hizo recordar un pequeñísimo detalle. Ella y Justin se habían besado y abrasado delante de todos, cuando se suponía que estaban separados, cuando ella tenía novio, y él estaba saliendo con Coral.

Incluso la niña los observaba asombrada, podía entenderla. Sarah apenas tenía un año cuando se separaron, la niña no tenía recuerdos de ellos juntos.
Justin le explicó al grupo lo que le habían dicho los doctores, ella se sentó en la sala de espera, un poco alejada de él, manteniendo una distancia prudente, la niña caminó hasta ella y se colocó entre sus piernas.
—Mami —dijo lentamente—. ¿Abuelo se va a morir?

Nirvana negó. —Él estará bien —dijo arreglándole los mechones rojos que se habían escapado de su cola.
Le había comunicado a Chris donde estaba pero nunca se imaginó que él iría al hospital, ella se paró del asiento al verlo avanzar por el pasillo, él la besó en los labios, y ella no pudo hacer otra cosa que entregarse al beso. — ¿Cómo te sientes? —Preguntó ahuecando su cara con las manos.

—Algo cansada —respondió sinceramente.

Ella observó de reojo a Justin, el cual tenía a Sarah en brazos y no le quitaba los ojos de encima. —Vamos a casa —dijo él, halándola por la mano.

Sus pies no se movieron. —Quisiera verlo antes de irme, en cuanto termine aquí, prometo que iré contigo. ¿Si?

Él miró por encima de su hombro, luego fijó los ojos en ella. —Está bien, cariño.

Cuando ella se giró, notó que todos disimulaban el no haberla visto. Respiró hondo. Estaba dando una maldita mala imagen.

Nirvana miró su reloj, eran las dos de la mañana. Lo habían trasladado a una habitación, el doctor le recomendó que se fueran a dormir, pero nadie quiso moverse.

Lucía se paró del asiento. —Coral, te llevaré a casa —dijo sacando las llaves de su auto.

Coral la miró con el ceño fruncido. —Me voy a quedar. Justin me necesita.

Lucía observó cómo Justin tenía en brazos a su hija, y ponía detrás de la oreja de Nirvana, un mechón de cabello que se había desacomodado. —Él la necesita, no te necesita —dijo sinceramente, temiendo haber sido muy brusca, pero era la verdad.

Él ni siquiera notó cuando ellas salieron de la sala de espera. No entendía como ellos habían estado tres años separados, y de repente parecer una familia, unidos como si nunca se hubieran dejado.