22.

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La semana pasó volando, ella había ido un par de veces a la oficina, y había visitado a Omar, ellos se estaban recuperando de su perdida. Lo que sí la tenía estresada era el día de campo que había organizado la compañía en un club de golf. Odiaba ese tipo de eventos, odiaba ese tipo de personas, esos inversionistas y demás ejecutivos que eran narcisistas. 

— ¿Me veo bien? —preguntó antes de entrar al club. Se había puesto un vestido color crema y sandalias, su pelo estaba envuelto en una trenza y tenía un maquillaje sencillo. 

—Te ves hermosa —le susurró Justin, tomándola de la mano.

Ella empujó el cochecito del bebé con la mano libre. Se asombró cuando entró al lugar, habían muchísimas personas, y eso la ponía nerviosa, todos al verlos le sonrieron y saludaron. Ella no era nada buena con las introducciones, así que se alegró cuando Justin llevó el mando en el tema de conversación.

Vio a Lucía en una esquina y fue hacia ella, las demás mujeres que había eran demasiadas presumidas para tan siquiera pensar en entablar una conversación con ellas. Luego de comer y alimentar a su hija, por alguna extraña razón justin desapareció, no lo veía cerca de sus amigos, ni de la piscina, pensó en dejarle la bebé a lucía para ir a buscarlo, pero cuando miró en su dirección se dio cuenta de que se estaba besando con Alan, y ella definitivamente no arruinaría ese momento romántico.

Se paró de su asiento y empujó el coche por los alrededores del club, era inmenso y precioso, podría quedarse ahí para siempre, era como un pequeño paraíso, le preguntó a varios meseros y a parte del personal si habían visto a Justin, pero ellos no le dieron ninguna buena información. Llevaba aproximadamente tres minutos caminando cuando en el área de entrada escuchó que hablaban dos personas. 

— ¿Qué diablos haces aquí? —escuchó que preguntaba justin.

Ella se acercó un poco para ver a la chica morena de pelo negro frente a él. Se notaba triste y estaba llorando. — ¿Cómo me puedes decir eso? —preguntó la chica secándose las lágrimas. 

— ¿Qué haces aquí? —Escuchó que preguntaba justin de nuevo. —No te invité aquí. Vete.

—No me iré, solo quería verte un momento. ¿Acaso eso es prohibido? ¿Qué pasa, justin? ¿Tan repugnante soy? ¿Ya no recuerdas todo lo que vivimos? 

—Cierra la maldita boca.

— ¡No me hables así! —exclamó ella, empujándolo. —No lo hagas. 

Nirvana cerró los ojos. No podía creer lo que escuchaba, no quería creerlo. Sin darle más larga al asunto, se acercó a ellos. — ¿Justin? —lo llamó.

La chica la vio y sonrió tristemente. —Ella es tu esposa. ¡Tú esposa! —Gritó—.

Justin suspiró con cansancio. — ¿Cómo sabes eso? 

— ¡Todo el mundo lo sabe! —Exclamó llorando—. Eres una maldita figura pública. Supongo que esa niña debe ser tu hija ¿No? ¡Contesta!

— ¿Qué está pasando? —preguntó Nirvana, mirando a la chica.

—Coral... cierra la boca... —le advirtió él.

— ¿Quieres saber qué pasa? ¿De verdad lo quieres saber? —Le preguntó a nirvana.

—Coral... cierra la...

— ¡No! —exclamó ella, enojada. —No lo haré. Este tipo que ves ahí parado, era mi ex novio, estuvimos juntos por muchos años, éramos una maldita pareja feliz, y aunque éramos jóvenes, éramos felices, él me amaba, o al menos eso me hizo creer. 

— ¿Qué? —Preguntó Nirvana mirando a justin. — ¿De qué trata esto? 

Él la observó con ojos de arrepentimiento pero ella lo ignoró, miró a la chica. —Continúa —la alentó.

—Fuimos junto a la escuela, y parte de la universidad. Era muy estúpida en ese tiempo. Él de un momento a otro cambió, y entonces salí embarazada —Dijo la chica con lágrimas en los ojos. —pero no pude llegar a tener a mi hijo, porque el hombre que era bueno, responsable, cariñoso, atento, ese hombre que yo amaba, cambió, y todo lo enfocaba en hacer dinero, en la maldita empresa, y un hijo le estorbaría los planes. 

La chica tomó un respiro y sonrió tristemente. —Él me hico abortar, me obligó a hacerlo, él no creía en el matrimonio y yo le creí, tampoco quería niños en su vida y también le creí... Lo que no entendí es que el problema no eran los niños ni el matrimonio, el problema era yo... solo yo. 

—Mírate justin, mírala a ella, odiabas el matrimonio y ahora estás casado. ¡Casado! —Gritó—. Odiabas los niños y tienes un bebé. ¿Qué pasó? ¿No se suponía que esos eran nuestros malditos planes? 

Nirvana trató de hablar pero las palabras no le salieron, sentía pena por la chica, ella conoció el monstruo dentro de Justin, no se le hacía extraño creer todo lo que decía ella decía, hasta cierto punto dolía. 

Vio a Adam aparecer y mirar a la chica con ojos muy abiertos. Coral... —susurró—. ¿Qué haces aquí? —Preguntó acercándose a ella. Lucía caminó detrás de él y se posicionó al lado de la chica. — ¿Quién es ella? —le preguntó a Adam, pero él la ignoró. 

—Llévatela de aquí, Adam —le ordenó Justin.

—Te odio —dijo la chica—. Te odio. No puedo creer que seas tan cruel. No puedo creer que me haya enamorado de ti. ¡Eres un imbécil! —Le gritó—. ¡Un insensible! ¡Una maldita bestia! 

Sarah en ese momento empezó a llorar, Nirvana la tomó en brazos y la pegó contra su pecho. Justin la observó pero ella desvió la mirada. Algo dentro de ella se había roto, esa pequeña esperanza que tenía de que Justin cambiara se había achicado más, amaba al Justin actual, pero el antiguo la aterraba. 

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora