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  Christopher la llevó a su apartamento, era pequeño, tan solo tenía una habitación. —Humm puedes dormir aquí el tiempo que quieras, yo lo haré en el sofá —dijo él, dejando la pequeña maleta al lado de la cama—. ¿Tienes hambre? —Le preguntó.

Ella negó. —Pero supongo que la niña si —contestó caminando con ella tomada de la mano hasta la cocina y preparándole un biberón de leche.

Sarah no estaba cómoda, lo podía notar, aun bebiendo, la niña se mantenía mirando a Christopher. Y no, no lo hacía de buena manera. Sarah tenía esto de odiar a los extraños, solo era amistosa con los que conocía, con los desconocidos lloraba, y ni se les acercaba.

Nirvana acostó a la pequeña en la cama, la cual era tamaño normal, ni grande ni pequeña. — Puedes quedarte el tiempo que quieras —dijo él sentándose en el pequeño asiento en la habitación—. En serio.

Ella sonrió. — Solo serán unos días —dijo parándose—. Lo prometo.

Él asintió. Luego de unos segundos preguntó. —Perdón que te pregunte esto pero si estás totalmente dividiendo con tu esposo... Quiero decir...

Nirvana entendía perfectamente a que se refería. —Tengo dinero en una de mis cuentas, recibía mi pago cuando trabajaba, nunca utilicé ese dinero, solo lo guardé, fue con lo único que me quedé, al final de cuentas trabajé para eso.

—Entiendo.

—No es tanto, pero sí mucho. Creo que puedo comprar un pequeño apartamento, y talvez un auto usado. Y puedo sobrevivir por un tiempo en lo que encuentro un trabajo.

Ella se paró y se estiró un poco. — Gracias Chris —dijo mirándolo—. Te juro que solo seremos molestia por algunos días.

Él se acercó a ella, su pecho subía y bajaba rápidamente, pareciera como si estuviera nervioso. —Tú no eres una molestia para mí, Nirvana. Al contrario.

Nirvana sintió que toda su vida iba a cambiar a partir de ese momento.

Y en efecto... No se equivocó.   


Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora