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Justin observó con terror toda la sangre que salía del cuerpo de Nirvana. La habían llevado al hospital y la estaban estabilizando, estaba en estado delicado.

Sarah también estaba siendo tratada, ya que tenía una fractura en las costillas y estaba deshidratada.

Definitivamente todos pagarían por lo que le habían hecho a las personas que más amaba en esta vida, pero en ese justo momento él no podía pensar en venganza, lo único que le preocupaba era que Nirvana se recuperara. Ella ni siquiera despertaba, solo estaba ahí, inconsciente en el área de cuidados intensivos.

Sus hermanos se estaban encargando de todo lo relacionado a Coral y a los demás hombres que participaron en el secuestro. Él no se había movido de la sala de espera, Lucía estaba a su lado. — ¿Crees que se recupere? —Preguntó ella secándose las lágrimas.

Él ni siquiera podía hablar. Se encogió de hombros y miró al frente. Ni siquiera podía imaginar una vida sin ella, Nirvana era la mujer que él amaba, la única que realmente él había amado, ella tenía su corazón y si se iba... él simplemente se iba a perder.

Se había equivocado muchísimas veces, pero del error que se arrepentía cada día era de haberla dejado ir esa noche en que abortó. Por supuesto que ella no habría querido abortar a su bebé, era Nirvana, se trataba de ella, nunca le haría daño a nadie, pero estaba tan enojado y sentía tanta rabia que se cegó y la dejó ir.

Y cuando reaccionó se dio cuenta de que era demasiado tarde. Ella tenía a Chris en su vida, y parecía feliz, entonces supo que era el momento de dejar de ser tan egoísta y dejarla ser feliz. Aceptó su ruptura y la vio iniciar una nueva etapa con otro hombre en su vida.

Pero no pasó una noche en la que él no aparcara frente a su casa deseando que las cosas en su relación se arruinaran, solo esperando una pequeña señal para intervenir, pero esa señal nunca llegó.

Eso lo hizo pasar tres años sin su familia, estando solo. Viendo las cosas crecer y morir. Pasando su cumpleaños solo. Eso lo hizo aislarse de todos los demás, no soportaba ver la felicidad de los demás, la única persona con la que contó en ese tiempo fue con padre, el cual de una forma extraña lo entendía.

Vio el café que le ofrecía Lucía. —Llevas más de una hora mirando a la nada. Creo que esto te hará bien.

Él le sonrió a medias y lo aceptó. —No quiero que nada le pase, Lucía —dijo sinceramente. — ¿Sabes? Ella es todo lo que quise en mi vida, no puedo perderla ahora.

Lucía puso una mano en su hombro. Sus ojos estaban aguados. Ella sonrió. — ¿Sabes, Justin? ella saldrá de esto, es una chica fuerte. Lo sabes.

Al otro día la niña fue dada de alta, tenía un vendaje en sus costillas, pero estaba mejor. Justin la envió a casa con Susana, la niña no quería separarse de él, incluso lloró bastante cuando le pidió que fuera casa, pero era una maldita orden. Él no podía lidiar con ella en esos momentos. Le pidió a Augusto que se quedara con ellas. Nadie de su familia estaba seguro en esos momentos.

Esa noche los médicos lo dejaron ver a Nirvana. Su estado era bastante delicado. El bebé aún seguía ahí, pero había una posibilidad alta de que ella muriera. Le habían controlado la hemorragia pero sus signos vitales eran débiles.

Justin sintió rabia al verla, ella tenía moretones por todo el cuerpo. Pero rápidamente ese sentimiento fue sustituido por una tristeza profunda. Se acercó a ella lentamente. Sus ojos estaban cerrados. —Vane —la llamó lentamente, pero ella no respondió. Él llevó ambas manos a su cabeza y respiró hondo. 


Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora