119.

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  Susana sonrió. —Te he querido hacer una pregunta desde hace unos días.

Nirvana frunció el ceño. — ¿Cuál es la pregunta?

— ¿Cómo te sientes con respecto a tu madre? Escuché su discusión cuando estuvo aquí, ella no merece que seas su hija.

Nirvana sintió que sus ojos se mojaban. — Supongo que no todas las mujeres pueden ser madres —dijo con tristeza.

—Al menos tienes a tu esposo, él te adora.

—Lo sé aceptó—. Yo también lo adoro.

Los demás días Lucía se había encargado de hacerlos movidos, la niña cumplía su primer año el 28 de Diciembre, así que ella se había ofrecido a organizarle una hermosa fiesta en casa del padre de Justin.

Claramente se lo agradecía con todo su ser, tenía tantos exámenes, exposiciones y asignaciones por completar que apenas tenía tiempo de comer." ¡No tienes que preocuparte por nada!" había exclamado su rubia amiga, y eso no lo ponía en duda, Lucía amaba organizar fiestas.

Unos días previos a noche buena, hicieron una pequeña celebración navideña en la universidad, entregaron las notas y se despidieron. Ella ni siquiera pudo ver sus calificaciones porque se pasó la mitad de la fiesta vomitando en el baño, para su suerte nadie lo notó, es más, estaba segura de que todos pensaban que tenía diarrea, no es que eso fuera mejor que vomitar pero... Al menos no tenía que decir que estaba embarazada, y se evitaba que estuvieran exageradamente pendientes de ella, llenándola con preguntas de cosas que ni ella misma sabía.

El día de noche buena, llegó tarde a la casa del papá de Justin, todos estaban reunidos, incluyendo a Prada, Cristóbal y a Sally, los cuales siempre los acompañaban en las fiestas navideñas.

La razón por la cual se había retrasado había sido porque estaba terminando de organizar la fiesta de navidad que hacían en la comarca, esta vez todo había sido organizado, el día anterior ella había asistido a la fiesta en la empresa de la ciudad junto con Justin, y ese día temprano, ella estaba en la comarca.

Su esposo no se quiso integrar, lo entendía perfectamente. Omar y su familia estarían ahí y él no quería tener que ver nada con ellos, de igual forma Augusto estaba con ella, para cuidarla, él sabía que estaba embarazada, así que tomaba precauciones exageradas.

Todo le resultaba extraño, era una paradoja, el año pasado había estado en la misma situación, embarazada de Sarah, asistiendo a la fiesta de la comarca sola, pero esta vez no había tristeza, esta vez no se sentía mal, todo estaba bien. Ella era feliz.

—Me tengo que ir —dijo mirando el reloj, eran las siete en punto. Ni siquiera revisó su celular, ya se podía imaginar qué tan enojado debía de estar Justin.

Vio a Augusto tomar una llamada, ya se podía imaginar a Justin gritándole. Negó lentamente y abrasó a Omar. —Feliz navidad —le deseó con una sonrisa. Le dedicó una sonrisa a Amanda y aunque solo quiso dejarlo de esa forma, al final la abrasó.

Habían discutido cuando se enteró de Laura era su madre, pero no podía culparla, luego de unos días entendió que ella solo guardó silencio para protegerla. ¿Cómo podía culparla por eso?

—Feliz Navidad, pequeña —le dijo ella apretándola con fuerza—. ¿Estás bien?

Y sabía que con eso se refería a Laura. Nirvana se encogió de hombros. —Lo superaré, lo prometo.

—Sé que lo harás —le dijo Amanda con una sonrisa.

Nirvana escuchó que la llamó Augusto. —Sí, lo sé, ya nos tenemos que ir —dijo caminando delante de él—. Sé que Justin te ha llamado.

Él le dedicó una sonrisa y le abrió la puerta trasera del BMW. Justin se había regalado a sí mismo una linda camioneta marca Mercedes Benz, así que Augusto ahora conducía el BMW. ¿Quién entendía a los hombres? ¿Para qué tener cuatro autos?

Un BMW, un Mercedes Benz, un Audi, y un Ford, sabía que había cambiado parte de sus autos deportivos por camionetas, simplemente para llevar el asiento del bebé en la parte trasera. Eso era tierno, a su extraña y rica forma, pero al final era tierno.

Augusto aparcó detrás del Mercedes Benz negro de Justin. — Ya llegamos —dijo apagando el auto. Ella bajó del auto y se quedó observándolo. — ¿Quieres cenar con nosotros? —Lo invitó.

Él negó. —Mi esposa y mi hijo me esperan en casa.
Eso la hizo sonreír. —Entonces que tengas una feliz navidad —dijo apretando su mano.

—Lo mismo le deseo.

Nirvana respiró hondo antes de entrar a la casa, desde afuera se escuchaba la música alta y la algarabía, Sally abrió la puerta y se le tiró encima, ella casi caía al suelo, de no haber sido por Justin, el cual la rescató a tiempo. Él rodó los ojos, pero se contuvo de reprimir a la niña, era obvio que se moría por gritar. ¡¿No se dan cuenta de que está embarazada?!

— ¿Cómo estás, princesa? —Le preguntó Nirvana dejándola en el piso y haciéndola dar una vuelta—. Estás hermosa.

— ¡Sarah es hermosa! — Exclamó la niña gritando—. Pero Justin no me deja sacarla a jugar. ¿Puedo? ¿Puedo hacerlo? —Preguntó con una sonrisa.

—Aún está muy pequeña para jugar —respondió tomándola de la mano—. Pero en cuanto crezca te permitiré que jueguen juntas todo el día.

Sally casi saltó y corrió a los brazos de su padre.
Nirvana sonrió al ver que aparénteme Prada y Cristóbal habían resuelto sus diferencias. — ¿Cómo están? —Preguntó acercándose a ellos.

—No mejor que tú— dijo Prada señalándola—. Te ves hermosa.

—Lo mismo digo —respondió Nirvana amablemente.

Luego de unos minutos de conversación, fue en busca de su bebé, la encontró sentada en las piernas de su abuelo, quedándose dormida mientras él le mostraba un libro de animalitos.

Él se la ofreció en cuanto la vio, ella la tomó en sus brazos y la abrasó. Le dio un beso en su pequeña cabecita. La niña se acomodó en su cuerpo y sonrió.

— ¿Estás feliz de verme? —Le preguntó besando su mejilla—. Porque yo estoy muy feliz de verte, bebé.

Vio a Justin acercársele con el ceño fruncido. — ¿Por qué no respondías a mis llamadas? tuve que llamar a Augusto para que me informara si estabas bien.

Ella negó. —De igual forma lo ibas a llamar, lo sabes.

—No es el punto —dijo él cruzándose de brazos.

— ¿No ha llegado bien y ya le estás peleando? —Preguntó lucía acercándose—. En serio, te quedarás solo, amigo —dijo avanzando hasta donde Nirvana y abrasándola.

Lucía consiguió llevársela del lado de Justin, estuvo tan ocupada ayudando a poner la mesa y hablando del cumpleaños de la niña que olvidó totalmente estar pendiente de su esposo, y cuando quiso buscarlo, ya era la hora de la cena, trató de sentarse a su lado, pero al final no fue posible.

Sarah se quedó dormida en el cochecito color rosa, a su lado. Cenaron casi a las once de la noche, después de eso todos fueron a sus habitaciones, era obvio estaban exhaustos, la suerte era que todos amanecerían en la casa, así que todo lo que faltó por hacer en noche buena lo harían el día de navidad.

Adam la ayudó a subir las cosas que había empacado de la niña y de ella misma, la relación entre ellos no era la mejor, la última vez juntos habían discutido, así que se mantenían no tan unidos como antes, claro, era entendible cuando justin sufrió el accidente, él le echó toda la culpa a ella, pensó que ella había querido que su esposo se estrellara. Que estúpido.

No se odiaban, pero habían dejado de ser los amigos que eran antes, y eso era algo que todos notaban. Él sostenía a la niña de un lado y cargaba la pequeña maleta, mientras que Nirvana iba delante de él con el cochecito en la mano.

Ella abrió la puerta de la habitación y le indicó que depositara a la niña en la cuna que el mismo Justin había instalado en la habitación, para cada vez que se quedaran a dormir. Él le dio un beso en la mejilla a la niña y la acomodó. Se quedó unos segundos observándola con ternura.

—Gracias —le dijo Nirvana quitándose los zapatos altos y dejándolos a un lado de la cama.

Él entró la mano en sus bolsillos, y Nirvana notó que era muy parecido a Justin, en cuanto a su forma de actuar. — ¿Pasa algo? —Preguntó mirándolo fijamente.

—Solo... —empezó a decir—. Quería saber si podíamos ser lo que éramos antes.

Ella se quedó en silencio unos segundos. —Si Lucía te está obligando a esto, quiero que sepas que...

—No —la interrumpió él—. Eres la esposa de mi hermano, la madre de mi sobrina, la mejor amiga de mi esposa, todos aquí te quieren, y me caes bien, lo sabes. Solo que pensé que.... Ya sabes, me enfurecí cuando vi que Justin tenía una imagen tuya y de Omar, pensé que lo engañabas y me molesté.

—Lo entiendo— respondió Nirvana parándose de la cama y avanzando hasta él. —Está bien, podemos ser los mismos de antes —dijo extendiendo una mano hacia él, pero Adam la abrasó.

Ella sonrió y se quedó unos segundos entre sus brazos, en ese mismo momento sintió que alguien entraba a la habitación, se separó de su cuñado para girarse, y notó que Justin la observaba, estaba enojado, no con su hermano, sino con ella.   


Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora