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— ¿Cuál es tu interés en que me lleve bien con Laura? ¿Pasa algo con ella que yo no sepa? —Preguntó Nirvana cruzándose de brazos.

—Solo... Solo me preocupo, no sueles odiar a nadie.

—Ella merece todo mi odio, créeme —respondió saliendo de la cocina y sentándose en la sala con los demás, estaban jugando a las cartas, así que se les unió. El timbre sonó, y antes de que Amanda abriera la puerta, Nirvana caminó hasta la entrada, sabía perfectamente quien podría estar buscándola, en parte era su culpa si estaba enojado, que era lo más probable, ella debió avisarle que estaría en casa de Omar.

—Justin —dijo al verlo parado en la puerta—. ¿Quieres pasar? Estamos jugando a las cartas.

Pero su expresión facial le dejó saber que no estaba de humor para eso. —Te esperaré abajo —dijo dando la vuelta.

Nirvana respiró hondo. Se despidió de todos y se montó en el BMW, se puso el cinturón de seguridad y miró al frente. —Podrías haberme avisado —dijo él.

—Lo siento —respondió ella—. Lo olvidé.

—Últimamente estás olvidando decirme a dónde vas.

Ella rodó los ojos, el resto del camino, él pasó hablándole sobre la importancia de mantenerse comunicados, pero ella no respondió, no iniciaría una pelea con él por un hecho insignificante.

Al llegar a casa, pretendía encerrarse en la habitación, cuando lo escuchó hablar. —Gracias por ignorarme— dijo él saliendo al balcón.

Nirvana respiró hondo, se despidió de Susana, y sonrió al notar que Sarah estaba profundamente dormida. Fue hasta su habitación y se desvistió hasta quedar en bragas y se puso una fina bata para tapar su cuerpo.

Caminó hasta la cocina, y notó que Justin tenía sus manos apoyadas en el balcón, miraba hacia el frente. Ella se acercó a él por detrás y lo abrasó. —Lo siento —repitió—. Debí avisarte.

Él no respondió. Nirvana se mordió el labio. —Soy solo tuya, Justin.

Hubo un silencio incomodo, ella permaneció abrasándolo, pero él no decía nada, notaba la presión que estaba haciendo en la baranda, podía notar sus nudillos ponerse blancos, era obvio, se estaba conteniendo para no discutir, en ese momento lo amó más. Sabía que él no quería hacerle daño, y estaba intentando frenarse antes que lastimarla.

—Dejé de beber mis píldoras anticonceptivas —dijo soltándolo.

Él se giró, y ella pudo ver la felicidad plena que sus ojos expresaban. Nirvana acarició su mejilla. —Vamos por ese bebé —dijo y casi chilló cuando lo vio alzarla en sus brazos y caminar con ella a la habitación.

—Vamos por ese bebé —repitió él besándola.

Nirvana abrió los ojos, no sentía su brazo, notó que estaba debajo de la espalda de Justin, sonrió tan solo de recordar todo lo que habían hecho la noche anterior, se estiró para desconectar la alarma, la cual estaba a punto de sonar, no quería despertarlo, y no importaba si ya eran las siete de la mañana, le encantaba verlo dormir. Se acurrucó en sus brazos y volvió a cerrar los ojos.

—Te recuerdo que el horario de entrada no es a las once de la mañana —dijo Laura detrás de ella—. Hablas de justicia, ¿Pero no crees que es injusto que los demás cumplan su horario mientras tú llegas a la hora que te da la gana?

Nirvana se quitó los lentes de sol. — Basta —dijo haciendo una seña para que saliera de la oficina. — Tengo cosas que hacer.

—Entiendo que quieras jugar a ser la profesional, pero sinceramente...

—Largo de aquí —dijo nirvana con la mano alzada.

— ¿Por qué no nos haces un favor? ¿Por qué no le das tu puesto a alguien que esté realmente calificado y dejas de jugar a ser la heroína?

Nirvana la ignoró y se sentó en su asiento, dejó caer la cartera al piso alfombrado y respiró hondo. —Laura, ¿No tienes algo mejor que hacer?

—Este es mi trabajo, es parte de lo que hago, por si no lo habías notado —dijo dejando unos papeles en el escritorio—. Necesito que firmes esto dijo saliendo de la oficina.

Nirvana rodó los ojos pero rápidamente esbozó una sonrisa. No iba a permitir que Laura le arruinara la vida. Por supuesto que no.

Al medio día recibió una carta, era extraño provenía desde el ministerio de educación del estado, eso la hizo fruncir el ceño. Dejó la carta unos segundos en el escritorio sin saber qué hacer, es decir, parecía tarea fácil, solo abrir la carta y leer lo que decía pero ¿Qué decía la carta? 

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora