88.

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Nirvana se levantó temprano. Realmente no sabía qué iba a hacer el resto de sus días, es decir, desde el accidente de Justin no había vuelto a trabajar, lo curioso es que antes de eso había tardado alrededor de dos meses para insertarse en el trabajo, así que no tenía ni puta idea de qué iba a hacer.

Se sentía bien en casa con Sarah, y no tenía problema esperando la noche para ver a su esposo, se sentía en cierto modo completa, y eso la asustaba, porque odiaba ser el tipo de mujer que se convertía en ama de casa, ella quería ser algo más que eso.

Regresaría al trabajo en unos días, tomaría el ritmo nuevamente y sería feliz. Sí, eso definitivamente iba a hacer.

Entró en el estudio, eran las seis, temprano para los seres humanos normales, pero no para Justin, el cual estaba vestido hablando por el teléfono.

—...Quiero que lo despidas, no quiero saber más de ese tipo en toda mi vida, sácalo hoy mismo. ¿No entiendes? Omar no puede seguir un momento más en mi empresa. ¿Puedes o no puedes hacerlo? Perfecto.

Nirvana sintió que algo dentro de ella se estiraba. —Justin —susurró con tristeza—. Justin ¿Qué estás haciendo? —Preguntó tragando forzado.

Él colgó y dejó el teléfono en el escritorio. —Lo que debí hacer hace mucho tiempo, cielo.

—Él necesita el trabajo —dijo Nirvana con voz débil—. Por favor.

— ¿Qué es lo que me estás diciendo, Nirvana? ¿Me estás queriendo decir que está bien que él no respete que sea tu esposo y que te bese en las instalaciones de mi propia compañía y que por eso debo ascenderlo? ¿Es eso lo que me quieres decir? ¿Está bien que él quiera meterse en tus bragas y yo lo tengo que permitir?

—Pero...

— ¿Por qué? Quisiste ayudarlos, te uniste con funcionarios públicos y construiste un complejo de casas, le diste una casa a él, le quisiste pagar la universidad. ¿Qué quieres que lo ponga de gerente? —Justin respiró hondo—. Quiero que entiendas que hay miles de puestos de trabajos, yo no lo quiero en mi compañía. No tengo por qué aceptarlo, y tú lo sabes.

Nirvana sentía que sus lágrimas se apilaban en sus ojos. Justin tenía razón, pero ella sabía que él no encontraría un mejor trabajo del que tenía. —Solo te pido que... —empezó a decir acercándosele. No sabía con qué se iba a justificar, pero quería intentarlo. —Por favor —dijo acariciando el pecho de su esposo.

—No quiero que esté cerca de ti, no tengo porqué permitirlo. Y odio que te pongas así cuando sabes que tengo razón, me haces ver como el malo en la situación cuando no lo soy. Solo estoy protegiendo lo que es mío. Él ya demostró que quiere estar contigo.

—Vamos, lo que pasó fue un error, te prometo que...
Él negó alejándola de él.

—La respuesta es no. no me voy a quedar de brazos cruzados mientras él intenta separarnos.

Nirvana cerró los ojos. —Haré lo que sea que quieras que haga, pero déjalo en el trabajo. Él lo necesita.

Justin arqueó una ceja y rió con amargura. — ¿Estás dispuesta a hacer lo que sea para que lo deje en el trabajo? ¿Tanto lo amas? —Preguntó con rabia—. Acepto, si quieres que él permanezca en el trabajo tienes que hacer tres cosas.

Ella asintió lentamente. Se sentía mal. Estaba presionando injustamente a Justin, él no tenía por qué dejar a Omar para siempre en el trabajo, pero ella escuchaba esa pequeña voz en el interior que le gritaba que no abandonara a su mejor amigo. Se estaba comportando como una estúpida, quería mantener la armonía entre Omar y Justin sabiendo que mientras ella estuviera en el medio eso sería imposible.

— ¿Tres condiciones? —Preguntó débilmente temiendo de lo que viniera a continuación—. ¿Cuáles son?

Amor Destructivo II (Disponible en físico & PDF) Links en bio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora