87.

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Nirvana hizo un puchero y se alejó de sus brazos. —No me quites la diversión —dijo cruzándose de brazos.

—Estás borracha.

Ella rodó los ojos. —No lo estoy —respondió.

Cuando decidieron irse a casa eran alrededor de las dos de la mañana, nirvana trató de valerse por sí misma pero falló miserablemente, Justin la llevó en brazos hasta el auto, y una vez en casa la dejó en la cama. —No entiendo por qué estás enojado —dijo ella desvistiéndose.

Justin respiró hondo y empezó a quitarse la camisa. —Tal vez por el hecho de que me enteré a último minuto de que mi esposa se iba a emborrachar a un maldito bar.

—Estás exagerando.

— ¡Estás borracha! —Exclamó en tono alto—. Ambas estaban ebrias. ¿Cómo pensabas regresar a casa? ¿Conduciendo?

Nirvana rió. —Bueno, fui en el auto de lucía, pero hubiera venido en taxi, o le hubiera dicho a algún chico que me trajera, ellos son serviciales —dijo sentándose en la cama.

— ¡Maldita sea! —Lo escuchó gritar y tomar el vestido que ella había dejado en el suelo—. Voy a romper esta maldita cosa, ¡Estabas casi desnuda!

Ella se horrorizó. — ¡Es mi vestido! —Exclamó enojada.

— ¡Me importa una mierda que sea tuyo! —Gritó enojado.

Ella sintió que las lágrimas iban a salir por sus ojos. —Odio cuando me gritas —dijo en tono débil.

Justin dejó el vestido en el pequeño mueble, y le dio la espalda para seguir desnudándose.

—Odio cuando me prohíbes cosas, cuando dices "No saldrás de aquí" y no aceptas una réplica, lo odio tanto —dijo ella con tristeza.

Justin suspiró y la observó por unos segundos. —Estás borracha, duérmete.

Nirvana sollozó. —Odio cuando te vas de viaje, siempre pienso que te estás acostando con mujeres, y que nos abandonarás para irte con alguna otra chica que sepa de negocios y que sea inteligente y estirada —dijo secándose las lágrimas.

Él se sentó en la cama y le acarició la mejilla. —Ya estuve con esas mujeres, pero luego te conocí y quise casarme contigo y tenemos a Sarah, te elegí para que seas la mamá de mi bebé porque te amo, nunca había amado a alguna mujer como lo hago contigo. Y no, no me estoy acostando con nadie más.

Nirvana le dio un beso en los labios. — ¿Me lo prometes?

Justin besó sus parpados y lamió sus lágrimas saladas. —Te lo prometo, princesa. Ahora vas a dormir —le dijo poniéndole las sábanas y dándole un beso en la frente.

—No destruyas mi vestido —le rogó acurrucándose en las sábanas.

—No lo haré —respondió él—. Estabas hermosa esta noche.

Nirvana sonrió antes de quedarse dormida. Sintió sus besos por toda la espalda. Cuando abrió los ojos lo primero que hizo fue correr hasta el baño y vomitar.

Justin estaba despierto, alistándose para ir al trabajo, ella apenas pudo mantenerse en pie, después de vaciar todo lo que tenía en su estómago, cepilló sus dientes, tenía todo el maquillaje corrido, parecía un payaso de una película de terror. Se lavó la cara y regresó a la cama. Su cabeza dolía y su estómago también.

Luego de unos minutos vio a Justin entrar con un té en la mano. — ¿Lo hiciste tú? Le preguntó lentamente.

Él negó. —Susana amaneció aquí.

Nirvana asintió, lo había olvidado por completo. Se tomó el extraño líquido verde y en menos de tres minutos corrió al baño a vaciar el contenido en el retrete. — ¿Cielo? —Escucho que dijo Justin detrás de ella, poniendo una mano en su hombro.

Ella se alejó de él y se metió en la cama. Justin se sentó en la cama y acarició su mejilla. —No salgas de la cama —le dijo.

—No vayas a trabajar —rogó nirvana—. Quédate conmigo, por favor.

Vio la indecisión en sus ojos pero finalmente una sonrisa se formó en sus labios. —Trabajaré en casa hoy. ¿Te parece bien?

Nirvana no se pudo levantar en todo el día, agradeció que Susana estuviera en casa, ella en su estado no podía cuidar de nadie, a mitad del día vio a Susana entrar a la habitación y dejar a la niña en la cama, también le llevó algo ligero para comer.

Sarah se acostó a su lado y fijó su atención en la tv, Nirvana se acurrucó entre las sábanas y abrasó a su pequeño hija. Había recibido la llamada de lucía, ella la estaba invitando a su casa, se sentía de lo más genial y estaba pensando en ir a la playa el fin de semana. ¿Cómo lo hacía?

Nirvana cerró los ojos lentamente, estaba tan cansada y su estómago dolía horrores. Cuando volvió en sí, notó que estaba sola en la cama, que había anochecido y que estaba fuertemente lloviendo. Se dio un baño, su cuerpo ya no dolía tanto, buscó una camiseta de Justin y se la puso.

Entró en el estudio, hacia frio. Notó que él estaba sentado leyendo un libro. Apenas tenía 28, pero parecía mayor, mucho mayor, tal vez era por el hecho de que siempre vestía formal, de que había adquirido el perfil de importante empresario en poco tiempo, o que siempre parecía tener todo bajo control, era como si todo descansara en sus manos y él tenía el poder de mantenerlo o destruirlo.

Ella se inclinó para darle un beso, sonrió. —puedes besarme, me di un baño, no es como si fueras a encontrar algún residuo de vomito en mi cuerpo o en mi boca —dijo sentándose en el escritorio.

Él dejó el libro en la esquina en el escritorio y se paró del asiento, se posicionó entre sus piernas, acarició su mejilla y la besó. —Me gusta cuando estás así, me gusta la Nirvana natural, no la Nirvana callada y asustadiza.

Ella lo abrasó. —Te amo dijo con voz diminuta.

—Yo también, preciosa.

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora