Desde el alma

Capítulo 63

El lunes a Sofía le tomaron las muestras de sangre y el viernes le harían la leucoféresis, mientras tanto debía seguir con los medicamentos que le había recetado el doctor Rosales. En la semana vio a sus amigas, fueron al cine, estuvieron en la casa de Paula y fueron al mall a tomar helados.

Había pasajes a Villarrica para el domingo en la mañana, esta vez viajaría Vania y sus padres con ellos.

El jueves en la mañana Sofía despertó y vio en su brazo un moretón, luego en la tarde tuvo sangrado de nariz lo que terminó por desanimarla. El viernes le hicieron la leucoféresis y al terminar se fue a la cama, se sentía cansada y débil, había estado bien esos días y había vuelto a lo mismo. Estaba aburrida de tanto examen, de los medicamentos, de sentirse bien y luego volver a sentir los síntomas. Tenía ganas de llorar, quería hacer tantas cosas y no se sentía con ánimo. Tenía miedo. "Hija, le había dicho su padre, nosotros también tenemos miedo, pero a pesar de eso, sabes que estamos a tu lado, te pido por favor que tu ánimo no decaiga, esperemos el resultado de los exámenes y luego vemos, recuerda un paso a la vez."

―Vania ―llamó a su amiga―, ¿cómo estás?

―Hola, amiga, bien, ¿y tú? ¿cómo te fue en la leucoféresis?

―Me la hicieron, pero ahora me siento mal otra vez.

―Pucha, amiga, ¿y te sientes muy mal?

―No como después de la quimio, pero sí me siento un poco mal y sin ánimo. Estoy aburrida.

―Amiga, pero solo será esta tarde, mañana amanecerás bien.

―Sí, lo sé, pero me aburre sentirme bien y después volver a lo mismo, vivo mi vida a intervalos, pero nada, voy a pensar en que el domingo viajaremos juntas a Villarrica y me quedaré en la cama hasta que esto pase.

―Sí, Sofi, quédate en la cama y piensa que pronto estaremos en Villarrica y lo pasaremos genial.

―Sí, Vania, eso haré, ahora voy a dormir un ratito.

―Bueno, hablamos en la noche para ver cómo sigues.

―Está bien, hablamos después, un besito.

―Otro para ti y espero que te alivies pronto.

―Gracias, Vania.

Sofía se durmió y en la tarde llamó a Soledad.

―Sofía, hola, ¿cómo estás?

―Más o menos, Sole, ayer apareció un moretón y en la tarde tuve sangrado de nariz y hoy después del examen quedé cansada, me siento débil y ya no quiero sentir esto. Estoy aburrida, Sole. ¿Estás ocupada?