23.

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Sarah en ese momento empezó a llorar, Nirvana la tomó en brazos y la pegó contra su pecho. Justin la observó pero ella desvió la mirada. Algo dentro de ella se había roto, esa pequeña esperanza que tenía de que Justin cambiara se había achicado más, amaba al Justin actual, pero el antiguo la aterraba. 

La niña logró calmarse y ella la introdujo en el coche nuevamente. —Nirvana... —escuchó que él la llamaba.

—No —lo interrumpió—. Dime que el monstruo que ella describió no eres tú. Dime que se equivocó, dime que piensas en otra cosa aparte del trabajo, dime que Sarah y yo somos más importantes para ti que el dinero. 

Y ver que él se quedaba en silencio unos segundos, la entristeció. —Ese monstruo sigue ahí ¿Verdad?

—Yo he cambiado.

—Al parecer no lo suficiente —respondió alejándose de él. 

— ¿A dónde vas? —Preguntó él, mirándola con los ojos bien abiertos. —No pensarás abandonarme ¿Verdad? 

Ella negó tristemente. —Solo voy a casa, estoy cansada.

—Cielo, esa chica... 

— ¡Esa chica pude haber sido yo! —Exclamó mirándolo—. Pudo ser a mí a la que obligaras a abortar, incluso me hubieras desaparecido. Las mujeres no son animales, son seres humanos. 

—Eso pasó mucho antes de concerté, incluso de conocer a Sonia, en ese tiempo no quería nada que me atara a alguna mujer, un matrimonio suponía debilidad. 

— ¿Y ahora?

—Por Dios, nirvana, estamos casados, quería casarme contigo, quería tenerte para mí solo, quería tener bebés, ¿Crees que si no te hubiera amado me hubiese casado contigo? 

Ella se encogió de hombros. —No lo sé, estoy cansada, solo quiero ir a casa.

—Iré contigo —dijo él. 

—Vamos, Justin... No vas a querer dejar tus invitados solos. Estaré bien. 

—No te vas a escapar ¿Verdad?

Ella sonrió tristemente, —tengo una hija, ya el juego no es tan sencillo —respondió saliendo del local. 

Al llegar a casa, fue directamente a la habitación. ¿Cuántos secretos más le faltaría por descubrir? Era triste ver a una chica como Coral, enamorarse así de una persona que no la quería de la misma forma. Era lamentable. 

Sus pensamientos volvieron al presente, solo esperaba que Justin no las tratara de la misma forma que a esa chica, porque ella no iba a esperar a que él la destruyera, ella se alejaría, lo amaba pero no era masoquista. 

— ¿podemos vivir sin tu papi? —Le preguntó a Sarah tiernamente. La niña solo la observó y luego dirigió su atención hacia otro lado. 

Luego de haber dormido a la pequeña niña, caminó hacia el balcón, escuchó como la puerta se abría de golpe. — ¡Nirvana! ¡Nirvana! ¿Dónde estás? —Escuchó que gritaba justin. 

Ella caminó hacia él. — ¿Qué pasa? —Preguntó, pero él no le respondió, al menos no con palabras, solo se le acercó, colocó sus manos en sus mejillas y la besó. —Dime que estás bien —le rogó. 

Ella frunció el ceño al ver a dos hombres vestidos formalmente detrás de él. — ¿Qué pasa? —Preguntó alejándose un poco de él. — ¿Quiénes son ellos?

Él suspiró cansado. —Me alegro de que te hubieras ido, cinco minutos después de tu partida, se produjo un tiroteo, no sé cómo demonios pasó, no sé quiénes están detrás de eso, no sé a quién estaba dirigido, había muchas personas importantes ahí, alguien burló la seguridad del club, ya contacté a mis abogados... 

— ¿Y ellos quiénes son? —Preguntó algo asustada.

—Son los guardaespaldas, esto será por el momento. No quiero que te muevas de aquí, no quiero que salgas sin mi permiso, no al menos hasta que se resuelva todo esto. ¿Entiendes? 

—Perfectamente —respondió abrazándolo. — Me alegro de que estés bien.

—Yo me alegro de que tú lo estés, princesa —dijo y le besó el pelo. —Prométeme que me vas a obedecer. 

Ella lo observó. —Lo haré, lo juro. 

Nirvana lo vio decirle algo a los guardaespaldas, y luego caminar hacia la habitación, ella lo siguió. Él tomó a la niña, la cual estaba despierta y la meció en sus brazos. —Hola princesa —le dijo. 

Nirvana sonrió y se sentó en la cama. —Quieres mucho a Sarah ¿Verdad? —Le preguntó y luego de hacerlo se sintió estúpida. 

Él se acostó con la niña en la cama. —Tú y la niña son lo más importante para mi —le dijo acariciando su mano e invitándola a acostarse. 

Ella obedeció y le sonrió. Justo cuando pensaba decirle algo, escuchó a alguien tocar la puerta de la habitación. Justin le dio un beso en los labios y se paró de la cama. —Quédate aquí.

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora