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—Está embarazada —respondió él, de repente.

Eso la hizo expulsar el café de su boca. — ¡¿Qué?! —Preguntó alarmada. Y no sabía realmente qué sentir, pero definitivamente no era alegría. —Vas a ser papá —susurró con los ojos bien abiertos. 

Él sonrió. —Era broma. ¡Dios! ¡Ve tu cara! ¡Estás pálida!

Nirvana sonrió nerviosamente, algo dentro de ella volvió a su lugar y no supo si había sido su corazón o algún otro órgano. — ¿Estás bien? —le preguntó él.

Ella asintió. —Me sorprendiste, es todo.

— ¿No te gustaría que fuera padre? —Le preguntó él.

Ella no supo que responder, así que fue sincera: —No lo sé —dijo mirándolo fijamente.

—En caso de que lo fuera, le puedo pedir algunos consejos a Justin, él parece llevarse muy bien con Sarah.

Nirvana rodó los ojos y le tiró el lápiz que estaba en la mesa. —Que gracioso —dijo negando lentamente. 

—Es un simple resfriado —dijo él, encogiéndose de hombros—. Tuvo la loca idea de bañarse en la lluvia y estas son las consecuencias. Se está quedando en mi casa, pensamos que es buena idea vivir juntos. 

Nirvana lo observó asombrada. —Supongo que no es una broma ¿Verdad? —Preguntó con las cejas alzadas.

Él le guiñó un ojo, mas no le respondió. 

El día terminó de complicársele cuando notó que la goma trasera de su auto estaba desinflada, al principio pensó que sería fácil intentar cambiarla, pero luego de unos minutos y con sus pantalones sucios supo que no. 

Omar la ayudó, se despidió de él, y trató de llegar a la guardería a tiempo, pero le fue casi imposible, ya eran las 7, su pelo estaba alborotado, sus pantalones sucios, había tenido un día agitado y lo único que deseaba era volver a casa y dormir unas merecidas ocho horas. 

—Vengo por Sarah —le dijo a Sabrina. 

Frunció el ceño al ver que la guardería estaba vacía, solo estaba Sabrina y el hombre de seguridad que había visto al entrar. — ¿Su nombre? —Preguntó ella, con una sonrisa falsa. 

—No estoy para juegos hoy —respondió bruscamente—. Dame a Sarah.

—A ver señora —dijo ella alzando las cejas—. ¿Tiene la carta firmada de autorización? Porque créame, usted no parece la esposa de justin.

Nirvana sonrió. — ¿En serio? —Preguntó con los dientes apretados. 

—Pareces más su empleada —dijo mirándola de arriba abajo.

Y eso terminó de romper el estado de estrés en el que estaba, la tomó del pelo, bajando su cabeza casi hasta el piso. —Dame a mi hija —le dijo con dientes apretados. 

Sabrina empezó a patalear, y a gritarle improperios, nirvana la empujó y cuando ésta cayó al piso, la pateó varias veces. — ¡Eres una zorra! —Le gritó, entrando al recinto y tomando a Sarah, la cual estaba llorando. 

Observó cómo al menos cuatro o cinco niños empezaron a llorar, también. Salió del lugar rápidamente y regresó a casa. 

Sus manos temblaban. ¿Qué diablos había hecho? Había agredido a una chica en una guardería. Respiró hondo y se paseó por la casa. Eso no era tan malo ¿O sí? Lo mejor sería pretender que nada pasó. Se arregló un poco y se sentó en la cama. Lo que menos quería era que Justin se enterara de lo que había hecho. 

Escuchó que la puerta de la habitación se abría. Se levantó y caminó hasta él, Justin la abrasó y le dio un beso en los labios. Ella se acurrucó en sus brazos, y sonrió cuando él la alzó en brazos y se tiró en la cama con ella. 

Él empezó a besar su clavícula. —Nirvana, ¿No tienes nada que contarme? —Le preguntó, acariciando su pelo.

Ella lo miró fijamente a los ojos por unos segundos. —No, no tengo nada que decir. —Mintió—.

Él se levantó de su cuerpo y la observó enojado. Era obvio. 

Él ya lo sabía.

— ¿Por qué será que recibí una llamada de una chica, a la cual agrediste que me dijo que presentaría cargos contra ti por agresión física? 

—Yo... —empezó a decir un tanto nerviosa.

— ¿En qué diablos estabas pensando? Agrediste a esa chica frente a un grupo de niños, las cámaras te grabaron.

— ¡Lo siento! — Exclamó en tono alto—. Ella me provocó. Empezó a decir que no parecía tu esposa, y...

— ¿Cuándo vas a crecer, Nirvana? ¿Cuándo dejarás de ser una niña? ¿Por qué no te comportas como una mujer? —Le preguntó bruscamente. 

Ella sintió que las lágrimas se apilaban en sus ojos. —Lo siento, Justin. En vez de estar descubriendo cosas, un hombre me violó a los 18 y me obligó a ser una mujer antes de tiempo —Dijo tristemente. 

Él se quedó en silencio unos segundos. —Cielo... Yo... —empezó a decir, pero ella negó tristemente, y salió de la habitación.

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora