36.

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Caminó hasta la cocina y vio a una chica con un uniforme rosa, riendo a carcajadas, justin estaba sentado junto a Sarah y también reía. — ¿Qué está pasando aquí? Preguntó Nirvana, frunciendo el ceño. 

Justin se levantó del asiento y le pasó un brazo por el hombro, al tiempo que la apretaba contra su cuerpo. —Ella es Sabrina, es la niñera de Sarah, ¿No la viste en la guardería? —Preguntó sonriendo. 

Nirvana alzó una ceja. ¿Qué tenía eso de divertido? 

—...Esta es mi linda esposa —continuó él—. Cielo, ella se quedará con la niña mientras tú y yo nos vamos de viaje. ¿Qué te parece? 

— ¿De qué viaje hablas? —Preguntó ella, directamente. — ¿Qué es lo que me estás diciendo? Nadie se quedará con mi hija, Justin. 

—Un gusto conocerte —dijo la chica, extendiendo la mano, pero Nirvana no hizo ningún movimiento para levantar su mano. —Yo solo vine a traer a la niña porque el señor no pudo ir a buscarla, me tengo que ir, ya debo volver a trabajar —concluyó—.

Nirvana esperó hasta que Sabrina estuviera fuera de la casa, para entrelazar los brazos en su pecho y observar a Justin con una ceja alzada. — ¿De qué viaje me estás hablando? —Insistió—. 

Justin se acercó a ella y besó su frente. —En unos días nos iremos, tú y yo. ¿Te acuerdas de la convención del año pasado en Puerto Rico? Iremos este año también. 

— ¿Y qué tiene que ver esa niñera en todo esto? —Preguntó confundida.

Él ahuecó su rostro en ambas manos y la miró directamente a los ojos. —Tiempo para nosotros solos. 

—No voy a dejar a la niña con una extraña. 

—Sabrina es una niñera calificada, además no creo que la guardería me enviaría a alguien que fuera peligrosa para nuestro bebé.

Ella se alejó y respiró hondo. —Déjame pensarlo ¿Si? —Le propuso. 

—Es que no hay nada que pensar, mi vida, ya lo he arreglado todo. Sabrina vendrá mañana para que la niña se acostumbre a ella, y tú y yo nos iremos. 

Nirvana se quitó la chaqueta y lo observó con ojos bien abiertos. — ¡¿Qué?! —Exclamó enojada. —Ahora sí que te volviste loco. ¿Cómo diablos tomas una decisión así sin consultarlo conmigo? 

—Tenemos que ir, tú formas parte de la empresa, tú irás.

—La niña también —respondió ella. 

—Entiende una cosa... —empezó a decir Justin, alzando la voz.

— ¡Entiéndeme tú a mí! —Gritó nirvana en respuesta. —No voy a dejar a la niña con una maldita extraña por una semana, tiene solo tres meses, si quieres que vaya, la niña tendrá que ir o no hay trato. 

Él sonrió y se acercó a ella, acarició su mejilla y le susurró al oído: —No vas a disfrutar del viaje con esa niña, pero si quieres llevarla está bien... Luego No te quiero ver quejándote cuando no puedas sentirte libre allá. Tú la vas a atender, yo no lo haré. 

Nirvana lo vio tomar las llaves del auto y marcharse. Ella llevó las manos hasta su cabeza. Le importaba una mierda lo que él pensara, no iba a ceder ante sus órdenes, no podía dejar a su hija de tres meses con nadie. ¿Para qué diablos había regresado temprano a casa? 

De más estaba decir que los días posteriores fueron de mal en peor, entre ellos la relación estaba algo tensa. Ninguno hablaba con el otro, y en caso de hacerlo solo se decían lo necesario. Era tan ilógico que la relación se enfriara solo porque las cosas no se hicieran como Justin las planeaba. 

— ¿Todo listo? —Lo escuchó preguntar detrás de ella.

Nirvana asintió lentamente. La niña había estado estornudando y por eso la había abrigado completamente. Miró la pequeña maleta que había preparado para ella y Sarah. 

— ¿Está bien todo? —preguntó él.

Ella asintió, saliendo de la habitación. Él dejó clara su posición, ¿si no iba a ayudarla con la niña para qué diablos se interesaba? 

Él trató de buscar algún contacto con ella mientras iban en el avión, pero nirvana no respondió. Si tenía que ser sincera solo lo acompañaba porque realmente era parte de la empresa, de ser de otra manera, se hubiera quedado en casa acurrucada con su bebé. —No podemos estar así, princesa. Odio cuando te enojas conmigo le susurró él.

Ella trató de ignorarlo pero tenía que ser sincera, lo amaba a morir y ahí estaba el problema, no quería estar enojada con él, solo quería que la entendiera y la apoyara ¿Tan difícil era? 

Odiaba en lo que se había convertido, anteriormente no estaba totalmente enamorada y era más fácil desprenderse de él, más fácil alejarse, más fácil ignorarlo, pero ya no podía porque sentía que su corazón sufría. No quería ceder a sus deseos porque eso solo era admitir que él tenía razón y que la niña estaba siendo un estorbo cuando se suponía que no debía ser así.

Sintió que sus ojos se aguaban, pero rápidamente pudo disimularlo, no quería demostrar ser más débil de lo que ya estaba resultando ser. Miró por la ventanilla de avión, ni siquiera podía hablar sin romper en llanto. Que estúpida era. 

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora