44.

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Nirvana, por alguna razón no podía despegar su mirada de él. Era injusto, él tenía el cuerpo demasiado irresistible. Era hermoso y lo peor era que él lo sabía, y sabía también el efecto que tenía en ella.

—Necesito dormir —dijo ella lentamente, pasándole por el lado, caminando en dirección a la cama, sintió que Justin le apretaba el codo. 

—Tú no necesitas dormir —le dijo, mirándola de arriba abajo—. Te diré lo que necesitas —le dijo tomándola por el cuello bruscamente y besándola. 

Ella trató de despegarlo, pero siendo sincera. ¿No era estar en sus brazos lo que necesitaba? Acarició sus hombros y se apretó más contra él. 

Justin caminó junto con ella hasta la cama, aún sin despegar sus labios de su boca, la tiró en la cama y terminó de desnudarse. Nirvana ni siquiera se quitó la ropa, él era que la dirigía, él mismo se arrodilló en la cama y la desnudó lentamente. 

Ella lo haló hasta su cuerpo. Lo besó fuerte y envolvió en sus dedos su pelo, malditamente no necesitaba que le besara todo el cuerpo, ni que la acariciara, lo que único que quería era tenerlo dentro, y cuando sintió que la penetraba fuerte no pudo evitar gritar de puro placer. —Esto es lo que necesitabas, cariño —le susurró—. Mírame —le ordenó, y ella no tuvo más remedio que obedecerlo. Lo acompañó en cada embestida, tenía ganas de echar la cabeza hacia atrás y gritar pero él se lo estaba impidiendo, se mordió el labio y gimió aún con los ojos abiertos. 

Él estaba disfrutando verla contenida con la vista fija en él, su sonrisa lo reflejaba. — ¡Justin! —exclamó, sintiendo que no aguantaba más, estaba demasiado mojada, demasiada excitada para poder soportarlo más. — ¡Justin! —volvió a repetir, esta vez corriéndose.

Echó la cabeza hacia atrás y se dejó caer en la almohada, su pecho subía y bajaba de prisa, sintió como él besaba su cuello, aun golpeando en su interior y luego tomaba uno de sus senos y lo mordía, eso la hizo gritar y excitarse otra vez. 

Él frotaba su cuerpo contra ella, y esa fricción la estaba volviendo loca, rodeó su cintura con sus piernas y gritó con cada embestida que él le propiciaba, luego de unos segundos estaba a punto de romper en un orgasmo, nuevamente. 

Él soltó el pezón que tenía en sus labios y tomó el otro, ella gritó y sintió que estaba explotando en su interior, él la besó con fuerza y ella sofocó un grito en sus labios, rápidamente sintió como él se derramaba dentro de ella y luego se le desplomaba encima, Nirvana gimió y se corrió. 

Miró al techo, mientras acariciaba el pelo rubio de su esposo, sonrió con satisfacción y cuando él se levantó de sus brazos sintió como si hubiese perdió parte de su propio cuerpo. Incapaz de soportar estar lejos de él, se acurrucó contra su pecho.

Él la arropó con sus brazos, también subió una pierna por su cintura y la apretó contra él. Poco importaba que estuvieran sudados, el deseo de estar entrelazados era aún más fuerte. 

Nirvana sonrió cuando sintió que él depositaba un tierno beso en su frente. —Te amo —le susurró él, tomando las sábanas y arropando a ambos—. Siento no haberte respondido el teléfono, no lo escuché. Tú y la niña están por encima de todo. 

Ella besó su pecho y luego lo observó. —Yo también te amo —respondió, buscando su mano y entrelazándola con la de ella. 

Nirvana esperó hasta que la convención terminara, se había quedado en la habitación con la niña, la cual estaba aparentemente en perfecto estado de salud. Aprovechó el tiempo a solas para organizar todo el equipaje, quería regresar a casa. 

Justin subió a la habitación más pronto de lo habitual, caminó hasta ella y la alzó entre sus brazos. — ¿Qué pasa? —preguntó ella, mirándolo.

—Nos podemos ir, ya.

Ella frunció el ceño, pero no discutió con él, bastante bien estaban para arruinar el momento con preguntas tontas. Lo vio caminar hasta donde estaba Sarah y alzarla en sus brazos varias veces, lo que provocó que la niña rompiera a llorar. Él trató de calmarla, pero finalmente fue ella la que tuvo que socorrerlo, y tomar a la niña en brazos.

Llegaron temprano a casa, apenas estaba anocheciendo. Nirvana se dejó caer en la cama con la niña. —Hogar, dulce hogar —escuchó decir a Justin entrando a la habitación.

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora