Desde el alma

Capítulo 74

―Sofía ―intervino el doctor―, estamos luchando para que eso no suceda, es verdad que es una posibilidad, pero es solo eso, una posibilidad entre muchas otras. Tú eres joven, siempre has sido sana, tienes muchas probabilidades de salir de todo esto. No bajes los brazos ahora.

―Está bien, doctor, lo haré, pero si llega el momento en que no pueda más, lo dejo.

―Bueno, Sofía, eso lo veremos, ahora haremos el examen de sangre y luego a la quimio, esta quizás sea la última.

El doctor llamó a Cynthia para que llevara a Sofía a la Sala de Procedimientos. Cuando quedaron solos María Elena preguntó:

―Doctor, ¿ella puede dejar el tratamiento?

―Sí, María Elena, ella es mayor de edad y esa decisión la toma ella.

―Si lo deja... ¿podría morir? ―preguntó Adolfo, con angustia.

―Sí, Adolfo, las células cancerosas son muchas, si abandona el tratamiento podría morir.

―¿Y si este tratamiento no resulta?

―Tenemos que ver qué arroja el resultado de los exámenes y saber si tiene la mutación del gen, por ahora no puedo decir más sin los exámenes. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos.

―Hay que confiar en que todo va a salir bien, sé que es muy difícil, pero hay que hacerlo ―dijo Lucía luego de escuchar lo que María Elena y Adolfo les dijeron.

―Mané, Adolfo ―intervino Nalia―, no sé qué decirles, solo lo que dijo Lucía, hay que tener fe en que Sofía saldrá bien de todo esto.

―Tía, estamos con ustedes ―dijo Esteban―, no sé qué hacer para ayudarles.

―Nada ―dijo Adolfo―, no se puede hacer nada, solo esperar y confiar.

―Yo siento que ya no tengo fuerzas ―exclamó María Elena llorando.

Adolfo la abrazó y le dio un beso en la frente.

―Saldremos de todo esto, amor, ya lo verás.

―Tengo tanto miedo.

―Yo también, pero debemos ser fuertes.

―Llora tía, eso te hará bien ―le dijo Soledad―, te desahogarás y así tendrás fuerzas para estar con la Sofi.

―Eso es lo que necesitamos en estos momentos, fuerza ―dijo Adolfo―, vamos a sacarlas de alguna parte.

―Hablando, tío ―dijo Esteban―, solo hablando y desahogándose nacen nuevas fuerzas y para eso estamos nosotros.