89.

1.1K 52 1
                                    

— ¿Tres condiciones? —Preguntó débilmente temiendo de lo que viniera a continuación—. ¿Cuáles son?

Justin alzó tres dedos.

1. Vas a dejar el trabajo.

2. Te vas a ir de vacaciones por una semana con la niña y con lucía al país que escojas.

3. Y me vas a dar otro bebé.

Nirvana sintió sus lágrimas caer. Quiso decir algo pero sus palabras no salieron. No quería hacer ninguna de las tres estúpidas cosas, es decir, ¿Tener otro bebé? Por dios, era su cuerpo, ella decidía si traía otro niño al mundo no él, y además ella no quería tener más hijos.

Lo vio caminar hasta ella y poner una mano en su hombro, se inclinó y le susurró al oído. —Si sientes que no puedes, dímelo y arreglaremos esto.

— ¿No vas a ceder verdad? —Preguntó ella mirándolo a los ojos.

—Tú quieres mantenerlo en el trabajo y yo no quiero, tú cumplirás mis condiciones aunque no quieras.

— ¿Por qué viajar? —Preguntó nirvana, ni siquiera discutiría la condición número uno, sabía que lo primero que él iba a pedir es que dejase el trabajo, él siempre odió que ella se moviera de la casa.

—Porque sé que cumplir las condiciones te pondrán triste, así que vas a descansar en el lugar que quieras e irás con lucía porque es una chica y así harán todas esas mierdas de chicas.

— ¿Y si lucía no quiere ir?

—Me aseguraré de que suba al maldito avión contigo, que lucía quiera o no, no es problema.

Nirvana lo miró fijamente. —Estamos bien con Sarah, no quiero tener otro niño. No se trata de ti, es mi cuerpo, tan solo tengo 20 no quiero estar llena de niños, ni siquiera sé cómo ser una buena mamá para Sarah. Por favor, esto es tan injusto.

—Vas a sobrevivir, lo sé —dijo él saliendo del estudio. Nirvana rompió a llorar cuando sintió la puerta del estudio cerrarse. Tapó su cara con ambas manos. No quería tener más hijos, no quería cumplir ninguna de sus condiciones, no quería que despidiera a Omar, y lo peor es que no quería estar enojada con Justin, no quería discutir con él.

Salió del estudio minutos después, comprobó que él ya se había marchado. Pasó tiempo de calidad con su hija, Sarah era la única que estaba contenta en la situación, era razonable, si ella no iba al trabajo significaba que estarían todo el día juntas, justo como a la niña le gustaba. Si se iban de viaje, Sarah iba a estar con ellas, y si ella tenía un nuevo bebé, Sarah definitivamente estaría feliz con su nuevo hermanito o hermanita.

Nirvana tocó su vientre. Viéndolo desde ese punto de vista, al menos alguien sería feliz, bueno, también Justin sería feliz, él deseaba mucho tener otro bebé, sin contar que Omar también estaría feliz porque seguiría teniendo dinero por su trabajo, y formaría una familia con Irene. Todos iban a ser felices excepto ella. ¿Podía ella sacrificarse por la felicidad de tres personas?

Observó a Sarah, la niña estaba tratando de colorear algo, nirvana secó sus lágrimas y miró por la ventana, no quería estar triste pero era imposible. Llamó a lucía, ella estuvo encantada de salir del país, le propuso ir a Alemania. —Si, como quieras —había respondido nirvana.

Planearon irse al oro día en la tarde, era pronto, lo sabía pero ¿Qué más daba si era ahora o en dos semanas? De igual forma tenía que cumplir las condiciones que le había impuesto Justin.

Durmió a Sarah y la llevó a su habitación, la niña se estaba adaptando lentamente a su habitación, nirvana fue a la cama temprano, se quedó mirando al frente por un rato, no quería dormir, no podía dormir, y no importaba lo tan cansada que estaba en el interior, por alguna extraña razón sus ojos no querían cerrarse.

Después de unas horas escuchó la voz de Justin, se acurrucó entre las sábanas. Todo lo que estaba sintiendo era contradictorio, quería todo y al mismo tiempo no quería nada. Luego de unos minutos sintió que la cama se hundía. —Me voy mañana —dijo lentamente dándole la espalda—. Lucía eligió Alemania, a mí me da igual a donde vayamos, nos iremos en la tarde, o en la noche, aún no lo sé.

Esperaba su respuesta, pero lo único que reinó en la habitación fue un absoluto silencio, no fue sino diez minutos después cuando escuchó la risa de Justin. —Es increíble —dijo él saliendo de la cama.

Ella se sentó y lo observó. — ¿Qué pasa? —Preguntó al verlo con ambas manos en su cabeza.

—Estás dispuesta a hacer lo que sea por él ¿No?

Ella frunció el ceño. — ¿De qué hablas? —Preguntó sentándose en el borde de la cama.

—Tu amor por él es tan grande que no importa qué diablos te hubiera dicho que hicieras, simplemente lo hubieras aceptado con tal de protegerlo —dijo él en tono alto. ¡Maldita sea, Nirvana! —Gritó enojado.

—No quiero discutir, tú me pediste que... —empezó a decir con la voz quebrada.

—Bien, olvida lo que te dije, y no te vayas.

Nirvana negó. —Lo vas a despedir —afirmó con tristeza.

Lo vio tomar su almohada y salir de la habitación, estrellando la puerta tras su espalda. Ella tapó su boca con su mano y reprimió las lágrimas que se apilaban en su rostro. No sabía qué hacer para que todo estuviera bien. Y en ese momento entendió que tal vez lo que estaba dañando su matrimonio era exactamente eso, querer siempre que todos estuvieran bien. 

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora