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Escuchó el timbre sonar, y antes de caminar hasta la sala, vio como Sarah corría a toda velocidad a abrir la puerta. Se sorprendió al ver a Justin entrar rápidamente a la casa, por un momento pensó que se dirigía a ella, pero no, siguió de largo y golpeó a Chris.

Augusto entró detrás de él. — ¿Qué pasó? —Le preguntó, pero él la ignoró.

— ¡Si vuelves a gritarle a mi hija te voy a matar! —Gritó Justin pateándolo.

Nirvana corrió hasta él. — ¡Basta! —Exclamó tratando de separarlo de Chris.

Él se soltó de su agarre y la miró enojado. — ¡Sarah es tu maldita responsabilidad! ¿Por qué no estás cuidándola? ¿Quieres que me la lleve?

Ella no entendía nada. — ¡No entiendo! —Exclamó.

—Tienes que cuidarla, eres su madre —dijo él alterado—. No voy a soportar que este maldito imbécil le haga daño a la niña. ¡¿Me entiendes?!

Nirvana miró a Sarah, la cual estaba en brazos de Augusto. —Baja a la niña —le indicó. Él la obedeció. — Sal de mi casa, Justin —dijo lentamente y al ver que él no hacía nada, gritó: — ¡Largo de aquí! ¡Vete!

Se quedó parada en la sala al menos cinco minutos. Christopher tenía una bolsa de hielo presionada en su casa. — ¿Por qué lo llamaste? —Le preguntó ella a la niña.

Sarah se encogió. — Él me gritó.

Chris gruñó. — ¡Maldita sea! —Exclamó enojado—. Solo le pregunté si habías follado con ese maldito loco.

Nirvana abrió los ojos, asombrada. — ¡¿Qué?! —Preguntó gritando—. ¡No tienes porqué hablarle a Sarah de esos temas!

— ¡Y tú no tienes que dejarlo entraren tu maldita habitación! ¿Me ves cara de idiota? ¿Crees que no sé que ese imbécil está intentando meterse nuevamente contigo? Deja de tratarme como a un estúpido, Nirvana —dijo yendo a la habitación, y cerrando la puerta de un portazo.

Ella respiró hondo varios segundos, mientras sentía las lágrimas derramarse por sus ojos, miró hacia arriba tratando de detener el torrente, pero no se detenía. Llevó su mano hasta su boca y sollozó, apretando los ojos. Luego de unos segundos se secó las lágrimas y observó a Sarah.

— ¿Estás enojada conmigo? —Preguntó la niña.

Nirvana asintió, Y al hacerlo, vio que la niña rompía a llorar. Todo estaba mal, ella estaba mal, Justin estaba mal, Chris estaba mal. —No debiste llamarlo, Sarah. Soy tu madre y estaba aquí mismo. Yo podía resolver el problema —dijo saliendo al balcón y sentándose en el pequeño mueble.

—Justin es violento. No sabe solucionar las cosas de forma pacífica. —Dijo respirando hondo.

Las cosas con Christopher no mejoraron, sino todo lo contrario. Llevaban dos días sin hablarse. Ella estaba preparando la cena en la cocina, todo estaba en silencio, no en un silencio de paz, sino de incomodidad. La niña no quería salir de su habitación, y ella estaba en su propio mundo. No quería que nadie saliera lastimado por su culpa, y sospechaba que exactamente eso estaba haciendo.

Sintió que alguien estaba detrás de ella. No se giró. —No me gusta cuando estamos así —dijo Chris abrasándola por la espalda.

—No vuelvas a gritarle a mi hija —dijo ella sin mirarlo—. Tiene solo cuatro años.

—Ella entiende mucho más de lo que crees.

—Eso no te da derecho a gritarle. Si tenías que preguntar cualquier cosa me hubieras hablado a mí.

—Lo sé, lo siento —dijo él besando su cuello—. Solo que te veías tan triste que no... —él hizo una pausa—. Solo quiero que estemos bien.

Ella se dio la vuelta y chilló cuando él la alzó en brazos. —Vamos a la habitación —dijo besándola. Nirvana aferró sus piernas a su cintura para no caerse. — Estás loco —le dijo abrasándolo.

Luego de una hora, Nirvana besaba la espalda de Chris, estaban desnudos. Debía decir que disfrutaba mucho el sexo con él. Lo abrasó y sonrió. Se había quedado dormido, pero ella no podía dormir, no era que estuviera mal, solo que últimamente no podía conciliar el sueño con facilidad.

La puerta se abrió y ella terminó de arropar su cuerpo. Sarah nunca tocaba, era una mala costumbre que había tratado de quitarse de todas las formas posibles. — ¿Me puedes prestar tu laptop? —Preguntó la niña en la puerta.

Nirvana asintió. Se paró con las sábanas y fue al baño. Al menos sí tenía que agradecer por tener un baño gigantesco, en el cual cabía parte de su ropero, se puso ropa interior y una camiseta de su novio. Se lavó la cara y arregló su pelo. — ¿Tienes hambre? —Le preguntó a la niña, sintiéndose algo incomoda porque sabía que debió darle de comer a ella, antes que pensar en sexo.

Sarah negó, caminando hasta su habitación. Odiaba cuando la niña estaba tan callada, le entristecía saber que estaba mal por su culpa. —Quiero hablar con papá —dijo la niña sentándose en la cama.

Nirvana prendió su laptop, Justin siempre estaba disponible, imaginaba que también se bañaba con la computadora. Era insano.

Ella se quedó organizando el desastre que la niña había hecho en la habitación. Sonrió cuando la escuchó hablar. —...Hola papi —dijo sonriendo.

Al menos con él, las cosas no estaban tensas. Los escuchó hablar por varios minutos, Justin estaba en china, allá era de día. Cuando pretendía salir de la habitación, lo escuchó mencionar su nombre.

Ella se acostó en la cama, junto a la niña, mirando la pantalla. — ¿Qué pasa? —Preguntó, notando que él estaba perfectamente arreglado. — Quiero pedirte disculpas —dijo mirándola fijamente—. No debí ir a la casa así.

Ella asintió. —Está bien.

**

En los próximos días, las cosas realmente se calmaron, empezando por Chris, el cual había salido por cuestiones de trabajo al interior del país, le avisó que regresaría en unos cuantos días, estaba en una conferencia.

Sarah estaba muy a gusto en casa, reía y no se notaba su incomodidad. Nirvana deseaba que ella también hiciera lo mismo cuando Chris estuviera presente, pero sabía que no podía presionarla, se trataba de una pequeña niña de cuatro años.

Nirvana había llevado a la niña a casa del padre de Justin, encontró a lucía, parecía como si la estuviera esperando. —Tengo que hablar contigo —le dijo seriamente.

Ella ya se imaginaba de qué tenía que hablarle. Era 01 de Abril, Justin cumplía 31 años. Notó que había movimiento en la casa, lo que significaba que le harían una fiesta.

— ¿En qué te puedo ayudar? —Preguntó lentamente.

—Sabes de qué quiero hablarte. ¿Verdad? —Preguntó Lucía.

Nirvana asintió, a su pesar.

—Necesito tu ayuda. 


Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora